Israel va a transferir a la sanidad palestina entre 1 y 1,4 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la covid-19 para impulsar la inmunización en los territorios de Cisjordania y Gaza. La decisión, que pone fin a meses de vacilación del Gobierno israelí ante las peticiones internacionales de cooperación sanitaria con sus vecinos más cercanos, obedece a un intercambio, según ha anunciado este viernes la oficina del primer ministro, Naftali Bennett. Después de haber inmunizado a casi toda su población adulta, Israel, cede ahora parte de sus reservas estratégicas de la medicación contra el coronavirus “que van a caducar pronto” a cambio de recibir a comienzos del próximo otoño una partida equivalente que la Autoridad Palestina había adquirido a Pfizer para su entrega entre septiembre y octubre.
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El Gobierno israelí declara que tiene en este momento sus “necesidades de almacenamiento de vacunas cubiertas”. El Ministerio de Sanidad palestino confirmó a Reuters el acuerdo, sin fijar tampoco una fecha para su ejecución. Menos de un 10% de los 5,2 millones de los palestinos de Gaza y Cisjordania han recibido hasta ahora al menos una dosis, porcentaje que se reduce a un 3% en la franja de Gaza (dos millones de habitantes).
La decisión de ceder los excedentes de vacunas próximos a expirar ya había sido adoptada por el anterior Gobierno israelí, dirigido hasta el pasado domingo por Benjamín Netanyahu, aunque inexplicablemente no había sido aún aplicada, según revelaron fuentes del Ministerio de Sanidad al diario Haaretz.
Hace un mes, el director general de Sanidad, Chezy Levy, ya había urgido a apoyar el programa de inmunización de los palestinos para no socavar los logros alcanzados en Israel. “Si no les ayudamos pronto puede verse afectada la morbilidad entre los israelíes”, advirtió. El nuevo titular de la cartera de Sanidad es Nitzan Horowitz, líder del partido Meretz (izquierda pacifista), integrado en la nueva coalición con conservadores, centristas y una formación árabe.
Organizaciones internacionales y ONG humanitarias vienen reclamando a Israel que asista a la Autoridad Palestina en la campaña de vacunación. Mientras en dichas peticiones se sostienen en que, como potencia ocupante, Israel es responsable de la situación sanitaria de los palestinos, el Gobierno israelí ha replicado que, de conformidad con los Acuerdos de Oslo (1993), la Autoridad Palestina tiene la competencia sanitaria exclusiva en materia de salud. Hasta ahora Israel solo había cedido 5.000 dosis de la vacuna de Moderna y 200 de la de Pfizer a la sanidad palestina, que depende en gran medida del programa internacional Covax para los países con escasos recursos auspiciado por la Organización Mundial de la Salud.
Israel ha retornado de hecho a la normalidad previa a la pandemia, y el uso de mascarillas en lugares cerrados ha dejado de ser obligatorio desde el pasado martes, sin apenas nuevos casos de Covid-19 declarados y con la cautela de mantener cerrado el país a los visitantes extranjeros. En los territorios palestinos, mientras tanto, las tasas de contagio siguen siendo elevadas, con una media de 250 nuevos casos diarios en las pruebas de detección, después de haber alcanzado los 3.000 hace tres meses.
Israel ha apostado todas sus cartas a las vacunas de última generación de ARN mensajero contra la covid-19, como la de Pfizer y Moderna. Después de haber inmunizado a cerca del 60% de sus 9,3 millones de habitantes exclusivamente con ese fármaco ha comenzado en las últimas semanas la vacunación de los menores de 16 años, que representan un 30% de la población. El Ministerio de Sanidad decidió desprenderse de las vacunas de AstraZeneca (de adenovirus desactivado) y ha renunciado a utilizar los 10 millones de dosis que había contratado con la farmacéutica anglosueca.
Israel tiene comprometida la compra de otros 10 millones de dosis de Pfizer y de seis millones de dosis de Moderna para cubrir las necesidades del país hasta finales de 2022, en previsión de tener que aplicar una tercera inyección de recuerdo este año y otra estacional al año que viene, en función de la evolución de las variantes del coronavirus.
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