La segunda ola de contagios de la covid-19 y el regreso de las restricciones a la movilidad en diversas partes de Europa —aunque mucho menos severas que en primavera— ya dejan su huella en la economía y, muy particularmente, en el sector servicios. En octubre, el PMI compuesto de la eurozona —uno de los indicadores que los inversores miran con más atención para tratar de atisbar los patrones económicos del futuro próximo— entró en zona de contracción al pasar de 50,4 a 49,4 puntos, su mínimo en cuatro meses, según las cifras publicadas este viernes por la consultora IHS Markit.
La actividad del sector terciario, el más expuesto al contacto físico —y, por tanto, el más golpeado por las nuevas restricciones— cayó hasta mínimos de cinco meses (46,2 puntos frente a los 48 de septiembre, cuando volvió a entrar en negativo).
Las manufacturas, en cambio, mantienen el patrón de resistencia que exhiben desde el comienzo de la pandemia, logrando incluso mejorar la marca de septiembre: 54,4 puntos, frente a los 53,7 del mes anterior. Es su mejor lectura en más de dos años y confirma que las economías más dependientes de la industria están capeando mucho mejor el temporal que aquellas que, como España y el resto del arco mediterráneo, descansan sobre el turismo y los servicios, las actividades por definición más afectadas por la pandemia. Esa brecha marca claramente una recuperación a dos velocidades: Alemania y los países del este están saliendo mucho mejor del atolladero que sus pares del sur.
La divergencia, como ha advertido el economista jefe de IHS Markit, Chris Williamson “es aún más pronunciada entre países” que entre sectores: mientras la economía alemana se está viendo impulsada por la pujanza del sector manufacturero, “el resto de la región se ha hundido en una desaceleración cada vez mayor”. Pese a retroceder ligeramente por la presión a la baja de los servicios, el indicador compuesto de IHS Markit para Alemania apenas bajó dos décimas (del 54,7 de septiembre al 54,5 de octubre) y se mantuvo claramente en terreno positivo gracias a la resistencia del sector secundario.
Más presión para el BCE y retroceso del empleo
El debilitamiento de la actividad del sector privado en la zona euro provocó nuevos recortes de empleo en el bloque, ampliando así a ocho meses consecutivos el ajuste de las plantillas, aunque el ritmo de pérdida de empleo se siguió moderando frente al nivel récord registrado el pasado mes de abril. “La zona euro se enfrenta a un mayor riesgo de caer en una doble recesión, puesto que una segunda oleada de infecciones del virus provocó la renovada caída de la actividad en octubre”, concluye Williamson.
Con todo, el zarpazo sería notablemente menor al sufrido en el segundo trimestre del año. La nueva recesión de la eurozona, de producirse, sería “modesta, mucho más leve que la observada durante el segundo trimestre”, pero la perspectiva de una recaída ejercerá una mayor presión para que el Banco Central Europeo (BCE) “inyecte más estímulo y para que los Gobiernos nacionales ayuden a amortiguar el impacto de las medidas de contención del covid-19”. El panel de expertos de Bloomberg también apunta en esa misma dirección: el Eurobanco, dicen, estaría preparando una nueva ronda de estímulos para contener los riesgos del frenazo en el tramo final del año.
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