Después de que la Cámara de Diputados de Chile aprobase este martes la celebración de un juicio político para destituir al presidente, Sebastián Piñera, por las supuestas irregularidades en la venta en Islas Vírgenes de un proyecto minero, la atención está centrada en el Senado, que en calidad de jurado deberá revisar el impeachment. Lo hará el próximo martes, a cinco días de las elecciones generales del 21 de noviembre.
Era parte de los cálculos políticos de sus opositores: pese a que la ley permite que la acusación se presente hasta seis meses después de que Piñera termine su mandato, el 11 de marzo de 2022, trabajaron a contrarreloj para que el asunto se defina antes de las elecciones, las más polarizadas del pasado reciente de Chile. De acuerdo a las encuestas recientes, los favoritos para pasar a segunda vuelta entre los siete candidatos son Gabriel Boric (del Frente Amplio de izquierda en alianza con el Partido Comunista) y el líder del partido Republicano, José Antonio Kast (de la derecha extrema, que no pertenece a la alianza de Gobierno de Piñera).
Parece inviable que el Senado apruebe la destitución de Piñera, que sería el primer presidente que no termina su mandato en Chile desde Salvador Allende en 1973, luego del golpe de Estado militar. En la Cámara de Diputados, la mayoría opositora consiguió con esfuerzo los 78 votos necesarios para aprobar la celebración de un juicio político y no obtuvo el respaldo de ningún parlamentario oficialista, un sector desafectado de un Gobierno impopular en medio de una campaña. La dificultad para conseguir los votos explica, en parte, que se hayan producido escenas inéditas, como el discurso de 15 horas del socialista Jaime Naranjo, que leyó 1.300 páginas para lograr alargar el debate de la acusación constitucional hasta la madrugada, a la espera del voto clave del congresista Giorgio Jackson, al que este martes se le levantaba la cuarentena por covid-19. No fue la única rareza. El diputado democristiano Jorge Sabag viajó al hemiciclo desde la ciudad de Valparaíso, pese a que tenía pendiente el resultado de un examen de PCR, y burló la fiscalización sanitaria que lo esperaba fuera del Congreso.
En el Senado chileno, compuesto por 43 parlamentarios, se necesitaría que dos tercios de sus miembros aprueben el juicio contra Piñera, es decir, 29 senadores. La oposición, sin embargo, solo tiene 24, por lo que debería convencer a otros cinco del oficialismo. Como parece complejo que la destitución se concrete en el Senado, el resultado de este martes en la Cámara de Diputados no afectó a los mercados, que permanecieron estables. En cualquier caso, en la escena política chilena nadie se atreve a hacer pronósticos cerrados, porque la situación se mueve con las horas. Lo muestra lo que sucede en la carrera presidencial: hasta hace poco, ni Boric ni Kast eran candidaturas por las que se habría apostado, porque se trataba de aventuras testimoniales. Hoy, en cambio, ambos están en una situación expectante para llegar a La Moneda. De acuerdo a los analistas, se trata de la elección más abierta de las últimas décadas.
A menos de cuatro meses del término de la actual Administración, Piñera reaccionó a la decisión de los diputados con cierta cautela, aunque ha trascendido que vigiló de cerca la discusión en el Congreso, que arrancó por la mañana del lunes y se prolongó por 22 horas. Pese a que se conoce su interés por referirse sistemáticamente a los temas de la coyuntura, el mandatario este martes ha guardado silencio. El presidente ha sido visitado en el Palacio de Gobierno por diferentes miembros de su Gabinete y recibido el apoyo de dirigentes de su sector y de los candidatos a la presidencia. A diferencia de los ministros acusados, el presidente no cesa en sus funciones, pero tiene ahora prohibido de salir de Chile antes del pronunciamiento del Senado. “Vamos a seguir gobernando”, aseguró su ministro portavoz, Jaime Bellolio.
Se trata del segundo intento de la oposición por sacar del cargo a Piñera porque la primera vez fue tras el estallido social de 2019, donde no se llegó a entrar al fondo del debate. Investigado por la Fiscalía por las supuestas irregularidades en la venta en Islas Vírgenes del proyecto minero Dominga, su defensa –que intervino hoy por cinco horas en la Cámara de Diputados, antes de la votación– apunta a que se trata de una operación que fue investigada y fallada por los máximos tribunales de Justicia antes de su segunda Administración, que arrancó en 2018.
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Entre los senadores que deberán pronunciarse la próxima semana sobre la destitución de Piñera se encuentra Yasna Provoste, la candidata democristiana a la presidencia, que representa a los sectores moderados de la oposición. Sea como fuere, no existe ninguna claridad acerca de cómo este proceso contra el presidente podría impactar en las elecciones. Mientras la oposición ha mostrado unión y fuerza sin marcar mayores diferencias, Kast parece sacar ventaja por la derecha con una dura crítica a la izquierda y a los parlamentarios que, según dijo, se prestaron para “un circo” en el Congreso. En cualquier caso, el candidato de la extrema derecha no tiene ninguna cercanía con Piñera y ha mantenido una prudente distancia con el Gobierno y su coalición.
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