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Jesusa Rodríguez: “Comer animales es el gran error, vamos directos al abismo, a la sexta extinción”


Está en lo alto de una escalera de mano, en el jardín de su casa, cuando llega la hora de su entrevista. Allí arriba amarra una bandera vegana, verde, blanca y azul. No tiene en este momento de su vida una causa más importante a la que dedicar todo su empeño. “Hay que ‘vegangelizar”, dice. Y lo hará durante toda la conversación. Jesusa Rodríguez (Ciudad de México, 66 años) considera que la única forma de solucionar las violencias y la disparatada climatología del mundo es dejar de “poner cadáveres en el plato”, es decir, luchar contra el especismo y avanzar en la igualdad entre todas las criaturas de la naturaleza. Ahora tendrá más tiempo, porque ha devuelto su escaño prestado en el Senado de México. Actriz, directora de teatro, performance, ha sido la senadora más peculiar en estos tres años de mandato. Por la Cámara alta han desfilado de su mano gente disfrazada de maíz, plantas de marihuana y quién sabe cuántas cosas más. En su inagotable repertorio ha llegado la hora de abolir la esclavitud animal.

Pregunta. ¿Cómo se ha sentido estos tres años en el Senado una persona tan libre?

Respuesta. El Senado es un teatro grandote sin restricciones. Puedes decir lo que quieras y hacerlo de la manera que quieras. Lo que me interesó fue probar a hacer teatro político dentro de la política.

P. ¿La política necesita más teatro todavía?

R. Es diferente, lo que se llama teatro en la política es farsa, actitud hipócrita frente al mundo, pero el teatro es un arte con capacidad de comunicar como pocos; a lo que me refiero es a llevar el poder estético a ese terreno, sobre todo en el Senado, que es un gran teatro y una gran farsa, lo que se ve en la tribuna es la representación de algo negociado antes. La nación es el público. Hay mucha libertad, sobre todo en un Gobierno donde el presidente no es totalitario. Yo voté en contra del Tratado de Libre Comercio, por ejemplo, y nadie me dijo nada.

P. ¿No le ha defraudado este Gobierno ni un poquito, como en el feminismo, por ejemplo?

R. Yo vengo trabajando con Andrés Manuel desde 2005, lo conozco muy bien y sé cuáles son las partes en las que él todavía no está actualizado, como las drogas, qué significa la regulación de la marihuana en un sentido lúdico o el feminismo, donde yo misma tengo muchos ‘queveres’: un feminismo que no es antiespecista no me alcanza, no puedo seguir pensando que hay un feminismo carnívoro. El presidente me dijo que los derechos de los animales es algo que quiere conocer a fondo. Son temas antiguos que cobran ahora mucha relevancia por el cambio climático, el desastre del sistema alimentario y el capitalismo en su totalidad. No me decepciona este Gobierno de ninguna manera, para mí este es el momento de México, teníamos 80 años metidos en una olla de corrupción, impunidad y encubrimiento, México era irrespirable. Ahora es el mundo de la libertad. El lema, ‘Primero, los pobres’, me parece esencial. Pero tenemos que entender que nuestra relación con los animales es nuestro gran error y por eso vamos directos al abismo y a la sexta extinción. No podemos decir que hay que comer menos carne, es como abolir la esclavitud solo unos días a la semana. [Al presidente] me falta oírle decir que los animales no son cosas, pero algún día lo dirá.

P. ¿Por qué el feminismo tiene que encargarse de tantas causas?, ¿no se le exige demasiado?

R. El feminismo debería ser antiespecista por naturaleza, no es que se le eche esa carga, es que así se originó. Un feminismo sin ese detalle no es real. Aquí se despenalizó el aborto y no hubo una sola manifestación a favor, entonces es verdad que hay un feminismo manipulado y pagado por la derecha, que siempre se apropia de las causas progresistas cuando le conviene, y otro feminismo que no se expresa. En México hay una especie de parálisis, creo que son 80 años de opresión y de decirle a la gente que nunca va a lograr nada, salgan o no a la calle.

P. Pero el feminismo tiene manifestaciones explosivas en México.

R. Pues unas veces pagadas y otras veces sale la gente que apoya la causa de las mujeres. Yo siempre he trabajado en el arte y por causas como las mujeres, los animales, o el país, pero en cuanto eres mujer en gobernanza ya eres oposición a las causas feministas. ¿Por qué, si ahora estamos las aliadas en el poder? El movimiento feminista no logra ubicar a sus aliados y a sus enemigos verdaderos, por eso la derecha puede manipular y subirse a ese movimiento.

P. Ubicar a los enemigos.

R. Andrés Manuel [López Obrador] no aprobó el matrimonio igualitario, y la comunidad LGTB se le vino encima, lo odiaron. Y yo decía, bueno, él está calculando pragmáticamente, porque aquí la Iglesia católica tiene un gran peso. Hay que saber quiénes son los amigos y los enemigos.

P. ¿Y eso es loable?

R. De ninguna manera, pero no era lo más importante, era más importante, por ejemplo, que él permitiera que yo saliera como cara del movimiento todos los días, sabiendo todos que yo soy lesbiana.

P. Pero los votantes no solo están para hacer gestos, también para gobernar, ¿no? Para aprobar leyes como el matrimonio igualitario.

R. Sí, pero en un país tan sojuzgado por el neoliberalismo y con toda la carga del catolicismo tienes que hacer cálculos políticos para llegar al Gobierno y hacer cambios profundos.

P. ¿Y se están haciendo cambios profundos? Porque la despenalización del aborto la ha hecho la Corte, no el legislativo.

R. Claro, pero fíjate los cambios que se están haciendo en México, profundos y sin violencia. Es muy difícil lo que se está intentando, no estoy para nada decepcionada. México estaba sumido en un agujero profundo. Mire los abusos de las eléctricas españolas o los bancos españoles, cómo vinieron otra vez arrogantes en plan de conquista.

P. Pero también se ven 10 mujeres muertas al día, una cifra que no se mueve.

R. Eso, ni en España lo han podido revertir. Yo considero que si te comes un cadáver tres veces al día la violencia nunca va a bajar. Ni hacia las mujeres, ni hacia los viejos ni hacia los hombres. Por eso la lucha animalista es central.

P. Da clases en Guanajuato de resistencia creativa. En México, la gente no acaba de conquistar la calle, de reclamar en la calle unos sindicatos democráticos, una policía democrática, por ejemplo.

R. Pasa con la reforma eléctrica, ¿por qué toda la población no está fuera exigiendo que se vayan Iberdrola y todas las empresas españolas que vinieron a robar?

P. Por qué siempre hablan de las españolas. ¿No es discriminatorio?

R. Es porque se les dio mucha cancha, Felipe Calderón tenía muchos vínculos con la derecha española. Pero también hay empresas francesas. Siento que no tiene nada que ver con los españoles, la hermandad con el pueblo español es muy grande. Quizá hay esa fijación debido a la conquista.

P. Casi cualquier crítica en México acaba siendo culpa de los españoles y la conquista, desde el robo de niñas o los ahorcamientos que simulan o los secuestros que cometen en algunos pueblos indígenas.

R. También se culpa a los gringos. Aquí hubo también la conquista de los Estados Unidos, con una penetración brutal. Doble conquista.

P. Los mexicanos han saqueado buena parte de la riqueza infinita que poseen, desde la petrolera estatal. ¿Eso también es culpa de los españoles?

R. No, pienso que la culpa la tenemos toda la sociedad. Si no asumes tu responsabilidad como sociedad, nunca se corregirá el error. Yo creo que los mexicanos han de asumir que la corrupción la hicimos nosotros. Y la impunidad, que ahora estamos corrigiendo. Las corridas de toros vinieron de España, pero si se acabaran allí, seguirían en México. Yo no voy a estar con medias tintas, voy a defender los derechos de los animales. Mientras los sigamos usando como cosas, el mundo se va al abismo jubilosamente.

P. Es usted la reina de las frases: “La marihuana es como el clítoris, hace 20 años no sabíamos cómo usarlo”.

R. Es que las redes sociales sintetizan. Pero tienen razón, porque ambas cosas solo sirven para dar placer. Hace 20 años no conocíamos la anatomía del clítoris, fíjese el control que ejerce esta sociedad conservadora que hace 20 años en los libros de anatomía no existía el clítoris. Hellen O’Connell descubrió el sistema clitoridiano y que en su interior hay 15.000 terminales nerviosas y en el exterior otras 8.000, mientras que el pene solo tiene 4.000 y punto.

P. Pobres.

R. Y además solo sirve para dar placer, no hay otra función anatómica. La naturaleza, que es tan pragmática, solo lo deja para eso. Yo solo comparé el control de esta sociedad machista sobre el clítoris con la marihuana. Y las redes lo convirtieron en eso de que la marihuana es como el clítoris, a veces tratando de hacerte daño te hacen un beneficio.

P. “Expulsemos la Coca-Cola de México”.

R. Yo digo esto porque lo creo, conozco un caso en Chiapas donde una mujer con su bebé muerto en brazos, me dice: “Pero si yo le estaba dando la chispa de la vida”. Y hemos llegado al extremo de que las mujeres en Chiapas bañaban a los bebes con agua embotellada de la Coca-Cola. Le ha hecho un daño al mundo enorme, habría que expulsarla del planeta. Alguna vez tendrá que pagar por el daño que ha hecho.

P. “A mí de pequeña me llamaron autista y yo entendí artista y por eso lo soy”.

R. Es una broma que yo hago, de pequeña era muy tímida, entonces les tenía mucho miedo a los adultos, pero ahora mucho más. Ahora ya sé quiénes son. Vamos directos al abismo, no quieren entender y lo más patético es que no quieren dejar de comer animales.

P. Igual no vamos tan al abismo, quién no tiene ya una sobrina vegana.

R. Creo que los jóvenes y los niños van a optar por el veganismo porque ya es obvio. Estamos en medio de una pandemia zoonótica, de la que ya han olvidado el origen, contentos con las vacunas. Con lo fácil que es comer verdura.

P. Otra frase. Cuando el alcalde de Medellín (España) planteó la posibilidad de recuperar los restos de Hernán Cortés, usted lo apoyó. “Llevamos 500 años esperándolo”, dijo.

R. El alcalde de Medellín lo pidió en serio. Y me dio la risa, le sigo apoyando.

P. Usted, como el presidente, se sitúa al lado de los pobres. Pero usted vive en un barrio muy burgués, en una casa preciosa. ¿Es una burguesa defendiendo las causas de los marginados por el sistema?

R. Yo siempre viví en una clase media ilustrada. Mi padre era cirujano reconocido, yo asistía a sus operaciones de pulmón, fueron pioneros, mostró esa operación por todo el mundo. Mi familia era de clase media. Yo considero que soy una persona exageradamente privilegiada, nací en este barrio y aquí he vivido siempre y recibí una educación que me pagaron mis padres. Pero tuve ese privilegio, me considero ultraburguesa e hiperprivilegiada, oye… La gente con la que trabajo ahora o apoyé como senadora hacen cosas increíbles con dos pesos y yo no sé lo que es la pobreza, no la conozco y sé que no puedo hablar de ella, pero sí puedo devolver todo lo que pueda de lo que recibí.

P. El presidente vino a decir que las clases medias no podían sentir las muertes por el derrumbe del metro.

R. Es fácil traducirlo así y la derecha lo usa para eso. Lo que está diciendo es que es el momento de que quienes fuimos beneficiados empecemos a devolver con responsabilidad lo que se nos dio. Convertirlo en ‘la clase media es mala’ y ofenderse por eso es muy fácil. Pues síguete ofendiendo.

P. 26 muertes duelen, aunque uno no viaje en metro.

R. Sí, él no tiene por qué decir bien las cosas y muchas veces se equivoca, pero hay algo en lo que no se equivoca, y es en decir lo que piensa siempre. Yo prefiero una gente que se tropieza porque dice lo que piensa y lo defiende, que un infeliz que siempre es un hipócrita.

P. ¿No se está derramando mucho paternalismo sobre el mundo indígena? ¿No es hora de que den explicaciones de muchas cosas que ahí ocurren, como la venta de niñas en matrimonio?

R. El mundo indígena mexicano es totalmente incomprensible para nosotros, es dificilísimo porque hay una ruptura desde siempre. Es muy distante, la cultura indígena conserva una relación con el planeta, con la tierra y los animales, una sabiduría. Pero también tiene el peso de degradación brutal que fue la conquista española, el abandono y el despojo de sus tierras, ahora les siguen despojando también. México sigue vivo en su cultura. Los abusos y costumbres me parecen terribles, y el uso de animales.

P. Venta de niñas.

R. No lo puedo ni creer, pero no sé si parte del origen indígena o de la corrupción del encuentro [entre los españoles y los originarios].

P. Se ha dado en todas las épocas y en todo el mundo. Simplemente en México sigue pasando.

R. Yo tengo una amiga indígena que lucha contra eso. A este caso hay que entrarle profundamente. Pero no sé si tiene un origen indígena. Es un origen patriarcal, pero cómo lo vamos a erradicar si al lugar donde inseminan a las vacas le llaman el lugar de la violación, ¡así le llaman! No podemos erradicar la violencia comiendo pollo. O una cabra o un pez.

P. Vegana, animalista, aborto, marihuana, feminismo ¿cuántas causas se pueden tener?

R. No son muchas, la causa fundamental es la vida, para mí, y la libertad y la igualdad, y eso toca con las plantas y con los animales. Somos animales y mientras no aceptemos nuestra animalidad frente a nuestra racionalidad nos vamos a freír en el cambio climático. Nos dedicamos a joderle la vida a todos los demás por arrogancia. Un macho no es más que un acomplejado, un impotente. Sería tan fácil: quítale supremacismo a todo, quítale el ego y pon igualdad.

P. Actriz, directora de teatro, performance, senadora, escribe canciones. ¿Y qué quiere ser de mayor?

R. Tengo 66 años recién cumplidos y solo quiero ser libre, como siempre he sido. A lo mejor he hecho muchas cosas porque no soy buena para ninguna, pero en el arte, como decía sor Juana, en las humanidades, hay que tomar de aquí y de allá. He trabajado mucho con Liliana [Felipe, su mujer]. Ella y yo somos ya una tercera persona. Hay un principio muy bello en la cultura antigua mexicana que dice: lo que es dos, es tres. Me gustaría mucho saber música, me fascinaría haber aprendido a solfear desde niña, pero para eso me casé con una música, que me alegra la vida desde hace 41 años y cada día estamos más felices. Creo que todas las criaturas humanas deberían estudiar música, eso cambiaría el mundo. Y dejar de comer animales, ambas cosas.

P. ¿Desde cuándo es vegana?

R. Cuando ocurrió el tsunami de 2004 en Asia vimos que los animales mandaron un mensaje muy claro: murieron miles de personas y solo uno o dos animales, que ya se habían refugiado. Era diciembre, le dije a Liliana, esto no puede ser, los humanos ya no estamos conectados. Entonces decidimos cambiar de vida. Todavía comíamos carne. Los animales nos estaban dando una lección clara. Tardamos varios años en darnos cuenta, hasta que nos fuimos a nuestra casa en el campo y vimos que lo que hacíamos no estaba bien. Neurocientíficos del mundo se reunieron en 2012 en Cambridge y declararon al mundo que los animales tienen los sustratos neurológicos que dan lugar a la conciencia. Un mes después nunca más volvimos a tomar un animal más que para acariciarlo o reverenciarlo. El privilegio de no comer animales tiene que llegar a las clases más pobres. Si comes animales generas más pobreza. ¿Es el lobby ganadero y pesquero tan grande como para destruir el mundo en silencio?

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