En el año en que todo comienza a estar dispuesto para la celebración del Jubileo de Platino de Isabel II, que conmemora sus siete décadas de reinado, el Palacio de Buckingham ha cortado por lo sano con el príncipe Andrés, para evitar que su juicio por abuso sexual a una menor contamine la imagen de la familia real. “Con la aprobación y consentimiento de la Reina, los títulos militares y los patronatos reales que posee el duque de York serán devueltos a la Reina. El duque de York seguirá sin asumir tareas de representación pública y defenderá su caso [antes los tribunales estadounidenses] como un ciudadano privado”, dice un escueto comunicado de Buckingham.
En 2019, después de una desastrosa entrevista con la BBC en la que quiso intentar desvincularse de todas las fechorías de su amigo Jeffrey Epstein, el millonario pedófilo estadounidense, la reina decidió ya alejar de las tareas públicas a Andrés. Desde entonces, el duque se ha mantenido en un discreto segundo plano. Retenía, sin embargo, sus títulos honoríficos de pertenencia a ocho regimientos británicos, incluido el de la Guardia de Granaderos. El duque llegó a ser calificado por la prensa británica como “héroe de las Malvinas” por su participación, como piloto de helicóptero, en el conflicto que enfrentó al Reino Unido con Argentina. Varios militares de alta graduación habían exigido en los últimos días que Andrés fuera despojado de sus títulos, para preservar el buen nombre de los distintos cuerpos.
Un juez de Nueva York decidió esta semana rechazar el último intento del equipo jurídico del príncipe para que la demanda por abusos sexuales presentada en su contra fuera sobreseída. Andrés deberá ahora someterse a los tribunales estadounidenses, en el caso que le enfrenta a Virginia Giuffre. La mujer acusa al hijo de Isabel II de haber abusado de ella hasta en tres ocasiones cuando era una menor de 17 años. Fueron Epstein y su novia, cómplice y amiga de Andrés, Ghislaine Maxwell, quienes, según la acusación, organizaron los tres encuentros en Londres, Nueva York y una isla privada que el financiero estadounidense tenía en el Caribe.
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