Jesús Vázquez, renovado a los 55 y al rescate de los ‘tronistas’

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Buena gente, guapo, profesional, solidario…, son palabras que se han ido asociando al presentador Jesús Vázquez (La Coruña, 1965) sin que él haya dejado de sentirse “un chico normal al que le ha tocado vivir una vida excepcional”, como le dijo a Luz Sánchez-Mellado en este mismo periódico en junio de 2018. Su rostro afable y el buen rollo que trasmite le convirtió en el presentador imprescindible de los programas de entretenimiento de Telecinco (Gran Hermano, Operación Triunfo, La Voz, Factor X…) y en un comunicador querido para el público que le ha visto haciendo de casi todo –menos presentar informativos– en los casi 32 años de carrera que lleva a su espalda.Esta semana Jesús Vázquez ha vuelto a ser noticia por anunciar que legará toda su herencia a los niños desfavorecidos, una decisión en la que sin duda ha influido el trabajo que durante años lleva realizando como embajador de Acnur, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados. Una relación que ha asumido como una misión porque conocer esta situación de primera mano le ha hecho cambiar muchos de sus conceptos y darse cuenta de que aunque vivamos nuestros problemas como grandes dramas, son minúsculos comparados con las situaciones que padecen quienes se ven obligados a permanecer en un campo de refugiados.Su último viaje a Ruanda ha debido ser definitivo para tomar esta decisión que ha provocado numerosos elogios en las redes sociales y que el presentador, de 54 años, dejó clara durante una entrevista con la revista Pronto: “Mi marido [Roberto Cortés] y yo llevamos 18 años juntos y decíamos: ‘¿Qué vamos a hacer cuando faltemos?”, explica Vázquez. “Lo que quede cuando fallezca —después de una vida privilegiada pero que, a veces, es un poco loca por esto de la fama, la tele, las luces, los flashes…, irá destinado a personas que lo necesiten. Acnur y los refugiados le han dado sentido a todo y por ello, cuando yo ya no esté, es justo que ese dinero llegue a niños que tendrán un cole o un hospital porque yo se lo habré dado”, ha declarado. Una decisión que la pareja considera que es “lo justo y ético”.El legado del presentador se corresponde a su actividad como un primer espada de la comunicación de entretenimiento. Como ocurre con otros presentadores estrella vinculados a una cadena de televisión concreta, Jesús Vázquez tiene con Mediaset lo que se conoce por un contrato de cadena: él está a disposición exclusivamente de los programas que el grupo vea adecuados para que él los presente y él a cambio cobra una sustanciosa cifra anual que algunos medios sitúan en unos tres millones de euros anuales, aunque la empresa nunca se ha pronunciado sobre los sueldos de sus figuras.Durante las más de tres décadas que Vázquez lleva trabajando, ha sabido invertir sus ingresos y posee tres empresas y 23 propiedades inmobiliarias por toda España. Es administrador solidario junto a su marido de tres sociedades: Bopreci S.L. y Sunset Madrid S.L., dedicadas al arrendamiento de la propiedad intelectual y a la promoción de derechos de autor, imagen, marketing y publicitarios respectivamente, y de Bretufas S.L. centrada en la inversión y compraventa inmobiliaria.Esta última empresa aparece como propietaria de cinco inmuebles en Madrid y Barcelona, una de ellas una vivienda en el cotizado barrio madrileño de Justicia de 193 metros cuadrados. Esta sociedad declaró unos activos de 3,5 millones de euros la última vez que presentó cuentas, aunque en 2018 figura que no obtuvo beneficios. A la pareja, que vive en una tranquila urbanización a las afueras de Madrid, se le calculan activos por unos 7,5 millones de euros y se conoce que, además de las ya citadas, el presentador posee un apartamento en la madrileña calle de Arturo Soria, propiedades en Ibiza, donde suele pasar sus vacaciones de verano, en Palacios de Valduerna, próximo a León, y en el término municipal de Majadahonda donde es propietario de una vivienda unifamiliar de 343 metros cuadrados construida sobre una parcela de 488 metros cuadrados.Un patrimonio que le permitirá seguir disfrutando de la vida junto a su marido y poder facilitársela a los niños que reciban su ayuda cuando él ya no esté y se cumpla su deseo de que su herencia contribuya a devolver a la sociedad los privilegios que él ha conseguido con su trabajo.


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