La Unión Europea avanza hacia una postura más dura sobre China. Los Veintisiete buscan un abordaje común a un asunto muy divisivo y marcado en los últimos tiempos por la guerra comercial entre Washington y Pekín y la invasión rusa de Ucrania, en la que China se muestra más cercana a Moscú. Cuando la Unión analiza cómo reequilibrar la relación y hacer frente al empuje de Pekín, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha advertido a los Estados miembros que el papel de Pekín como rival está cobrando cada vez más importancia. “Debemos comprometernos y acoplarnos con China, pero a la vez competir y reducir dependencias”, ha advertido Borrell este viernes tras una reunión de ministros de Exteriores de la UE en Estocolmo, en la que ha insistido en que el club comunitario debe avanzar para acabar con los “problemas de seguridad económica” del vínculo con Pekín.
La Unión define al gigante asiático como socio, competidor y rival sistémico —en ese orden—, pero será el comportamiento y la respuesta de China no solo económica, sino también en asuntos como la invasión lanzada en Ucrania por el Kremlin, lo que balanceará esas variables en el nuevo enfoque europeo. La UE debe adoptar una estrategia en la que la “eliminación de riesgos” sea la “directriz principal”, ha remarcado la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, en Estocolmo.
Recalibrar el vínculo con Pekín, que exporta casi tres veces más a la UE (unos 1.700 millones de euros diarios) que los envíos de la Unión a China, y que despliega un buen número de políticas que perjudican inversiones europeas, implicará nuevas herramientas. Ese nuevo equilibrio no será sencillo. Y la UE lo pretende, además, sin desvincularse de Pekín, como sí trata de hacer Estados Unidos.
De hecho, el jefe de la diplomacia europea ha advertido de que la UE debe evitar verse envuelta en una competición entre Estados Unidos y China en la que “solo puede haber un ganador”. Una postura muy similar a la que sostuvo el presidente francés, Emmanuel Macron, tras su viaje a China el mes pasado y que tanta crítica desató al rechazar este el “seguidismo” europeo a Washington ante las tensiones en Taiwán.
La UE depende profundamente de los suministros de China, que es su principal proveedor y en algunos casos —como en el de ciertos minerales y materiales raros y estratégicos para las nuevas tecnologías—, el único. La Comisión Europea prepara ahora una estrategia económica defensiva con el foco puesto en China, que se sumará a las recientes regulaciones desplegadas para impulsar la industria europea y la producción de minerales cruciales en los Veintisiete. En un mundo en el que Pekín tiene un papel de actor global muy importante, la UE busca también atraer a nuevos socios en Latinoamérica y el Indopacífico con una revitalización de las relaciones y nuevos pactos comerciales.
El debate en el seno de la UE se produce en medio de cierta tensión con China, que ha amenazado con responder a la intención de la Comisión Europea de sancionar a siete de sus empresas por servir a Rusia para eludir las sanciones impuesta por la invasión de Ucrania. ”Las relaciones no se desarrollarán normalmente si China no presiona a Rusia para que se retire de Ucrania”, ha remarcado Borrell, que en una carta enviada a los Veintisiete destaca que el gigante asiático sacará ventaja de una derrota del Kremlin en Ucrania.
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Las relaciones con China ha sido un tema enormemente controvertido en la UE, que busca ahora una postura unificada. Hay países más duros, como Suecia o Lituania, y otros más pragmáticos, sobre todo en temas comerciales, como Francia. El jefe de la diplomacia europea había preparado el terreno para el debate con un documento de posición muy calibrado en el que apuntaba que los cambios de China y su postura endurecida hacen también necesario el “reequilibrio” y que ha contado con el apoyo de sus homólogos, ha asegurado. Ahora, los líderes volverán a discutir la postura a tomar sobre China en una cumbre en junio.
Ahora, aunque las discusiones no han sido fáciles, ha reconocido Borrell, “la música es la misma” entre todos los socios, aunque con tonalidades “distintas”. Los mensajes de los ministros efectivamente fueron diversos. “Los países no deben ser ingenuos sobre el comportamiento de China”, ha remarcado Tobias Billström, ministro de Exteriores de Suecia —país que ostenta la presidencia semestral del Consejo de la UE—, quien ha destacado también que se usarán todas las herramientas para garantizar la seguridad económica de la UE. Billström ha sido muy crítico, además, con las vulneraciones de los derechos humanos por parte de Pekín. Mientras, el ministro de Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics, ha sido más pragmático: ”No podemos ignorar a China. Debemos tener cuidado con cómo estructurar nuestro abordaje, pero tenemos que ser realistas”.
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