El escritor y analista político argentino Jorge Asís (Avellaneda, 1945) dedica media semana a la ficción y la otra media a diseccionar la realidad del país sudamericano. Admite que no pocas veces lo que imaginó en sus novelas se ha quedado corto. Entre lo inesperado de los dos primeros años de Alberto Fernández como presidente destaca “su capacidad para equivocarse” y haber “dilapidado” la mitad de su mandato en “administrar mal los problemas del país y seguir detrás de ellos”. Asegura no ser peronista, sino peronólogo, y da distintas definiciones sobre el movimiento central de la política de Argentina desde hace siete décadas: “El peronismo es la derecha de la izquierda y en simultáneo es la izquierda de la derecha”, “es capitalismo con justicia social”.
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Desde su oficina, situada en un microcentro de Buenos Aires desierto por la pandemia de covid-19, Asís dialoga con EL PAÍS sobre la campaña electoral para las legislativas de noviembre y el Gabinete renovado tras la la pelea interna entre Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner por la derrota en las urnas en las primarias del pasado 12 de septiembre.
Pregunta. El gobernante Frente de Todos es una coalición. Tras los cambios de Gabinete, ¿qué peronismo gobierna hoy en Argentina?
Respuesta. El kirchnerismo, en momentos de ofensiva, entra con la transversalidad y el progresismo. Cuando va mal, se repliega y adopta la identidad peronista como si fuera un escudo, que es la que hoy se hace cargo de la nación y de la provincia de Buenos Aires. Aún no se toma dimensión de lo que significa [el nuevo jefe de Gabinete], Juan Manzur.
P. ¿Cómo definiría a Juan Manzur y qué rol va a asumir?
R. A Manzur lo llamo el Menemcito [por Carlos Menem, presidente de Argentina entre 1989 y 1999]. Claro que a los progresistas no les gusta porque responde a una estructura peronista más tradicional y es religioso y conservador. Pero tiene gobernadores con él, intendentes (alcaldes), sindicalistas, muy buenas relaciones con el Norte y con Israel. Es decir, que todo lo que tenía preparado la oposición como batería para demoler al Gobierno, como decir que te llevaba hacia Venezuela, ahora no sirve. Manzur se dedica a resolver, como cuando el primer día se sentó y dijo: ¿por qué no terminamos con este tema de la pandemia? Y salió a anunciar la flexibilización y que no eran necesarios los barbijos. Ahora va a hacer lo mismo con el cepo a la exportación de carne.
P. Fernández de Kirchner pidió a Manzur en la carta que hizo pública en las redes. ¿Salió fortalecida con los cambios?
R. No, todos perdieron. La derrota en las urnas fue purificadora para el Gobierno porque lo obliga a ver cómo resolver. El estado permanente de tensión entre Alberto y la doctora había generado una parálisis administrativa. Nadie firmaba nada. Los problemas se amontonaban y no se resolvían.
P. ¿Ve posible que el oficialismo revierta la derrota en noviembre?
R. El Gobierno se equivoca si las medidas que aplica ahora son por las elecciones de noviembre. Hacé de cuenta que en noviembre ya perdiste y dedicate a gobernar los dos años que tenés por delante. Tendrás algún senador menos, pero dedicate a gobernar.
P. Si pierde senadores y diputados, ¿se le complica la gobernabilidad?
R. Puede gobernar perfectamente.
P. ¿Qué poder ostenta el presidente y cómo se verá en la campaña?
R. En la campaña va a estar ausente por una necesidad política, por desprestigio. Habrá una provincialización de las elecciones, no una campaña nacional. En la reunión de los gobernadores con el presidente dijeron que cada gobernador era responsable de su elección. ¿Qué se le dice al presidente en el fondo? No se te ocurra venir.
P. De cara a 2023, ¿cuáles son los principales desafíos que tiene el Gobierno por delante?
R. Creo que lo primero que tiene que hacer es crear confianza y resolver los temas económicos fundamentales, como solucionar la deuda y recuperar solidez económica. La pobreza es otro problema, casi la mitad de la población es pobre. Pero acá preguntan mucho cuándo Argentina se empezó a caer.
P. ¿Cuándo y por qué?
R. Argentina está en problemas desde el nacimiento de los mellizos, el peronismo y el antiperonismo, en 1945.
P. ¿Esa grieta, la oscilación permanente de Argentina de un lado al otro, cómo se resuelve?
R. Soy bastante optimista. No por mi generación, que está plagada de rencores y de divisiones sino por la generación de los que tienen hoy unos 45, 50 años. Sergio Massa [presidente de la Cámara de Diputados] se entiende perfectamente con [el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio] Rodríguez Larreta y con [la exgobernadora macrista] María Eugenia Vidal. Hay una generación que permite pensar que los problemas se van a resolver. Si vos me preguntás a mí, lo que hay que hacer en Argentina es plantar las bases de un capitalismo tolerable, eso es lo que no se debe discutir. Quizás en el Frente de Todos hay algunos que piensan en alguna posibilidad distributiva o de acumulación que no tenga que ver con el capitalismo, pero el único proyecto capitalista que hubo en Argentina surgió de una vertiente del peronismo: Menem.
P. Al analizar los resultados electorales señaló que la sociedad argentina se había desplazado hacia la derecha. ¿La sociedad reclama ese tipo de medidas?
R. Sí. El peronismo siempre tuvo una pituitaria especial de ubicación. El peronismo es la ideología del poder. Con una condición, que es el poder el que signa las claves de la ideología. En este momento vos para mantener el poder te das cuenta de que hay un rumbo ideológico hacia la derecha, en Argentina y en otros lugares. [Javier] Milei logra convencer hasta los pobres que rebeldía es liberalismo, que lo nuevo es ser liberal, y me parece muy valioso. ¿Qué es lo que le impugno? Su discurso antipolítico desde la política.
P. ¿Cómo queda la oposición tras el triunfo en las urnas?
R. Hoy veo a Rodríguez Larreta como el que está más fuerte, el candidato natural y el más sensato, porque sabe que tiene que arreglar. Tendrán aún que dirimir sus cuestiones internas, pero a [el neurólogo y candidato en la interna de la coalición macrista, Facundo] Manes no lo vas a sacar de la candidatura presidencial tan fácilmente y Mauricio Macri espera una suerte de operativo clamor que lo vuelva a poner a él en el centro. Se pone muy interesante y en el peronismo también, porque hasta la derrota el que venía en punta era [el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel] Kicillof. Yo no descarto a la doctora y Alberto puede soñar con la reelección, aunque hoy me parece bastante prematuro e ilusorio.
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