Vuelve a subir la temperatura entre las dos Coreas. En un nuevo ensayo bélico, Corea del Norte ha disparado este miércoles al menos una decena de misiles balísticos desde diversos puntos y en diferentes direcciones. Uno de ellos ha impactado cerca de las aguas territoriales de Corea del Sur, a 57 kilómetros de Sokcho, una ciudad de la costa este surcoreana y ubicada a unos 50 kilómetros de la frontera con el Norte, y a 167 kilómetros al norte de la isla Ulleung, donde se ha activado la alarma antiaérea.
El ejército de Seúl ha asegurado que se trata de la primera vez que uno de los proyectiles del régimen de Pyongyang sobrevuela la frontera marítima de facto entre ambos países desde que acabó la Guerra de Corea en 1953, según ha recogido la agencia surcoreana Yonhap. El presidente de este país, Yoon Suk-yeol, lo ha calificado como un “acto efectivo de intrusión territorial”, según Reuters, y Seúl ha respondido de inmediato con el disparo de tres misiles efectuado también sobre el mar en dirección norte desde cazas de combate. Los proyectiles surcoreanos han atravesado igualmente la llamada Línea Límite Norte, la linde disputada ente ambos países.
El lanzamiento de cohetes norcoreanos se ha registrado en torno a las 8.51 de este miércoles (hora local) desde un punto cercano a la ciudad de Wonsan, en la costa este de Corea del Norte. Uno de los misiles ha surcado el cielo en dirección sudeste hacia la isla de Ulleung. Allí se han activado las alarmas antiaéreas a las 8.55, obligando a sus habitantes a buscar refugio durante unos 20 minutos, hasta que finalmente se ha sabido del impacto en mar abierto del proyectil, que ha caído en “aguas internacionales”, según Yonhap.
El régimen comunista comandado con puño de hierro por el líder supremo Kim Jong-un acumula este 2022 una cantidad insólita de pruebas balísticas; ha realizado cerca de una treintena de ensayos con misiles de distinto alcance, muy por encima de los registros de los últimos años. Entre ellos, probó el mayor proyectil intercontinental, conocido como “el monstruo”, en marzo ―un ensayo que Estados Unidos y Corea del Sur consideran un fracaso—, y hace menos de un mes disparó un misil balístico de largo alcance que sobrevoló Japón y obligó a algunos de sus ciudadanos a tomar refugio. Diversos analistas creen que Pyongyang podría estar preparando un nuevo ensayo nuclear, más de cinco años después de la última prueba atómica, que se produjo en pleno rifirrafe con el entonces presidente estadounidense, Donald Trump.
El nuevo lanzamiento de misiles del Norte se ha producido mientras Seúl y Washington desarrollan un ejercicio militar conjunto en el que participan más de 240 aviones, algo que Pyongyang ha denunciado como un acto hostil.
El martes, unas horas antes del incidente, el régimen exigió a Estados Unidos y a la vecina del Sur que detengan estos entrenamientos asegurando que se trata de una “provocación militar”. “Se está creando una grave situación en la península de Corea debido al excesivo enfrentamiento militar de las fuerzas hostiles”, ha dicho Pak Jong-chon, secretario del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea del Norte, a través de una declaración recogida por la agencia oficial del país, KCNA.
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El simulacro aéreo conjunto, bautizado Tormenta Vigilante, “es un ejercicio militar agresivo y provocador dirigido a fondo contra la República Popular Democrática de Corea, a la vista del número de cazas que participan en él y de su escala”, ha añadido. El régimen norcoreano también se ha quejado del nombre del ejercicio, por su parecido con Tormenta del desierto, como bautizó Washington la operación militar de la primera Guerra del Golfo, en 1991. “Es un mal presagio”, ha subrayado Pak.
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