Las unidades de cuidados intensivos de los hospitales públicos de la capital siria, Damasco, alcanzaron su capacidad máxima debido a un fuerte aumento de las infecciones por coronavirus, lo que llevó a los médicos a trasladar a los pacientes a hospitales en otras provincias, dijo el jueves el Ministerio de Salud.
El anuncio fue un reconocimiento público poco común de la gravedad del brote en Siria, que ha sido devastada por una década de conflicto que tuvo importantes efectos en el sector médico.
Siria ha informado de un aumento en las infecciones en las últimas semanas que incluyeron al presidente Bashar Assad y su esposa Asma, que actualmente se están recuperando, según la oficina del presidente.
Siria reportó 149 nuevos casos el jueves, elevando el total de infecciones registradas en el país a 16,925, incluidas 1,130 muertes desde que se reportó el primer caso en marzo del año pasado.
Se cree que el número es mucho mayor ya que la mayoría de los sirios no pueden permitirse una prueba de PCR. Siria se encuentra en una profunda crisis económica, ya que la guerra ha dejado a más del 80% de la población por debajo del nivel de pobreza.
Una prueba en un hospital o clínica privada cuesta 126.500 libras sirias alrededor de USD 28 a la tasa del mercado negro en un momento en que la mayoría de los ingresos mensuales en Siria son inferiores a USD 100.
El jefe del departamento de emergencias del ministerio de salud, Toufic Hasaba, dijo a la agencia estatal de noticias SANA que las unidades de cuidados intensivos en los cuatro hospitales estatales de Damasco están llenas y que los necesitados fueron trasladados a hospitales en otras provincias a principios de esta semana.
Hasaba instó a las personas a tomar medidas de precaución, incluido el uso de máscaras, el distanciamiento social y la desinfección.
El Ministerio de Salud dijo que los casos de coronavirus se han disparado en las últimas dos semanas, pero no dio una razón.
La pandemia, que ha puesto a prueba severamente incluso a los países desarrollados, ha sido un gran desafío para el sector de la salud de Siria, ya agotado por años de conflicto que mató a más de medio millón y desplazó a la mitad de la población del país antes de la guerra de 23 millones.
Siria inició una campaña de vacunación a principios de este mes, pero no se han dado detalles sobre el proceso. El ministro de Salud dijo que el gobierno adquirió las vacunas de un país amigo, que se negó a nombrar.