Israel y Hamás se han lanzado a una guerra abierta tras dos días de hostilidades generales. Al menos 35 palestinos y cinco israelíes han muerto en 500 operaciones de la aviación israelí y a consecuencia del disparo de alrededor de un millar de cohetes de las milicias palestinas. La escalada desatada tras el disparo de proyectiles sobre Jerusalén el lunes ha entrado en una perspectiva de guerra generalizada con bombardeos masivos del Ejército israelí, el derribo de edificios de varias alturas con los misiles de la aviación y asesinatos selectivos de jefes de las milicias islámicas de Hamás y la Yihad Islámica. Al menos media docena de comandantes han muerto en sus bases o domicilios por la ofensiva aérea. El Gobierno israelí ha declarado el estado de emergencia en la ciudad de Lod, a 15 kilómetros de Tel Aviv, ante los disturbios por las protestas de la minoría árabe.
Mientras el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha llamado al Ejército a “hacer pagar el precio de su sangre” por los ataques contra israelíes, el líder máximo de Hamás, Ismail Haniya, convocaba a una cruzada por Jerusalén a todos los palestinos en una comunicado difundido este miércoles. La retórica bélica hace vislumbrar que las hostilidades se van a prolongar al menos varios días sin perspectivas de alcanzar una tregua a pesar de los intentos de mediación internacionales, principalmente desde Egipto, Qatar y Naciones Unidas. Solo esta madrugada, más de 200 cohetes han sido disparados desde la Franja en dirección al sur, a ciudades como Beersheva, y el centro de Israel, en el área de Tel Aviv. En Lod, en la zona central, murieron las dos últimas víctimas del lado israelí, una mujer de 50 años y su hija, de 16, al recibir el impacto directo de un proyectil en su casa. El escudo defensivo antimisiles Cúpula de Hierro efectuó varias interceptaciones.
Las Fuerzas Armadas israelíes han reforzado con batallones de infantería y carros de combate las zonas fronterizas del enclave palestino. Más de 3.000 reservistas han sido movilizados por el mando de la División Sur, que opera en la región, para reforzar con servicios de inteligencia a las unidades combatientes. El jefe del Estado Mayor, el general Aviv Kochavi, dio luz verde a que las unidades operativas puedan ejecutar asesinatos selectivos contra comandantes de las milicias palestinas, varios de los cuales ya han perdido la vida, según portavoces de sus organizaciones
La vida cotidiana se ha paralizado en la franja de Gaza en la última jornada de Ramadán, este miércoles, mientras los residentes están pendientes de los avisos que lanza el Ejército de Israel previos al bombardeo de edificios o a posiciones de las guerrillas islámicas —varios inmuebles fueron destruidos este martes, entre ellos un bloque de 13 pisos de altura que albergaba una oficina política de Hamás. Los vecinos de la zona fueron alertados con una hora de antelación—. Según ha informado el Ejército israelí, la aviación ha alcanzado en las últimas horas los domicilios del comandante de Ciudad de Gaza, Basa Misa, el de Jan Yunis, Rafah Salameh, y el jefe del aparato de espionaje de la milicia, Muhammad Yizuri.
En el sur y centro de Israel, donde durante la noche han seguido cayendo oleadas de decenas cohetes, u millón de alumnos han suspendidos las clases presenciales y han sido enviados a sus casas para seguirlas de forma telemática. Mientras, Frente Doméstico del Ejército (Protección Civil) ha ordenado a toda los habitantes de estas regiones, más de la mitad de la población del país, que se mantengan en sus casas, y cerca de refugios antiaéreos.
La crisis se ha extendido también a Cisjordania, donde se han producido enfrentamientos con el Ejército en puestos de control fronterizos y, por primera vez, también a ciudades de Israel con mayoría de población árabe. Este es el caso de Lod, próxima a Tel Aviv, donde los enfrentamientos entre vecinos judíos y árabes han causado al menos un muerto. El Gobierno de Israel ha declarado aquí el estado de emergencia. En choques con la policía de fronteras, cuerpo militarizado enviado a reforzar la seguridad, han resultado heridos 12 manifestantes.
Las infraestructuras básicas, como el Aeropuerto Internacional de Ben Gurion, al sur de Tel Aviv, están afectadas y también el oleoducto Eilat Ashkelon, alcanzado por cohetes lanzados desde la franja de Gaza.
La ola de violencia que durante el mes de Ramadán había estallado en Jerusalén, donde más de 300 palestinos resultaron heridos el lunes en choques con la policía en la mezquita de Al Aqsa, se ha extendido hasta el enclave de Gaza, que ha sufrido tres demoledoras contiendas desde que Hamás se hizo con el poder en el territorio en 2007. Junto con las protestas por las barreras policiales colocadas en Ramadán en la Puerta de Damasco, principal acceso al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, la movilización ciudadana para detener los desalojos de Sheij Yarrah, que habían sido promovidos ante la justicia por una asociación de colonos ligada a la extrema derecha, estuvo detrás del origen del estallido en Jerusalén durante el mes sagrado del islam.
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