El tira y afloja entre Anil Murthy y Javi Gracia continúa. La decisión del entrenador de dimitir es firme, pero, tras la reunión celebrada en las dependencias del club, ahora el pulso es económico. El banquillo del primer equipo del murciélago sigue marcado por la inestabilidad con sólo cinco fechas del campeonato disputadas. Desde Paterna la plantilla observa atónita los acontecimientos, mientras las redes sociales arden de indignación hacia el propietario Peter Lim.
La cita, después de que el presidente consiguiera aplazarla 24 horas con la esperanza de que el técnico se enfriara, se celebró finalmente este miércoles. Javi Gracia, que tenía prisa por zanjar la situación, ni siquiera entrenó al equipo en la ciudad deportiva. Dejó a su segundo, Zigor Aranalde, trabajando con la plantilla y se personó con su agente José Rodríguez, Rodri, en las oficinas del club cerca de las once de la mañana. Su aparición sorprendió a Murthy, que acababa de almorzar en un bar cercano y había comentado que el encuentro se realizaría a la una de la tarde, tras el entrenamiento. El técnico, que maduró la idea de presentar la dimisión en la noche del lunes tras el cierre del mercado, sin refuerzos para su plantilla, llegó decidido a firmar su finiquito.
Tras dos horas de reunión, el técnico abandonó las oficinas y, minutos después, los mensajes que emitieron las partes tras la cumbre fueron contradictorios. Mientras el club defendía que el encuentro había sido una reunión de trabajo y que mañana el técnico tenía entrenamiento en Paterna, Javi Gracia deslizaba que estaba pendiente de una llamada —que no identificó— para dar una información definitiva sobre su futuro en la jornada del jueves.
El trasfondo de la disputa es económico. Si Gracia dimite tiene que indemnizar al club por una cláusula que lo penaliza estipulada en su contrato laboral, pero si pone su cargo a disposición del club los dirigentes no lo aceptarán para evitar pagarle el salario correspondiente a los 71 días en los que ha ejercido como entrenador del primer equipo. El contrato vincula a Gracia con el Valencia por dos temporadas. La penalización, según informó el Diario As, es de tres millones de euros. Si no se alcanza un acuerdo económico entre las dos partes, el entrenador, aunque a disgusto, probablemente continuará. Ese escenario, con un enfrentamiento permanente entre presidente y técnico, es factible pero se prevé desalentador.
El entrenador trasladó todo su malestar en la reunión y le reprochó a Murthy el trato recibido desde que firmó. Gracia está disgustado porque al cierre del mercado comprobó que el presidente, como él intuía, no le trajo ningún refuerzo. Y quiere salir del Valencia, harto del ninguneo al que lo ha relegado la propiedad en el capítulo de refuerzos. Gracia, que ni siquiera ha tenido la oportunidad de hablar con el dueño, Peter Lim, está estafado. El entrenador navarro ha visto, malhumorado, como todas sus peticiones de refuerzo las desbarataba el presidente. Con una plantilla que ha desguazado el club vendiendo a buena parte de sus mejores efectivos, ha observado como el dueño no ha querido fichar recambios y ha intentado, incluso, vender a Kondogbia, otro pilar, el último día del mercado. El Valencia, junto al Real Madrid, es el único club de LaLiga que no ha firmado jugadores al cierre del mercado de verano, con la diferencia de que el primero es el actual campeón del campeonato y el de Mestalla acabó noveno y está fuera de Europa.
El club ha ingresado en ventas desde el final de curso más de 60 millones fijos y cerca de 25 en variables, además de ahorrar aproximadamente otros 15 millones en masa salarial. Pese a esas cifras, la propiedad, escudándose en el fair play financiero y en los negativos efectos del covid-19 en los eventos deportivos se ha negado a invertir en nuevos futbolistas. Las caras nuevas que le han traído a Gracia han sido Jason Remeseiro, Toni Lato, Uros Racic y Álex Blanco, que vuelven de cesión, y un grupo de niños de Paterna entre los que está el prometedor extremo Yunus Musah. Activos insuficientes para sustituir a pesos pesados como Garay, Coquelin, Parejo, Rodrigo o Ferran Torres.
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