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La Agencia Internacional de la Energía propone prohibir los coches nuevos de combustión en 2035

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) propone en un informe prohibir las ventas de turismo nuevos con motores de combustión a partir de 2035 en el mundo. Además, aboga por no autorizar más nuevos proyectos de explotación de yacimientos de petróleo y gas ni nuevas minas de carbón. Son algunas de las medidas de la rápida transformación que esta agencia recoge en un estudio monográfico como necesarias para que el mundo pueda alcanzar la neutralidad de las emisiones de dióxido de carbono en 2050, la meta más exigente del Acuerdo de París.

El informe —calificado como “histórico” por la propia AIE— supone la certificación de un hecho que muchos científicos y organizaciones ecologistas llevan años poniendo sobre la mesa: no hay prácticamente lugar para los combustibles fósiles si se quiere lograr que el calentamiento global se quede dentro de unos márgenes seguros. Lo que hace ahora esta agencia es identificar hasta 400 medidas e hitos para lograr la descarbonización del sector energético mundial en 2050 a la vez que se garantiza la seguridad del suministro a toda la población y el crecimiento económico.

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La AIE sostiene que existe una oportunidad para lograr combinar estas metas, pero reconoce que se necesita una “transformación sin precedentes” de la forma en la que “se produce, transporta y utiliza la energía a nivel mundial”. Para ello, la generación de energía mundial deberá estar dominada por las tecnologías solar y eólica, que tendrán que sustituir con rapidez a los combustibles fósiles. Y el transporte deberá estar mayoritariamente electrificado.

En 2030, según la hoja de ruta trazada, el 60% de todas las ventas de turismos en el mundo deberán ser de vehículos eléctricos, frente al 5% actual. Para 2035, los coches nuevos de combustión interna ya no se podrían vender y el 50% de los camiones pesados que se vendan deberán ser eléctricos. En 2040, ya no deberían circular turismos con motores de combustión. Esta propuesta es más ambiciosa de lo que figura en la recién aprobada Ley de Cambio Climático y Transición Energética de España, que contempla el veto a los coches nuevos de combustión en 2040.

El plan diseñado por esta agencia apunta también a la necesidad de que los puntos de recarga en el mundo pasen del millón actual a los 40 millones en 2030. También la producción de baterías debe crecer rápidamente y multiplicarse por más de 40 de aquí a 2030.

Solar y eólica

La otra gran pata de este plan de la AIE es la rápida expansión de las nuevas renovables. En 2050, según la ruta diseñada por los expertos de esta agencia, la demanda mundial de energía deberá ser un 8% menor que la actual, pero gracias al aumento de la eficiencia servirá para alimentar a una economía más del doble de grande que la actual y a una población con 2.000 millones de personas más que ahora. Además, el mix energético tendrá que ser completamente diferente y casi el 90% de la generación de electricidad mundial deberá provenir de fuentes renovables, fundamentalmente solar y eólica.

Un atasco en Roma en diciembre de 2019.GUGLIELMO MANGIAPANE / Reuters

Esta entrada de las renovables, que deberá realizarse a una velocidad récord, supondrá la salida de los combustibles fósiles, que pasarán de suministrar ahora cuatro quintas partes de la energía mundial a poco más de una quinta parte. Así, la demanda de carbón tendrá que caer un 90% en 2030 respecto al nivel actual, la de gas un 55% y la de petróleo un 75%. Y los combustibles fósiles que continuarían lo harían gracias a técnicas de captura y almacenaje de dióxido de carbono.

Respecto a los yacimientos de hidrocarburos, la AIE afirma en su estudio que no se podrían aprobar nuevos proyectos para extraer petróleo y gas a partir de este año. Y tampoco se podrían autorizar nuevas minas de carbón o extensiones de las explotaciones actuales. Los productores actuales tendrían que destinar sus inversiones a la reducción de las emisiones de sus operaciones de estos momentos.

Este es, quizás, “el mayor desafío al que la humanidad se haya enfrentado”, sostiene Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE. Para lograr todas estas metas el análisis de esta agencia calcula que la inversión anual debe crecer hasta alcanzar en 2030 los cinco billones de dólares. Este aumento, también sin precedentes, trae asociado importantes beneficios como la creación de millones de puestos de trabajo, resalta la AIE. Además, supondría un incremento del PIB mundial del 4% respecto a las tendencias actuales.

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