El líder opositor venezolano Juan Guaidó ha propuesto este martes al gobierno de Nicolás Maduro un pacto político, que tenga a la comunidad internacional como garante, con el objeto de aprobar un cronograma de elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales justas y verificables; pide además la entrada masiva de vacunas, la liberación de los presos políticos, la reinstitucionalización del país y el regreso de los exiliados.
A cambio, Guaidó ofrece a Maduro el compromiso de que se respetarán todos los derechos políticos del chavismo, el inicio de un proceso de justicia transicional y que sean levantadas, progresivamente, las sanciones personales y colectivas que pesan sobre el régimen bolivariano y su partido, acusado de haber organizado los cuestionados comicios presidenciales de 2018, en los cuales quedó garantizada la reelección de Maduro. La iniciativa ha sido llamada por sus promotores “Acuerdo para salvar a Venezuela”.
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“Nadie confía en la dictadura”, ha agregado Guaidó en un mensaje grabado que ya circula en las redes sociales. “Lo que estamos proponiendo sólo lo lograremos si contamos con mayor presión, tanto nacional como internacional”.
Guaidó formula esta propuesta a Maduro en momentos en que aumentan las versiones en torno a la cercanía de una nueva intermediación del gobierno de Noruega; y mientras el régimen chavista hace algunas concesiones importantes a sus adversarios, como el nombramiento de un Consejo Nacional Electoral con presencia opositora, la autorización del ingreso de ayuda humanitaria al país y el reconocimiento de crímenes de los Estado cometidos en Venezuela por funcionarios chavistas.
Las medidas de Maduro procuran enviar mensajes persuasivos a la Corte Penal Internacional, que ha encontrado méritos para enjuiciar al Estado venezolano por crímenes de lesa humanidad, y en un contexto en el cual se produce un intento de acercamiento con el gobierno de Joe Biden en Estados Unidos.
El nombramiento del nuevo Consejo Nacional Electoral –en un acuerdo que Maduro adelantó con una facción opositora en la cual destacan Henrique Capriles Radonski y Stalin González- ha ido despertando el interés de dirigentes regionales para participar en las elecciones de gobernadores y alcaldes de este año. En la mayoría de ellos descansa la certeza de que el terrible cuadro social del país les permitirá obtener victorias, independientemente de las decisiones amañadas de la institucionalidad chavista. Tal circunstancia tiende a moverle el piso a la estrategia vigente de Juan Guaidó.
En su mensaje, Guaidó hizo alusión a “el falso dilema” de las elecciones de gobernadores, “con un CNE que no reconocemos, y que Maduro controla”. El próximo señuelo de Maduro, afirmó Guaidó, “nos debe encontrar unidos. A los liderazgos que durante años se han sacrificado por este país y ven en ese hito una oportunidad, cuenten conmigo para luchar por verdaderas condiciones electorales que nos permitan elegir, no ir a una trampa”.
Hace poco, Carlos Ocariz, dirigente fundamental del partido Primero Justicia, el mismo de Capriles –con interés en postular su nombre a la gobernación del estado Miranda- propuso un proceso en el cual quede relegitimado el liderazgo de la oposición. “Sin duda somos una mayoría, pero desorganizada y desordenada. Propongo que arranquemos el proceso de relegitimación de toda la dirigencia en Venezuela, desde parroquias, municipios y Estados”.
Guaidó adelanta una jugada en la que procura coincidir con sus adversarios internos en la oposición, convocando mecanismos consultivos, pero colocando una línea de parámetros mínimos. “Proteger espacios de gobernabilidad es muy importante” agregó. “Pero sin caer en las mentiras del régimen. Si este esfuerzo no está englobado en un marco general de negociación, con ayuda del mundo democrático, la dictadura seguirá haciendo trampas y robándose cada elección”, dijo.
El pulso electoral va tomando fuerza en el seno de los partidos que respaldan a Guaidó, los más grandes e importantes de la oposición. En especial en Acción Democrática, el más antiguo de todos, y el que tiene mayor tradición electoral del país. Los dirigentes de estos partidos, que siguen deliberando sobre el tema, se limitan a declarar que seguirán luchando “por obtener condiciones electorales idóneas para participar”, en la misma línea y en los mismos términos que propone Juan Guaidó.
“Quiero enviar un mensaje a los que tienen aspiraciones legítimas en nuestro país, incluyendo a quienes ya lideraron a la oposición durante varios años”, concluyó Guaidó, en clara alusión a Capriles. “Estoy dispuesto a facilitar y participar en mecanismos que nos permitan construir la mejor unidad posible. Pero conspirar con la dictadura para legitimarse mutuamente como gobierno y oposición leal, no conduce a la libertad, sino a la sumisión y normalización de esta tragedia”
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