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La alianza opositora a Morena nace con la intención de “salvar” al país

La sesión en la Cámara de Diputados del 7 de octubre de 2020.CÁMARA DE DIPUTADOS / EFE

Las alianzas políticas en México entran en un terreno inexplorado. Los consejeros nacionales del Partido de Acción Nacional (PAN) han aprobado este sábado la posibilidad de grandes coaliciones de cara a las intermedias de 2021, cuando se renovará la Cámara de Diputados y elegirán 15 gubernaturas. El partido de derechas ha dado luz verde a ir unidos en la boleta con el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD). El acuerdo de esta gran alianza tiene como objetivo arrebatar al movimiento de Andrés Manuel López Obrador el control de la cámara baja, una meta que la oposición se ha fijado como vital de cara a las presidenciales de 2024. La visión de la mayoría, en cambio, considera al frente opositor una reedición del Pacto por México, fraguado en 2013 y cuyo alcance y credibilidad se fueron erosionando mientras avanzaba el Gobierno de Enrique Peña Nieto.

Los consejeros han respaldado la propuesta de Marko Cortés, el presidente del partido, para postular candidatos comunes en 158 de los 300 distritos electorales del país. El PAN encabezará la coalición en 61 distritos, el PRI en 53 y el PRD en 44. Al día de hoy, el PAN es el principal opositor en el Congreso. Tiene 77 diputados, un 15% de la representación en la Cámara de Diputados. Le siguen el PRI con 48 legisladores y el PRD, con 12. Unidos, los anteriormente grandes partidos de México, aún quedan lejos de la aplastante mayoría de Morena (252 diputados) y sus aliados, el PT (48); PES (24) y el Verde (11).

El sí de los panistas era uno de los principales escollos para la formación del frente opositor. Pero el arreglo, que debe aún ser avalado por los consejos de PRI y PRD, quienes ya habían dado muestras de estar en favor, también se ha tejido para las elecciones locales. Las organizaciones tienen acuerdos previos para Baja California Sur (gobernada por el PAN), San Luis Potosí (del PRI), Sonora (PRI), Colima (PRI) y Tlaxcala (PRD). El acuerdo votado esta tarde solo prohíbe las alianzas con una sola organización política: Morena.

La formación de esta alianza generó polémica dentro del PAN, un partido que tuvo durante décadas al PRI como principal enemigo y a quien acusó en reiteradas ocasiones de fraguar fraudes y ser un obstáculo para la democratización de país. Esta semana algunos panistas de vieja cepa confesaron que el estómago se les revolvía con solo pensar en acompañar a quien fungió como partido único por más de ocho décadas. Hoy, sin embargo, son compañeros de viaje en una ruta pragmática trazada por la omnipresencia de López Obrador.

25 oradores dentro del Consejo Nacional hablaron en contra de la propuesta de Cortés. Otros 25 lo hicieron a favor. Estos últimos fueron logrando importantes y visibles apoyos en los últimos días. 17 exgobernadores del partido hicieron pública una carta en la que justificaban las medidas desesperadas. “Superar un Gobierno populista por la vía democrática solo será posible con un trabajo unido, sólido y generoso de las fuerzas auténticamente democráticas que hoy buscan alcanzar en 2021 la mayoría en el Congreso”, escribieron los políticos, agrupados en Unidos por México.

La alianza opositora también ha sido buscada por algunas organizaciones de la sociedad civil. Entre ellas se encuentra Sí por México, que asegura contar con el respaldo de 50.000 personas. El 30 de noviembre este movimiento apoyado por algunas patronales como la Coparmex y otros grupos identificados con la derecha empresarial, pidieron a los partidos unirse en el frente. “Tenemos claro que explicar a la militancia el por qué marchar de la mano de quienes otrora eran sus adversarios es un esfuerzo mayúsculo… Hoy requerimos la más amplia unidad para frenar el hundimiento del país”, escribieron en una carta dirigida a las presidencias de los partidos.

El reclamo de algunos sectores de la oposición comienza a tomar forma. Y también se confirma la narrativa del presidente López Obrador, quien lleva dos años criticando a los partidos que están por coaligarse sin afinidades ideológicas y con un único fin: restarle poder.


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