La historia de Jack el Destripador es conocida por todos. Fue un asesino que tenía aterrorizada a la ciudad de Londres durante 1888 y al que acusaron de matar a cinco mujeres, todas ellas prostitutas. Pero, ¿se sabe realmente quién se esconde detrás de la figura de este personaje?
Una investigación dio a conocer la verdadera identidad de este asesino. Gracias a los exámenes del ADN encontrado en el chal de una de las víctimas, Jack el Destripador fue Aaron Kosminski, un polaco que la policía tenía ya en su lista de sospechosos del asesinato de al menos cinco mujeres en el Londres victoriano. Pero otras personas dijeron que podría tratarse de un político o bien de otra personalidad relevante de aquella época.
El ADN ha hecho que muchos años después, concretamente en 2007, se supiera quién fue ese asesino realmente. La historia es cuanto menos curiosa porque un empresario compró el chal que perteneció a una de las víctimas, Catherine Eddowes. Este chal había llegado a la casa de subastas pasando de generación en generación por policías que estuvieron allí, en la escena del crimen en su día.
El chal estaba al lado del cuerpo que mutiló Jack el Destripador, que fue la cuarta víctima del asesino, en 1888. En esta prenda aparecieron rastros de sangre y también de semen, y estos restos sirvieron a los científicos para averiguar de quién se trataba, gracias al análisis de las muestras genéticas.
El ADN coincidió con el de un pariente vivo de Kosminki. El asesino, Aaron Kosminski, de origen polaco y con menos de 30 años, era castaño y con ojos marrones. Algo que tampoco aporta gran valor pero que demuestra que sí eran ciertas algunas de las investigaciones que establecían los policías de la época al tener como sospechoso a Aaron Kosminski. Además, hay que remarcar que en Inglaterra muchas personas tienen los ojos azules y la característica de que el asesino los tuviera marrones es también importante.
Gracias a los avances de la ciencia es posible hoy determinar algunos misterios del pasado. Y es lo que hace extraordinario esta historia, pero también muchas otras. Porque la medicina también avanza y el ADN es algo importante para conocer el desenlace de asesinatos.
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