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Koeman evoca a Cruyff y desafía a Laporta

Koeman, en la ciudad deportiva del Barcelona.
Koeman, en la ciudad deportiva del Barcelona.PAU BARRENA / AFP

A Ronald Koeman le salió la vena cruyffista y retó a la plantilla y a la directiva con un comunicado de 2 minutos y 49 segundos en la víspera del partido de Cádiz (22.00 Movistar). El desafío es doble porque el técnico invita al equipo a ganar, para demostrar que los jugadores están de su parte, e intenta condicionar con los resultados la decisión que pueda tomar el presidente Joan Laporta sobre el banquillo del Barça. El margen de maniobra del mandatario en busca de un entrenador dependerá del marcador de LaLiga —el Levante visita el domingo el Camp Nou— y puede que incluso de la Champions —el miércoles 29 visita al Benfica—. La afrenta del técnico fue tan sorprendente que silenció al club para no aumentar la tensión del Camp Nou. Laporta aguanta el pulso porque está convencido de dar con el técnico ideal para el Barcelona.

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Nadie del Barça convenció a Koeman de que era mejor afrontar de forma rutinaria la rueda de prensa previa al partido de Cádiz que leer personalmente una nota en que la instó a “un club en reconstrucción” a respaldar incondicionalmente “al cuerpo técnico y a la plantilla con hechos y con palabras”, declaración que resonó en el Camp Nou. No quiso afrontar más preguntas de los periodistas sobre su futuro ni siguió los consejos de los empleados del club, que le recomendaron calma, harto de sentir que le mueven la silla desde que se supo que Laporta se planteaba renovar su contrato a cambio de ciertas condiciones innegociables como son el estilo de juego y la Masia, personificada, sobre todo, en Riqui Puig.

A partir de aquella confesión de Laporta con un grupo de periodistas, la desconfianza entre el presidente y el entrenador ha ido en aumento. Ambas partes se han expresado a través de terceras personas y se han recapitulado episodios de un desencuentro que tiene dos puntos álgidos: la derrota del Barça con el Granada el 29 de abril, cuando los azulgrana desaprovecharon la posibilidad de ser líderes, y la reunión en el mes de junio en la que Laporta comunicó a Koeman que se daba un plazo de dos a tres semanas para encontrar un sustituto suyo o, en caso contrario, le mantendría como entrenador del Barça. “Arréglalo si no me quieres”, respondió el técnico, que continúa en el limbo, tan desconfiado que decidió ejercer de portavoz de sí mismo en el propio Camp Nou.

Laporta se enteró por boca de uno de los responsables del gabinete de prensa del club de las intenciones de Koeman instantes antes de que compareciera en la sala de prensa de la ciudad deportiva Joan Gamper. El técnico se presentó con unas gafas y un documento, decidido a contar su verdad, después de desatender los consejos de los empleados de la entidad, que fueron advertidos de su propósito pocos minutos antes, y de informar también a los capitanes y por extensión a los futbolistas que lidera Busquets. “¿Qué le podíamos decir?”, confesó uno de los pesos pesados del equipo. “Era su decisión”. Los jugadores siguieron el discurso inesperado de su entrenador en el vestuario del campo habitual de entrenamiento Tito Vilanova.

Mucha paciencia

Koeman abundó en la tesis de que las limitaciones del plantel y la dramática situación económica obligan a rebajar los objetivos, a modificar el plan de juego y a dar vuelo a la cantera, más presente y reivindicada después del poco peso de los veteranos y el acomodamiento de la clase media, como se apreció ante el Granada (1-1). El técnico apeló a la paciencia, después de tomar como referencia el partido contra el Bayern (0-3), y dio por supuesto el apoyo del club —”está conmigo”—, en un intento de marcar a los asesores del presidente que han expresado sus diferencias con Koeman. “La plantilla es la que es y el club está como está, pero él es el entrenador; tiene su responsabilidad. El ruido no nos conviene”, expusieron voces autorizadas del Camp Nou.

El entrenador también dio prácticamente por supuesta la complicidad de la prensa y el apoyo de la afición, consciente de que su intervención ha generado simpatías ante sectores del barcelonismo que consideran injusto el trato que Laporta ha dispensado a Koeman. La suya fue, en cualquier caso, una intervención en el sitio equivocado, más propia de un presidente que de un entrenador, y remite a los tiempos del contencioso permanente entre Johan Cruyff y Josep Lluís Núñez. A falta de un discurso corporativo, cada parte utiliza sus canales para expresarse, síntoma de que el contencioso tiene pinta de irreversible: a Laporta le sentó a provocación el parlamento de Koeman.

El comunicado de Koeman:

Buenos días a todos, el club está conmigo en una situación de reconstrucción. La situación financiera del club está ligada a lo deportivo, esto significa que tenemos que reconstruir la plantilla sin poder hacer grandes inversiones financieras. El fútbol necesita tiempo, los talentos jóvenes pueden llegar a ser grandes estrellas en uno o dos años. Lo bueno de reconstruir el equipo es que los jóvenes podrán tener oportunidades como en su día tuvieron Xavi e Iniesta. Pero se pide paciencia. Además, quedar en un alto ránking en la Liga sería un éxito. El fútbol europeo es una buena escuela para estos jóvenes talentos. Pero en la Champions League no se puede esperar milagros. La derrota contra el Bayern de Múnich, de la semana pasada, tiene que ser enfocada desde esa perspectiva.

El proceso en el que nos encontramos nuestro grupo técnico y la plantilla se merece ser incondicionalmente respaldada, con hechos y con palabras. Hay que apoyar la política técnica y este proceso. Yo sé que la prensa reconoce este proceso. No es la primera vez que ocurre en su historia en el FC Barcelona. Contamos con vuestro apoyo en estos momentos difíciles. Como plantilla y jugadores, estamos satisfechos con el gran apoyo que tuvimos ante el Granada. Visca el Barça.

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