Traficar con cocaína utilizando los cauces para el hachís era tan extraño como anómalo, hasta que en los últimos meses la policía ha comenzado a localizar alijos de polvo blanco que hablan de una nueva realidad en el Estrecho de Gibraltar. La Policía Nacional ha intervenido en un garaje en el centro de Huelva más de 1.600 kilos de esta droga, mucho más cara y peligrosa. Se trata del alijo más importante de la sustancia en la provincia onubense, y confirma una pauta de los narcotraficantes, tan incipiente como aún poco conocida, de distribuir coca aprovechando infraestructuras ya diseñadas para introducir hachís. Los investigadores han detenido a una persona, que permanece en prisión mientras continúa una investigación que está bajo secreto de sumario.
Los más de 1.600 kilos de droga se encontraban ocultos en un garaje ubicado bajo un local en el centro de la capital onubense, detallan fuentes de la investigación. El detenido era el encargado de custodiar el cargamento, tal y como ha asegurado la Policía Nacional en un comunicado emitido este miércoles. La organización criminal aprovechaba la infraestructura concebida para el hachís que se usaba para la cocaína, un tráfico que les reportaba unos beneficios muy superiores, según la investigación.
Los investigadores —integrados en el Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar, creado para dar respuesta efectiva al fenómeno del narcotráfico en el sur de España— aún no han desvelado la ruta internacional que ha seguido la cocaína hasta quedar aparcada en un garaje de Huelva; no ha trascendido si llegó en contenedores a algún puerto andaluz directamente de América o a través de Marruecos, o si utilizaron narcolanchas para transportar la droga como se hace con el hachís. Lo que sí parece claro es que, una vez salvado el Estrecho, los narcotraficantes emplearon sus vías habituales marítimas —lanchas por la costa o el Guadalquivir— y terrestres —potentes todoterrenos— para poner la droga a recaudo en sus escondrijos.
La Operación Dóberman de la Guardia Civil, a orillas del Guadalquivir, confirmó en marzo de 2020 sus sospechas de que los clanes utilizaban el cauce del río para introducir cocaína. Los agentes se incautaron de 1,2 kilos de esa sustancia precisamente en las costas de Huelva, la primera vez en que los agentes del sur de España detectaron un movimiento del polvo blanco en portes del hachís. La presión policial en el Campo de Gibraltar (Cádiz) ha obligado a los narcos no solo a desplazar y extender su base de operaciones a otras provincias, sino a diversificar su actividad, lo que explica la mayor cantidad de cocaína decomisada en las redadas policiales.
Las pesquisas sobre la cocaína intervenida, más de una tonelada y media, en el garaje de Huelva comenzaron cuando se constató que existía una organización dedicada al narcotráfico en la provincia andaluza. Y el foco se centró sobre ella, cuando los agentes confirmaron que la red estaba aprovechando los canales habituales del hachís para introducir grandes cantidades de cocaína. De esa infraestructura forma parte la cochera, que era usada como guardería de droga. Además de la cocaína, conservada en bolsas de deporte y fardos de arpillera, se hallaron otros efectos que indicarían que el local era utilizado como centro logístico de la banda.
Aunque el hachís sigue siendo la sustancia más intervenida en la ruta del Guadalquivir, con más de cinco toneladas incautadas en 2020, según los datos facilitados por los cuerpos y fuerzas de seguridad, destaca el aumento de decomisos de cocaína durante el año pasado (3.300 kilos), lo que afianza la convicción de que el cauce del río ya no es una ruta exclusiva del derivado del cáñamo. Esta nueva forma de introducir cocaína es muy diferente a la conocida hasta ahora en la zona y que se limitaba a aprovechar el ingente movimiento de contenedores en el puerto de Algeciras —de los mayores de Europa— para ocultar cargas de polvo blanco en el interior de los portes legales.
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