El Popocatépetl, visto desde el Iztaccíhuatl, en una imagen de archivo.Teresa de Miguel
Las autoridades de Protección Civil han decidido regresar al volcán Popocatépetl a la Fase 2 del semáforo Amarillo en la alerta volcánica, después de su pérdida de intensidad. La decisión de las autoridades se ha tomado después de que el Comité Científico Asesor (CCA) para el volcán concluyera que, en los últimos días, el Don Goyo —como se le conoce popularmente— haya mostrado “un ligero decremento en algunos de los parámetros”, como emisiones de bajo contenido de ceniza, un menor volumen de expulsión de fragmentos incandescentes y esporádicas explosiones menores.
El volcán mantuvo una fuerte actividad en las últimas semanas, lo que llevó a llevar la alerta hasta el Amarillo Fase 3 del semáforo, un nivel que moviliza a las autoridades ante una posible evacuación de las poblaciones cercanas. Las fuertes emisiones del Don Goyo repercutieron en varios campos: provocó el cierre de escuelas y aeropuertos, obligó a la cancelación de cientos de vuelos y llevó a que el Ejecutivo federal movilizara a más de 6.500 agentes de las Fuerzas Armadas para mantener la seguridad en los territorios cercanos al Popocatépetl. La fase Amarillo Fase 2 mantiene la actividad del volcán, con la ligera caída de ceniza o los lanzamientos de material incandescente, pero sin la necesidad de requerir una evacuación, según apunta el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
La titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, dio cuenta de esta continuación de la actividad volcánica del Popocatépetl a pesar de la Fase 2. Afirmó se podría observar “una actividad caracterizada por la ocurrencia de tremores de alta o baja frecuencia y amplitud variable, algunas explosiones de tamaño menor a moderado y emisiones de ceniza, así como la expulsión de fragmentos incandescentes dentro del radio de exclusión de 12 kilómetros”. La titular hizo referencia explícita al radio de 12 kilómetros, una distancia de prohibición que las autoridades marcaron en 1994, cuando el Don Goyo volvió a reactivar su actividad. Velázquez Alzúa comentó también que las medidas de prevención y preparación iniciadas por las distintas administraciones (tanto federal como las estatales) fueron útiles para reducir la vulnerabilidad de la población, incrementando la autoprotección y la previsión de los riesgos volcánicos.
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