Hace ocho años tuvo lugar un descubrimiento que estremeció al mundo. Unas excavaciones realizadas en la localidad de Imola (Italia) sacaron a la luz lo que parecía el cuerpo sin vida de una mujer medieval con unos 1.300 años de antigüedad. Hasta aquí todo parecía normal, sin embargo los arqueólogos se dieron cuenta que la tumba milenaria también contenía los restos de un bebé recién nacido ubicado justamente en la parte inferior de la pelvis de la mujer. Este misterio hizo pensar a los expertos que la mujer dio a luz después de ser sepultada ¿Fue enterrada viva? ¿Los dos cadáveres estaban muertos a la hora del enterramiento? Muchas preguntas e incógnitas que han sido reveladas por un novedoso estudio universitario ¡No te lo pierdas!
Misterio resuelto
Ocho años después de este atroz descubrimiento, un grupo de investigadores de las Universidades de Ferrara y Boloña han conseguido desenmarañar el enigma de esta extraña mujer medieval. Después de una infinidad de análisis y pruebas, los científicos han determinado que la mujer fue enterrada muerta. Asimismo, esta persona falleció por medio de una trepanación realizada en el cráneo con la finalidad de tratar la eclampsia, una enfermedad muy común entre las embarazadas de la época. Una madre que murió junto a su hijo antes de ser sepultada. Sin embargo, el misterio reside en como esta mujer pudo dar a luz después de morir.
Los especialistas del estudio aseguran que todo este proceso se debe a un fenómeno bastante peculiar denominado extrusión fetal post mortem. Un mecanismo natural que se basa en la expulsión del feto por parte de la madre durante el estado de putrefacción del cadáver. La clave reside en los gases producidos por el organismo humano que, almacenados en el abdomen, oprimen el útero causando la expulsión del feto sin vida. Sin duda, uno de los procesos corporales más curiosos que existen.
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