El mes de agosto es perfecto no solo para disfrutar de unas merecidas vacaciones en familia o con amigos, sino también para hacer un parón antes de empezar el nuevo curso. Esto es algo que Isabel Preysler y Vargas Llosa acostumbran a hacer cada verano y aprovechan para retirarse al sur de España, en concreto, a la zona de Málaga.
Es allí donde se encuentra uno de los centros de salud y bienestar más conocidos del mundo: La Clínica Buchinger. Una especie de santuario de salud que a lo largo de los años ha acogido personalidades destacadas del panorama internacional y nacional, como Sean Connery o Isak Andik. Fue en el año 1920 cuando el doctor Otto Buchinger desarrolló el método de ayuno al que recurren más de seis mil personas al año.
A pesar de que el método tiene más de un siglo de trayectoria, lo cierto es que se mantienen prácticamente intactos los principios y métodos del fundador en las dos clínicas que están abiertas. Una de ellas en Alemania y otra en Marbella.
La Buchinger se hizo especialmente popular en nuestro país gracias a Carmen Sevilla, que no faltaba a su cita con el centro cada verano. Según ella misma relataba, acudía a la clínica para depurar excesos cometidos durante el año, al someterse a un estricto ayuno. A día de hoy, se ha convertido en uno de los centros détox por excelencia.
Tal como ha podido conocer este digital en exclusiva, el Premio Nobel y la madre de Tamara Falcó se encuentran desde el pasado día 15 de agosto en el centro. Un lugar perfecto para desconectar de la rutina y hacer una ‘desintoxicación’ a todos los niveles. No es la primera vez que Vargas Llosa y Preysler acuden a la clínica, es más, es algo que solía hacer con regularidad durante su matrimonio con Patricia Llosa. El literato aprovechaba la recta final del verano para ‘recluirse’ en el centro con su esposa, una práctica que ha hecho desde los años ochenta y que todavía mantiene. De hecho, Vargas Llosa ha asegurado en varias ocasiones que la Buchinger es el mejor lugar para curarse física y mentalmente.
A pesar de que en el pasado el literato solía compaginar los tratamientos que ofrece el centro con paseos y salidas al exterior, en las que incluso interactuaba con periodistas, últimamente prefiere mantener un perfil más discreto. Continúa saliendo a pasear en las inmediaciones, pero es raro verle conversando con reporteros. Sin embargo, Preysler y Vargas Llosa prefieren pasar lo más desapercibidos posible durante su estancia en la clínica, para así poderse centrar en desconectar y relajarse, aunque ello no es óbice para que alguna ocasión hayan hecho alguna excursión o salida, aunque son las menos.
Un programa global
En la Buchinger se recomienda una estancia de aproximadamente catorce días -a razón de más de 5000 euros por semana-, en los que gran parte de ellos se mantiene una dieta líquida, con caldos, zumos e infusiones, aunque también permite una dieta hipocalórica para los que no quieran hacer un ayuno tan estricto. Además, los pacientes tienen una consulta diaria con profesionales de enfermería, que revisan los progresos. De hecho, antes de iniciar cualquier tratamiento se hace un reconocimiento médico completo, para tener toda la información relacionada con la condición de salud del paciente.
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Más allá de esto, el centro ofrece multitud de tratamientos adicionales, como masajes, terapias y sesiones de ejercicio físico, perfectas para complementar la dieta y potenciar sus efectos, o para promover el bienestar a todos los niveles.
Además de Preysler y Vargas Llosa, a la clínica también ha acudido en alguna ocasión Tamara Falcó. La marquesa de Griñón está teniendo un verano intenso, pero en el pasado recurrió a la clínica Buchinger para someterse a algunos tratamientos de ayuno y dieta tras sus problemas de tiroides.