Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron este miércoles varias posiciones del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en la Franja de Gaza después de que anunciasen la “intercepción exitosa” de cinco cohetes lanzados desde el enclave hacia el sur de Israel, en el marco de un aumento de las tensiones por una operación del Ejército israelí en la ciudad cisjordana de Yenín.
“Aviones de combate han atacado recientemente un sitio subterráneo para la producción de armas que utiliza el departamento de química de la organización terrorista Hamás y un sitio para la producción de materias primas para los cohetes de la organización”, reza un comunicado de las FDI.
Las autoridades israelíes aseguraron que “este ataque constituye un daño a la capacidad de la organización” de Hamás para “fortalecerse y armarse”, asegurando que el movimiento “tiene la responsabilidad de lo que pasa en Gaza: “(Hamás) pagará por las violaciones de seguridad contra el Estado de Israel”, aseveran.
Horas antes, el Ejército israelí había informado que había “detectado cinco lanzamientos desde la Franja de Gaza hacia el territorio del Estado de Israel”, indicando que “los sistemas de defensa aérea han interceptado con éxito todos los lanzamientos”.
En una publicación anterior las FDI habían anunciado la activación de una alerta en la ciudad de Sderot y en los alrededores de Gaza. No se han notificado víctimas ni daños materiales.
El lanzamiento se ha produjo unas horas después de que el Ejército israelí anunciara el repliegue de la ciudad cisjordana de Yenín, donde se encontraba ejecutando una operación militar para “erradicar el terrorismo” de las milicias palestinas.
“Las fuerzas que operaron en el campo de Yenín han salido y el Ejército ha regresado a su actividad de rutina en Judea y Samaria (Cisjordania)”, confirmó a la agencia EFE un portavoz militar sobre el fin de la operación “Casa y Jardín”, que duró unas 48 horas, después de que completaran todos sus objetivos.
Israel justificó la operación como un “amplio esfuerzo antiterrorista” que buscó anular las capacidades militares de la Brigada de Yenín -que aglutina a las milicias de todas las facciones en la zona, creada hace un año- y es el “principal foco de terrorismo” en Cisjordania, según las autoridades israelíes.
Esta operación se saldó con al menos doce palestinos fallecidos y un centenar de heridos, además de la muerte de un soldado israelí.
Mientras las tropas salían del campo, un soldado israelí, un suboficial del comando de élite Egoz, murió por un disparo cuando aseguraba la retirada, identificado como el sargento primero David Yehuda Yizhak, de 23 años y residente en el asentamiento colono de Beit El.
La incursión en el campo de Yenín, histórico bastión del movimiento miliciano palestino, implicó efectivos terrestres y aviación por primera vez en casi dos décadas, lo que la convierte en la de mayor envergadura en Cisjordania ocupada desde la Segunda Intifada (2000-2005).
Durante la madrugada, algunos residentes del campo de refugiados de Yenín comenzaron a regresar a sus casas después de que unos 3,000 se evacuaran durante el operativo para huir de la violencia en el campamento, que quedó totalmente devastado, sin suministro de luz ni agua.
Desde la parte palestina, el primer ministro, Mohamad Shtayé, remarcó que “los que tienen derecho a defenderse son los palestinos”. “El Ejército israelí es un Ejército de ocupación, que ha asaltado un campo de refugiados, ha arrestado y matado a inocentes, y las tierras palestinas son tierras ocupadas”, manifestó.
La Franja ya sufrió el pasado mayo una escalada bélica cinco días que enfrentó a Israel y a la Yihad Islámica -sin implicación directa de Hamás- en la que murieron 34 gazatíes en el enclave y dos personas en Israel, una de ellas palestina.
(Con información de EFE y Europa Press)
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