Joan Brossa, el artista que se atrevió a insertar una peineta sobre un balón de fútbol


Muy pocos aficionados al arte contemporáneo desconocen la sorprendente obra que sobrevoló el pabellón español de la Bienal de Venecia de 1997. Se titulaba País y era un poema visual estructurado sobre un balón de fútbol reglamentario con una peineta negra clavada en todo lo alto. Su autor era el artista barcelonés Joan Brossa (1919-1998), que en esa edición compartió espacio con la pintora valenciana Carmen Calvo. La osadía y el humor de Brossa dieron mucho que hablar en un momento en el que en España se declaraba el fútbol de interés nacional y el irreverente creador multidisciplinar aclaraba que no iba contra la práctica del deporte: “Yo no voy contra el sport, como práctica me gusta. Pero, como espectáculo, es mearse en la cabeza de la gente que se pasa la vida trabajando”, decía en una entrevista a este periódico. Brossa aclaró entonces que participaba en el encuentro más importante de arte contemporáneo en calidad de poeta, no de artista plástico.

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Lo cierto es que la actividad creativa del poeta y dramaturgo autodidacta catalán fue tan amplia que es difícil presentar una idea global de su legado. El Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada ha inaugurado este jueves una amplia retrospectiva de un centenar de piezas que se podrán contemplar hasta el 24 de abril. La última gran exposición que se le dedicó fuera de Cataluña fue en el Reina Sofía, en 1991, comisariada por Victoria Combalía. El museo es uno de los muchos que posee obra del artista catalán aunque sus mayores coleccionistas se concentran en Alemania, Estados Unidos y México.

‘País’, de Joan Brossa.

El historiador y crítico Enrique Juncosa ha organizado una exposición titulada Brossa Total y dividida en tres grandes ámbitos, a los que se accede junto a un gran cartel de formato cinematográfico en el que se ve la faceta más mundana del artista en estrenos y cócteles en los que charla o bebe con Antoni Tàpies, Rafael Alberti o Antoni Gutiérrez junto a magos, actores y actrices habituales del mundo del teatro, que tanto le gustaba. Brossa escribió unas 300 obras teatrales, alguna de medio folio, y estrenó menos de una docena.

Juncosa ha montado la exposición con Vicenç Altaió, presidente de la Fundació Joan Brossa, y Miguel Marcos, galerista del artista durante la última década de su vida. Durante el recorrido de la muestra, los tres coinciden en destacar el papel internacional que ahora se le empieza a reconocer a Brossa, alguien excéntrico que vivió siempre en los márgenes de lo convencional y de las reglas del mercado. “Su figura”, afirma Juncosa, “está ligada a poetas y artistas internacionales revolucionarios que se han convertido con el tiempo en figuras indiscutibles, tanto de las primeras vanguardias como de las vanguardias de posguerra”. Como ejemplos señala a Marcel Duchamp, Marcel Mariën, John Cage, el grupo Fluxus, Nicanor Parra o Marcel Broodthaers”.

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Los poemas visuales y las instalaciones comparten los siguientes espacios. Una de las piezas más llamativas es participación en el grupo Dau al Set, junto a Antoni Tàpies, Joan Ponç y Arnau Puig. Por las vitrinas se despliegan portadas y láminas que después llevarían hacia sus primeros poemas visuales cargados de imágenes enigmáticas y deslumbrantes procedentes de los efectos de la bomba que le cayó mientras estaba en el frente durante la Guerra Civil. En este ámbito se exhibe uno de sus libros esenciales, publicado en 1951: Em va fer Joan Brossa. La obra, reeditada varias veces, fue prologadas por João Cabral de Melo Neto, el poeta brasileño que afirmó que la poesía de Brossa había pasado de las veleidades surrealistas de juventud hacia una realidad humilde en la que cabía el léxico de la cocina, la feria y el taller.

Los poema visuales y las instalaciones comparten los siguientes espacios. Una de las piezas más llamativas es Maleta tot Brossa (1997). Es una maleta que en su interior guarda veinticinco grabados y con la que rinde homenaje a Marcel Duchamp, y su Boîte en valise (1935-1941), una maleta de cuero que contiene fotografías y réplicas en miniatura de muchas obras de Duchamp, como si se tratara de una muestra retrospectiva portátil.

‘Terra natal’, de Joan Brossa, expuesta en Fuenlabrada.

Juncosa cuenta que ha podido reunir casi todos los poemas que necesitaba para su discurso gracias a la colaboración de coleccionistas públicos y privados. Hay una pieza que le hubiera gustado tener: el poema País que llevó a la Bienal de Venecia. Hay tres originales en manos privadas, pero ha sido imposible. En cambio, Juncosa ha conseguido exhibir una instalación con el poema objeto Engaño. En el suelo hay 50 balones de fútbol reglamentario tirados por el suelo de una amplia sala de paredes blancas. En esas paredes cuelga una veintena de cuadros de diferentes formatos en los que se representan patas de caballo. Brossa suplía de esta manera las piernas de los futbolistas con la de los caballos, toda una crítica frontal a la politización y deshumanización del deporte.

Tanto Engaño como País formaron parte de la última exposición dedicada en vida al artista. Era 1998 y a finales de diciembre Brossa sufrió un accidente doméstico y cayó por las escaleras de su vivienda. Murió el 30 de diciembre, 20 días antes de haber cumplido 80 años.

‘Paleta-poeta’, obra de 1990 de Joan Brossa.


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