El Ministerio de Inteligencia iraní acusó el viernes a los “enemigos” extranjeros y a los disidentes de fomentar el miedo ante las sospechas de envenenamiento de estudiantes en la república islámica.
La oleada de presuntos ataques ha afectado a miles de alumnas y ha provocado la ira de la opinión pública, tras meses de protestas contra los líderes clericales de Irán a raíz de la muerte de una joven detenida por la policía por presuntamente incumplir las estrictas normas sobre el hiyab.
“El papel de los enemigos en alimentar esta crisis es cierto e innegable. Individuos, grupos y medios de comunicación occidentales (especialmente en lengua persa) se han centrado en ello en los últimos meses, así como políticos extranjeros y organismos internacionales”, decía un informe del ministerio difundido por los medios estatales.
“En los hallazgos sobre el terreno y las investigaciones de laboratorio (…) no se observó ninguna sustancia tóxica capaz de causar envenenamiento (…) y no se han producido muertes ni afecciones físicas a largo plazo”, decía el informe.
El informe acusaba a disidentes anónimos de provocar temores y advertía de la “persecución de individuos, grupos y medios de comunicación que acusaran al gobierno y se alinearan con enemigos”.
Las autoridades han acusado a los “enemigos” de la república islámica de utilizar los presuntos atentados para socavar el poder clerical. Pero las sospechas han recaído en grupos de línea dura que actúan como autoproclamados guardianes de su interpretación del Islam.
Los presuntos envenenamientos comenzaron en noviembre en la ciudad santa musulmana chií de Qom y se extendieron a 28 de las 31 provincias iraníes, según la agencia de noticias activista HRANA, lo que llevó a algunos padres a sacar a sus hijos de la escuela y protestar.
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