“La adhesión a la OTAN no está en la agenda, pero es una posibilidad futura”


La jefa de Gobierno más joven del mundo llega radiante a la sala. Sanna Marin (Helsinki, 36 años) comenta que ser la primera ministra de Finlandia es un “reto mayúsculo, sobre todo en tiempos de pandemia”. La socialdemócrata, que lidera una coalición de cinco partidos, destaca que su país se ha convertido en un buen ejemplo de lo fundamental que es la búsqueda del consenso con distintas formaciones políticas. La mandataria recibe a EL PAÍS unas horas después de reunirse con el presidente de España, Pedro Sánchez, con quien intercambió puntos de vista sobre los precios de la energía, la cuestión migratoria o la amenaza de Rusia —de la que se independizó Finlandia en 1917— a Ucrania.

Pregunta. En las últimas semanas, se ha reavivado el debate sobre una posible adhesión a la OTAN. Incluso algunos miembros de la Liga Verde se han mostrado a favor. ¿Veremos a Finlandia formar parte de la Alianza?

Respuesta. No estamos discutiendo esa posibilidad ahora mismo, pero mantenemos la opción de hacerlo en el futuro en caso de que así lo decidamos.

P. [El secretario general de la OTAN, Jens] Stoltenberg dijo el lunes que Suecia y Finlandia son los dos principales socios al margen de la Alianza. ¿Es relevante mantener el actual grado de cooperación?

R. Por supuesto. En los últimos años, hemos estrechado mucho nuestra relación con la OTAN, y nuestro principal marco de seguridad es el de la UE. Creo que es muy importante que se negocie la brújula estratégica europea en materia de seguridad.

P. ¿Está a favor de la creación de un Ejército europeo como defiende [el presidente francés, Emmanuel] Macron?

R. Es fundamental que barajemos todas las posibilidades. Hemos abogado por estrechar la cooperación de los Estados miembro en cuestiones de defensa, pero hay muchos detalles que todavía deben negociarse.

P. Tras años de conversaciones, Helsinki acordó en diciembre la compra a Estados Unidos de 64 unidades del caza más moderno del mundo (el F-35), una cifra muy alta para un país europeo de 5,5 millones de habitantes. ¿Se sienten amenazados por Rusia?

R. Geográficamente, Finlandia es un país grande. Necesitamos una flota de aviones que garantice la seguridad en todo nuestro espacio aéreo. Vamos a renovar los antiguos cazas estadounidenses que teníamos, y esa es una decisión que se había adoptado antes de la reciente escalada de tensión con Rusia. Para nosotros es fundamental que tengamos la capacidad de defendernos.

P. Además de compartir una frontera de 1.340 kilómetros, Rusia es uno de sus principales socios comerciales. ¿Cómo les han repercutido las sanciones que se impusieron a Moscú a partir de 2014?

R. Las contramedidas de Moscú nos han afectado. Sin embargo, nuestras relaciones comerciales siguen vigentes. Lo importante es que la Unión esté unida para dar una respuesta contundente si Rusia va más allá en su agresión a Ucrania.

P. En los últimos meses, como en la mayoría de países de la UE, los precios de la energía en Finlandia se han disparado. Y un agravamiento de la relación con Rusia podría encarecerla aún más. ¿Está dispuesta a remodelar el modelo comunitario de fijación de precios como han defendido Francia y España?

R. Creo que el principal problema es la dependencia de los combustibles fósiles que llegan del exterior, especialmente de Rusia. No tendríamos precios tan caros si hubiéramos abordado este asunto hace 15 años. Deberíamos haber invertido en renovables hace mucho. Defendemos firmemente una transición energética, pero no creemos que haya que precipitarse y modificar el mercado energético actual, lo que podría tener resultados peores de los esperados.

P. Para poder acometer la transición energética, muchos países del sur de Europa reclaman una relajación de las reglas fiscales de la UE. ¿Cuál es la posición de Finlandia?

R. Creo que es clave que los países tengan la capacidad de invertir en la transformación verde y digital, pero todavía hay mucho que negociar en torno a las reglas del déficit.

P. Su Gobierno sobrevivió en octubre a una cuestión de confianza de la oposición conservadora por sus políticas migratorias. Y en Dinamarca, el Ejecutivo socialdemócrata aboga por reducir las solicitudes de asilo a cero. ¿Mantendrá su compromiso con el derecho al asilo?

R. Respetamos la legislación y los tratados internacionales que contemplan el derecho a solicitar asilo. Pero también tenemos que tener la capacidad de enfrentarnos a nuevas amenazas, como las que hemos visto en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, donde Bielorrusia ha utilizado a migrantes para lanzar un ataque híbrido. Esto no puede tolerarse, y es una situación que también hemos visto en la frontera entre Turquía y Grecia. Debemos ser pragmáticos y estar preparados para reaccionar ante estas amenazas.

P. La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas considera a Finlandia el país más feliz del mundo. ¿Cuál es la fórmula?

R. Lo primero es que creo que es muy difícil medir el grado de felicidad de un país. Pero la clave es nuestro modelo nórdico de Estado del bienestar. Todos los ciudadanos tienen la posibilidad de prosperar, todos los niños parten del mismo nivel. La educación es gratuita y de calidad, y es fundamental que los jóvenes crean que pueden alcanzar sus sueños. También tenemos un buen sistema de salud y de protección social. Y otra razón principal del éxito es la confianza de nuestra sociedad en el Gobierno, en las instituciones y en el resto de la ciudadanía.

P. Su Gobierno se ha fijado para 2027 el objetivo de que todos los ciudadanos tengan un hogar. ¿Es una meta alcanzable?

R. Creo que es una cuestión fundamental. Si alguien no tiene una casa, es casi imposible que pueda solucionar otras dificultades. Estamos trabajando de manera muy estrecha con los ayuntamientos de las principales ciudades para atajar el problema cuanto antes.

P. Finlandia tiene la menor cifra de muertos por coronavirus por cada 100.000 habitantes de toda la UE. Pero en los últimos cuatro meses, pese a las vacunas, se han contabilizado casi la mitad de los decesos. ¿Qué ha ocurrido?

R. La razón es [la variante] ómicron. Afortunadamente, parece que es menos grave que las cepas anteriores, pero los casos se han disparado y ello ha repercutido inevitablemente en el número de muertes y hospitalizaciones, especialmente entre los no vacunados.

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