El flujo migratorio desde el norte de África a las costas italianas ha crecido en las últimas semanas, mientras el Ejecutivo de Giorgia Meloni presiona a la Unión Europea para redistribuir a los migrantes que desembarcan en el país transalpino. Este domingo, en una operación extremadamente complicada por las condiciones meteorológicas, la Guardia Costera rescató a 500 migrantes que iban a bordo de un pesquero que se encontraba a unas 70 millas (112 kilómetros) de las costas de Sicilia. La Guardia Costera tuvo que utilizar varias embarcaciones para poder trasladar a los náufragos hasta el puerto siciliano de Pozzallo. La noche anterior, ese mismo cuerpo había acudido a recuperar a los 6 hombres y una mujer que se encontraban a bordo de otra embarcación, el buque mercante ChristinaB. Cuando fueron hallados, cuatro de ellos estaban ya sin vida.
La operación de rescate del pesquero, fuera de la polémica habitual del Ejecutivo italiano al no tratarse del barco de una ONG, se produjo en una zona cuya responsabilidad de rescate debería recaer sobre Argelia. Las autoridades argelinas comenzaron a coordinar el proceso de salvamento y mandaron una embarcación hasta el lugar. Pero los migrantes se lanzaron al agua en cuanto avistaron el barco argelino. Dada la proximidad con Italia, las autoridades argelinas solicitaron ayuda a Italia. La Guardia Costera aceptó hacerse cargo de los migrantes.
El suceso llega en un momento de máxima tensión entre Italia y algunos socios europeos, como Francia y Alemania, a cuenta de la redistribución de migrantes que llegan a las costas italianas. Hasta el pasado viernes, en lo que va de año han llegado a las costas italianas 93.629 migrantes, en comparación con los 59.689 del mismo periodo de 2021, según los datos del Ministerio del Interior. Y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha querido lanzar un mensaje a su electorado más duro con su política de puertos cerrados. Los últimos pulsos librados por su Ejecutivo contras las ONG que rescatan migrantes han hecho que en este momento no haya ni una sola embarcación de estas organizaciones y aumente el riesgo de un tráfico naufragio.
Meloni se negó en un primer momento a dejar desembarcar al pasaje de varias embarcaciones que habían rescatado a centenares de migrantes. Sin embargo, terminaron todos bajando a puerto excepto los del barco de bandera francesa de la ONG Ocean Viking, que terminó dirigiéndose a Francia y abriendo el conflicto entre ambos países.
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