Argentina registró este lunes un nuevo episodio de ingresados por cocaína adulterada, similar al que la semana pasado mató a 24 personas en la periferia de Buenos Aires. Los casos se registraron esta vez en Rosario, la tercera ciudad más grande del país, ubicada a 300 kilómetros al norte de la capital argentina y epicentro del tráfico de drogas en la región central de Argentina. Desde el domingo por la noche, los hospitales de Rosario atendieron a seis personas, de las cuales cuatro están muy graves, conectadas a un respirador mecánico. Las víctimas compraron la cocaína en un barrio dominado por Los Monos, la banda narco que controla el comercio de drogas rosarino.
El Ministerio de Seguridad de Santa Fe, la provincia donde está Rosario, ya había advertido que la droga adulterada que mató en Buenos Aires podría llegar a su territorio. No hay, sin embargo, certezas de que se trate del mismo lote de cocaína. Las autoridades no saben aún con qué se cortó la partida vendida en Buenos Aires. Si bien en un primer momento se pensó en fentanilo, un opiáceo sintético 50 veces más potente que la heroína, los primeros estudios científicos han dado negativo. El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, ha dicho a medios locales que están seguros de que se trata de un opiáceo porque los pacientes que sobrevivieron a la intoxicación de la semana pasada respondieron al antídoto habitual, naloxona, pero no saben de cuál se trata. “Como a esa suerte de fentanilo casero no lo tenemos registrado, nos cuesta desmenuzar molecularmente la composición de esa droga. Lo más lógico es pensar es que se rebajó con algo similar al fentanilo”, explicó Berni, que es médico militar de profesión.
La cocaína contaminada en Buenos Aires puede contener hasta 200 opiáceos diferentes, y el sistema de detección necesita que le digan cuál buscar. De ahí la demora de los científicos que analizan la mezcla mortal. Tampoco es posible seguir la trazabilidad de la droga en el mercado ilegal, pero si se descubre que el corte en Buenos Aires y Rosario se realizó con la misma sustancia se sabrá al menos que se trata del mismo lote. De ser así, se descartará una de las primeras hipótesis de los investigadores: ya no se trataría de una guerra entre bandas locales por el control del territorio (y dispuestas a contaminar la mercancía del rival), sino de una mezcla que salió mal por parte de un proveedor regional que abastece al centro de Argentina.
Los pacientes ingresados en Rosario llegaron a los hospitales con los mismos problemas sensoriales y respiratorios que aquellos que murieron en Buenos Aires. La policía detuvo en menos de 24 horas al presunto distribuidor de la cocaína adulterada en Las Flores, un barrio marginal de Rosario dominado por la banda de Los Monos. El grupo controla toda la venta de droga en la ciudad portuaria, poderosa por ser la principal puerta de salida de las exportaciones de granos de la cuenca más fértil de argentina. Con los años, Rosario, cuna de Lionel Messi y Fito Páez, por nombrar a solo dos de sus vecinos ilustres, se ha convertido en reducto de mafias ligadas al narcotráfico.
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