La gran central sindical de Israel, la Histadrut (Organización General de Trabajadores de Israel), ha entrado este lunes de lleno en la pugna por la controvertida reforma judicial con una huelga general cuya primera consecuencia ha sido la paralización del principal aeropuerto y puertos del país. La Histadrut ―que por cuestiones históricas mantiene un notable poder en el país― ha iniciado un paro general que detendrá si el primer ministro, Benjamín Netanyahu, anuncia durante la jornada el freno a la reforma. Netanyahu ― que destituyó este domingo a su ministro de Defensa, Yoav Gallant― tenía previsto desde la mañana pronunciar un discurso que se sigue retrasando, mientras decenas de miles de israelíes se manifiestan ya en Tel Aviv y frente al Parlamento, en Jerusalén, donde la coalición de gobierno ha superado una moción de censura, por 60 síes y 51 noes en la segunda votación. La convocatoria de una contramanifestación para la tarde ha despertado el fantasma de enfrentamientos entre partidarios y detractores de la reforma.
“He ordenado la detención inmediata de los despegues del aeropuerto”, ha indicado Pinjas Idan, jefe de la central en el aeropuerto de Ben Gurión, cerca de Tel Aviv, y miembro del Likud, el partido de derechas que lidera Netanyahu. Los aviones en el aire podrán aterrizar. Algunas aerolíneas están cancelando por su cuenta los vuelos con destino a Tel Aviv. El aeropuerto opera con servicios mínimos. Los puertos estratégicos de Haifa y Ashdod, el personal de las Embajadas en el exterior, los principales bancos, la eléctrica nacional, grandes cadenas de hostelería, moda y alimentación, y el Ayuntamiento de Tel Aviv (cuyo alcalde, Ron Huldai, pertenece al opositor Partido Laborista) también se han unido al parón sindical.
Poco antes del anuncio de huelga, el presidente israelí, Isaac Herzog, ha vuelto a pedir la detención “inmediata” de la reforma, que se debate este lunes en el Parlamento. “La nación entera está absorbida por el miedo. Nuestra seguridad, economía, sociedad… todas están amenazadas”, ha señalado en un comunicado con tono de urgencia. “Llamo a los líderes de la todas las facciones de la Kneset (Parlamento israelí), tanto de la coalición como de la oposición, a poner a los ciudadanos del país por encima de todo y actuar con valentía y responsabilidad sin más demora. Este no es un momento político, es un momento para el liderazgo y la responsabilidad”, recalcó.
Un manifestante lanza consignas contra el Gobierno de Netanyahu a las puertas del Parlamento en Jerusalén. HAZEM BADER (AFP)La policía israelí montada hace guardia mientras un manifestante hace un gesto de corazón durante las protestas en Jerusalem, este lunes. HAZEM BADER (AFP)La vista aérea de la protesta, este lunes, donde se lee la pancarta “Save Our Startup Nation”.STRINGER (REUTERS)Manifestantes con las banderas de Israel y del orgullo gay, frente al Knesset (Parlamento israelí). AHMAD GHARABLI (AFP)Israelíes protestan cerca de la Corte Suprema de Israel durante una manifestación este lunes 27 de marzo.ILAN ROSENBERG (REUTERS)Largas colas en el aeropuerto Internacional Ben Gurion de Tel Aviv tras la cancelación de varios vuelos debido a las protestas. GIL COHEN-MAGEN (AFP)Dos trabajadores del aeropuerto de Ben Gurion (Jerusalén) miran este lunes 27 de marzo un tablero de vuelos de salida cancelados hasta nuevo aviso por las huelgas generalizadas en protesta por la revisión judicial.Amir Levy ()Los manifestantes se reúnen frente a la Knesset, antes de las protestas masivas en Jerusalén este 27 de marzo de 2023.
ATEF SAFADI (EFE)Mujeres vestidas como doncellas de “The Handmaid’s Tale” asisten a una manifestación en Jerusalén este lunes 27 de marzo.AMMAR AWAD (REUTERS)Centenares de personas cortan la autopista Ayalón en Tel Aviv, este domingo. Guy Yechiely (EFE)Varios manifestantes sujetan la bandera nacional de Israel durante las protestas en Jerusalén, este domingo. RONEN ZVULUN (REUTERS)Manifestantes en Jersusalén durante las protestas de la noche del domingo. RONEN ZVULUN (REUTERS)Manifestantes piden la dimisión del jefe de Gobierno, Benjamín Netanyahu, en Jerusalén. AMMAR AWAD (REUTERS)Decenas de personas protestan en Tel Aviv, este domingo. NIR ELIAS (REUTERS)Un manifestante es detenido durante las protestas en Jerusalén, este domingo. RONEN ZVULUN (REUTERS)Un cañón de agua es usado contra los manifestantes en Jerusalén. RONEN ZVULUN (REUTERS)Centenares de personas protestan por la destitución del ministro de Defensa, Yoav Gallant, este domingo en Tel Aviv. Omri Kedem (EFE)
También lo ha hecho el anterior primer ministro y hoy líder de la oposición, Yair Lapid. “Nuestra casa está en peligro […] Es casi demasiado tarde, pero aún no”, ha dicho, al pedir a los ministros del Likud que “no se callen”, sean conscientes de la importancia del momento y frenen la reforma, que busca debilitar al Supremo, cambiar el método de elección de sus jueces y permitir que el Parlamento reapruebe leyes previamente tumbadas por el tribunal.
Los medios apuntan a que Netanyahu anunciará en su discurso la paralización de la reforma. Según medios locales, está reunido con su ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, que amenaza con dimitir. El anuncio pondría en peligro la estabilidad de su coalición con los partidos ultranacionalistas y ultraortodoxos, la más derechista de las siete décadas de historia del país. Sin embargo, uno de los principales promotores de la reforma, el ministro de Justicia, Yariv Levin, ya ha aclarado que, como miembro del Likud, respetará toda decisión que tome Netanyahu. “Todos debemos esforzarnos por estabilizar al Gobierno y la coalición” en “una situación en la que cada uno hace lo que cree que pueda provocar la caída inmediata al Gobierno y el derrumbe del Likud”, ha declarado.
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SuscríbeteContramanifestación
Diputados de la coalición, entre ellos Ben Gvir y también ultraderechista Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, llamando a unirse a la contramanifestación en Jerusalén, convocada bajo el lema “No nos robarán las elecciones”. Uno de los motivos de preocupación es el historial de violencia de La familia, como se llaman los ultras del equipo de fútbol Beitar de Jerusalén, que acudirán a la protesta. En su primera declaración desde el anuncio de destitución del ministro de Defensa, Netanyahu ha hecho “un llamamiento a todos los manifestantes en Jerusalén, de derecha e izquierda, a comportarse con responsabilidad y no actuar con violencia”. “Somos hermanos”, ha escrito en Twitter.
En la misma línea se pronunció la pasada semana Aryeh Deri, el líder del partido ultraortodoxo sefardí Shas, también parte del Ejecutivo. Tras consultar con los líderes espirituales de la formación, señaló que apoyará “toda decisión” que tomen Netanyahu y el Likud, pese a ser uno de los principales interesados en que salga adelante la reforma. El Supremo anuló en enero su nombramiento como ministro de Interior y Sanidad al considerarlo “irrazonable en extremo”, por haber sido condenado por un delito fiscal y por el cambio exprés en la legislación que lo permitió. Una de las leyes de la reforma, aprobada en primera lectura y bautizada por los medios como “Deri 2″ por su carácter de traje a medida del exministro, impediría al Supremo intervenir en “cualquier asunto relacionado con el nombramiento de un ministro o su destitución”.
Manifestantes en Tel Aviv durante la madrugada del domingo al lunes.NIR ELIAS (REUTERS)
La huelga se produce 12 horas después de que Netanyahu destituyese al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por desmarcarse de la reforma. La decisión sacó a las calles a decenas de miles de personas en todo el país, con Tel Aviv de nuevo como epicentro. La convocatoria fue espontánea, a través de grupos de WhatsApp, y se extendió a las ciudades de Jerusalén, Haifa, Beer Sheva y Petaj Tikva. Los manifestantes en Tel Aviv cortaron durante cinco horas la importante autopista Ayalón, que la policía solo evacuó a las 03.00 de la madrugada (02.00, en la España peninsular), cuando apenas quedaba un millar de personas.
El sábado, mientras cientos de miles de israelíes (en un país de menos de 10 millones) participaban en la que probablemente fue la mayor manifestación contra la reforma, Gallant pidió públicamente parar la reforma por las consecuencias para la seguridad del cisma político y social generado por la reforma, como el número de reservistas del ejército que se niegan a asumir determinadas tareas y el riesgo de que esta circunstancia sea aprovechada para atacar Israel. “El creciente cisma en nuestra sociedad está penetrando en las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad, lo que supone una amenaza clara, inmediata y tangible a la seguridad del Estado. No lo permitiré”, dijo.
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