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José Mujica: Un hombre sin odios y sin quejas | Perfil y video

José Mujica: Un hombre sin odios y sin quejas | Perfil y video

Después de una carrera política de más de 60 años, con la que dejó una profunda huella por su compromiso con la justicia social, el expresidente de Uruguay se despidió esta semana de su escaño en el Senado.

Vestido con sencillez, a bordo de un vochito celeste, viviendo en una casa modesta y con un discurso alejado de la política, es como se recuerda a José Mujica, conocido como el Presidente más Pobre del Mundo cuando gobernó Uruguay, de 2010 a 2015.

Después de una carrera política de más de 60 años, con la que dejó una profunda huella por su compromiso personal e ideológico con la justicia social, Mujica se despidió esta semana de su escaño en el Senado, “echado por la pandemia”, como él dijo.

“He vivido con una definición y me cambiaron toda la letra ahora. Este problema lo tienen las nuevas generaciones, la política tendrá que hacerse cargo porque la política es la lucha por la felicidad humana, aunque suene a quimera”, expresó en su discurso de despedida, el martes 20 de octubre ante sus compañeros de la Cámara Alta.

Mujica dijo adiós al Senado al mismo tiempo que el también expresidente Julio María Sanguinetti.

 

En una entrevista para EFE, Mujica declaró que llegó a la conclusión de que no podía cumplir como se debía con la tarea asignada. Terminaba así una carrera en la que había sido guerrillero, diputado, senador, ministro y hasta presidente de Uruguay.

Pero, como dice, en la vida hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse.

“La tarea merece un esfuerzo que yo no podía hacer, porque pongo en riesgo mi vida, 85 años y una enfermedad inmunológica, estoy regalado. La poca energía que me queda la voy a reservar para otras cosas que tienen que ver con la política, que es tratar de ayudar a otra generación que viene, que está ahí; aconsejarla, ayudarla a formar, poner ideas, pero que la acción concreta de la política la lleven adelante otros. Pertenezco al consejo de ancianos, la más vieja institución antropológicamente de la organización humana”, dijo.

Ahora vivirá el retiro en su casa de Rincón del Cerro, junto a su esposa, la senadora y exvicepresidenta Lucía Topolansky, y su mascota Manuela, la popular perra de tres patas.

José Alberto Mujica Cordano (Montevideo, 1935) incursionó en la política desde muy joven, como militante del Partido Nacional, cuando era estudiante de agronomía.

Fundó en los años 60 el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Fue detenido en cuatro ocasiones y sometido a torturas brutales, aunque logró escapar dos veces de prisión.

“Por eso he pasado de todo en la vida. Estar seis meses atado con alambre, con las manos en la espalda. Irme de cuerpo por no poder aguantar en un camión y estar dos días o tres. Estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con un frasco, en una taza de agua con un pañuelo. He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie”, señaló en su discurso de despedida.

 

Entre las varias veces detenido, pasó más de 15 años en total. En 1985, tras la dictadura cívico-militar, fue puesto en libertad junto a otros presos políticos, favorecidos por una ley de amnistía emitida por un nuevo gobierno democrático.

En esa nueva estabilidad democrática, Mujica volvió a la política, creó el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro de la coalición Frente Amplio.

En 2009, ganó las elecciones presidenciales y gobernó Uruguay de 2010 a 2015, cuando fue conocido como el Presidente más Pobre del Mundo, pues siguió viviendo en una casa modesta, en la zona popular de Rincón del Cerro, donde cultivaba flores.

Durante su mandato, basó su administración en cuatro políticas de estado: Educación, seguridad, medio ambiente y energía.

Su propósito era reformar la administración pública y reducir a la mitad la pobreza.

Renunció al 87% de su salario mensual y vendió propiedades que representaban sólo carga para el Estado, recursos que usó en programas de apoyo.

Impulsó planes de vivienda e hizo reformas de ley para garantizar el matrimonio igualitario, la regulación de la marihuana y el aborto legal.

Asegura que tras su mandato dejó a Uruguay como un país un poco mejor.

“Al menos desde el punto de vista de la justicia social: hay menos pobres e indigentes y hacia el porvenir se dibuja una sociedad mejor”, afirmaba.

 

 

Además de ocupar la Presidencia de la República, también alcanzó un escaño en la Cámara Alta entre 2000 y 2005 y de 2015 a 2018; fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre 2005 y 2008. Y, en octubre de 2019, con los colores del MPP, resultó ganador de las elecciones para el Senado.

En su última intervención como senador, Mujica dio una gran lección y lanzó un reto para quienes lo suceden, en el cargo, en el senado y en la Historia.

“En política no hay sucesión, en política hay causas y los hombres pasamos, las mujeres también, todos pasamos. Algunas causas sobreviven y se tienen que transformar y lo único permanente es el cambio. La biología impone cambio, pero también tiene que haber una actitud de cambio, de dar oportunidad a nuevas generaciones, construir, ayudar a construir el porvenir ya que la vida se nos va, y es inevitable, pero las causas quedan”.

Ahora, a los 85 años, ha decidido retirarse, con una historia que ya ha inspirado libros y documentales, pero sobre todo asegura que se va sin odios y sin quejas.

“Si me quejo soy un alma podrida. Me siento feliz porque contribuí a construir una agrupación que hace 20 años que es la más votada en el país”, expresó en una entrevista.

Con información de agencias




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