Puntuación: 8,5Arquitectura
8
Decoración
9
Mantenimiento
9
Confortabilidad
9
Aseos
8
Ambiente
8
Desayuno
7
Atención
10
Tranquilidad
10
Instalaciones
8
Ahora que se habla tanto de experiencias, eso de visitar una bodega para hacer tu propio vino, ensamblarlo, embotellarlo y llevártelo a casa es una de las experiencias turísticas por antonomasia. Y si el marco incomparable es el valle portugués del Douro, se nos puede quedar muy escuálido el diccionario para encontrar el vocablo definitivamente definitorio.
Pero esa experiencia existe. Se ofrece en la Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo, muy cerca de la localidad de Pinhão, donde el río describe un meandro pródigo en terrazas de viñedos geométricos y mansiones con capillas y cruceiros tradicionales. Fue fundada en origen por la familia real lusa hasta que, dos siglos después, pasó a manos de la familia Amorim, los reyes del corcho, que determinó la conversión de la finca en un emporio vinatero bajo la etiqueta Douro y un hotel de 11 únicas habitaciones en el centro geodésico de sus 120 hectáreas en verde charol orientadas hacia el río, laderas abajo.
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La piscina del hotel con vistas a los viñedos y el río Duero. Francisco Nogueira
Con seis habitaciones señoriales, la casa madre, construida en 1756 y rediseñada por la interiorista Ana Isabel Vale, mantiene su mobiliario de madera noble, con sillones tapizados en tartán, armarios de estilo remordimiento y tálamos decorados con encajes de bolillos. Para meterse en la cama hay que subir unas escaleras, que aquí dormía el rey. Nobleza obliga a subir.
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Detalle de una de las habitaciones del hotel Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo. Francisco Nogueira
Anexas a ellas, las estancias con terrazas invitan a respirar el aire de sus arriates, los cipreses y otros árboles centenarios. O zambullirse sin pedir permiso en la piscina con vistas al viñedo. Aunque nada más inolvidable que un paseo fluvial a bordo de un arrastrero inglés de los años setenta, propiamente bautizado como el Nossa Senhora do Carmo.
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Una de las instalaciones que forman parte del complejo hotelero es una capilla que data del siglo XVIII. Francisco Nogueira
La cena tiene lugar a hora temprana en el restaurante Terraçu —otro homenaje al viñedo aterrazado— bajo un imponente techo de vigas de madera y frente a dos románticas chimeneas que ennoblecen las dos propuestas de menú (tres o cinco platos) elaboradas por el chef André Carvalho. Muy de inspiración francesa, claro está, pues el hotel está adscrito a la marca Relais & Châteaux.
Quizá el desayuno, a la mañana siguiente, podría complementar sus ricos platos con un ritual de desperezo que fuera más allá del autoservicio. Qué mejor homenaje a una casa histórica que ha permanecido volátil sobre el gran valle portugués del vino, como lo atestigua la capilla anexa a la casa principal, donde todavía se concelebran misas de vendimia, y la otra capilla próxima a las riberas del Duero, donde la talla granítica de Nossa Senhora do Carmo exhibe su escapulario de la orden carmelita.
Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo
Dirección: Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo. 5085-222, Covas do Douro (Portugal)
Teléfono: +351 969 860 056 y +351 254 730 430
Web: quintanova.com
Instalaciones: jardines, piscina, bodegas, capilla, salón de estar, cafetería, restaurante
Habitaciones: 11 dobles señoriales.
Servicios: una habitación adaptada para discapacitados; animales domésticos prohibidos.
Precios: desde 189 euros la habitación doble, desayuno e IVA incluidos.
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