La guerra del Kremlin contra todo lo que tacha como “cultura occidental” ha llevado a un nuevo nivel la represión de derechos universales entre su propia población. La Duma estatal rusa, la Cámara baja, ha aprobado una nueva versión de su “ley contra la propaganda LGTBIQ”. Una vez entre en vigor, ya no solo estará prohibida cualquier declaración a favor “de las relaciones o de las preferencias sexuales” de ese colectivo delante de menores, sino que también estará vetada entre adultos; y la censura llegará incluso a todas las obras culturales, desde las películas a los libros. Para los legisladores y el propio presidente ruso, Vladímir Putin, se trata de defender “las fronteras” frente al “satanismo” de Occidente.
El Parlamento ruso ha aprobado este jueves el proyecto de ley en la primera de las tres lecturas que debe hacer del documento. Para ahondar aún más en lo que los sociólogos llaman un “problema de cuña”, un debate que divide a la sociedad y permite distraer la atención de otras cuestiones, como por ejemplo las guerras, los legisladores han incluido en el paquete de reformas un endurecimiento de los castigos por delitos de pedofilia, trastorno psiquiátrico que se intenta relacionar con el colectivo LGTBIQ.
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En la elaboración de la ley han participado todos los partidos que conforman el arco parlamentario. “Hemos tomado una decisión únicamente en interés de nuestros ciudadanos, en interés de nuestro país”, dijo durante la sesión el presidente de la Cámara, Viacheslav Volodin. El comunicado difundido por la Duma destaca que, “según las encuestas, el 16% de los europeos de 14 a 29 años se identifican como LGTBIQ”. En Rusia, la mayoría de edad está en 18 años. “Debemos hacer todo lo posible para proteger a nuestros hijos y a aquellos que quieren vivir una vida normal. Todo lo demás es pecado, sodomía, tinieblas, y nuestro país lucha contra esto”, añadió Volodin.
El promotor de la ley, el jefe del comité para la política de información, Alexánder Jinshtein, fue más allá en su canal de Telegram. “Nuestra iniciativa no es un acto de censura, no prohibimos la mención de personas LGTBIQ como fenómeno; prohibimos precisamente la propaganda”, afirmó antes de asegurar que esto es una forma de “defender nuestras fronteras” y “proteger la natalidad” de un país que ha movilizado a cientos de miles de hombres para la guerra.
“La operación militar especial tiene lugar no solo en los campos de batalla, sino también en la mente de las personas, en sus mentes y almas (…) esto demuestra una vez más nuestro choque de civilizaciones con Occidente, donde se está formando una conciencia de la superioridad de la orientación sexual no tradicional y transgénero como factor individualizador”, afirmó Jinshtein.
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La Duma tituló su comunicado Aprobación del proyecto de ley para la protección de los valores tradicionales. Esta minoría siempre ha sido una obsesión para el Kremlin. El presidente Vladímir Putin no pudo evitar referirse a ella durante su discurso a la nación por la anexión de los territorios de Ucrania del pasado 30 de septiembre. “¿Queremos tener aquí, en nuestro país, en lugar de un papá y una mamá, un padre número uno, padre número dos y padre número tres? ¿Están completamente locos allí?”, se dirigió a sus ciudadanos, a los que preguntó “¿Realmente queremos que se impongan perversiones que llevan a la degradación y extinción de los niños en nuestras escuelas? ¿Que les inculquen supuestamente otros géneros, además de mujeres y hombres, y les ofrezcan el cambio de sexo?”. Para Putin, respetar la libertad de esa minoría suponía “una supresión de la libertad que adquiere las características de una religión inversa, el satanismo absoluto”. Como contraposición, el mandatario juró prometer “la fe y los valores tradicionales” frente a EE UU y Europa, cuyo campo de batalla considera hoy por hoy Ucrania.
Nueva ola de restricciones
La nueva ley prohíbe que la publicidad muestre “relaciones o preferencias sexuales no tradicionales”, y las películas que las defiendan no recibirán permiso para su exhibición. Películas como Rocketman han sufrido antes grandes tijeretazos al llegar a los cines rusos, y hace un año, una cadena de alimentación muy popular pidió perdón por “herir” a los ciudadanos al mostrar una pareja de lesbianas en un anuncio. Las dos mujeres se vieron obligadas a huir del país por la campaña de acoso desatada en su contra.
Por otro lado, solo se podrá acceder a contenidos favorables al colectivo LGTBIQ en plataformas de pago cuando se pueda comprobar la edad del usuario mediante un código especial; y los agregadores de noticias con más de un millón de usuarios, y las redes sociales con más de medio millón, deberán quitar todas las publicaciones sobre ello.
Respecto a las obras clásicas, Jinshtein aseguró que libros como Lolita, de Vladímir Nabokov, “no pueden ser propaganda” porque la prohibición persigue “la difusión de información destinada a la formación de actitudes sexuales no tradicionales”. Sin embargo, los libreros advierten de que la decisión final dependerá de cómo juzgue esta arbitrariedad un tribunal.
Por defender al colectivo delante de adultos, la ley contempla multas de hasta 400.000 rublos (casi 6.500 euros al cambio actual), 800.000 en caso de ser funcionarios (unos 12.800 euros); y la suspensión de la actividad de la empresa que mostrase estos mensajes durante 90 días. Las multas serán mayores en caso de que delante haya menores, y los extranjeros serán expulsados del país en todos los casos.
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