PreviaDirectoEl entrenador del Valencia, José Bordalás, durante el partido de Liga ante el Atlético.Biel Alino ((EPA) EFE)
A José Bordalás le reconcomen los tantos en contra. El alicantino, un entrenador de orden y connotaciones defensivas tras su etapa en el Getafe, está tropezando con varias dificultades para taponar la hemorragia de goles que encaja el Valencia, desvalido desde que Marcelino, su némesis, salió de Mestalla. El Valencia post Marcelino encajó 106 dianas, exactamente 53 en cada curso, al cierre de las dos últimas temporadas. Desde la distancia del Coliseum Alfonso Pérez Muñoz, cuando fue consciente de que su deseo de entrenar al Valencia iba a hacerse realidad, Bordalás comenzó a trazar un plan para reconstruir las defensas del once blanquinegro, un pimpampum para sus rivales, incluso para los que no tenían colmillo.
Para evitar que el Valencia fuese saqueado, Bordalás evaluó la plantilla y decidió convertir la portería y la defensa en un enclave estratégico para conquistar partidos. Demandó dos centrales y un mediocentro defensivo como piezas principales para fortificar su once, pero se dio de bruces con la realidad económica del club, más cruda de lo que advertía desde Madrid. Al cierre de la ventana del verano llegaron un central y un lateral derecho: Alderete y Foulquier, dos legionarios. No era suficiente. Bordalás insistió en que en enero el club debía hacer un esfuerzo para sellar esas dos posiciones. Hoy todavía está a la espera. Pendiente de una reunión telemática con el máximo accionista, Peter Lim, que, con el mercado de invierno en marcha, todavía no se ha producido. Mientras, el Valencia visita este sábado al Madrid (21.00, Movistar LaLiga).
El transcurrir del curso le ha dado la razón al entrenador. “Somos frágiles y vulnerables”, admitió tras la goleada encajada ante el Real Betis por 4-1 en la jornada 11. “Nos falta oficio para no conceder los goles que encajamos”, insistió tras el 3-3 ante el Atlético dos fechas después. Lejos del trazo de equipo estajanovista que entrenaba en el Getafe, Bordalás conduce un equipo más suave con otro perfil que hace goles; de hecho con 31 es el quinto que más marca de la Liga, pero detrás es un azucarillo. Ha recibido 28 tantos y es el cuarto equipo más goleado de la primera vuelta.
En sus cuatro temporadas consecutivas con el Getafe en la Liga, Bordalás no había encajado tanto como en este ejercicio. El Valencia 2021-22 es el equipo más blando que ha entrenado el alicantino. Una anomalía en su currículo. Al término de la primera rueda del campeonato, Bordalás jamás había recibido tantos golpes en su portería. Sumó 18 en la 2017-18, 16 en la 2018-19, 20 en la 2019-20 y otros 20 en la 2020-21. En su primera experiencia en Primera División cedió 33 goles al cierre de la liga, su mejor registro en este apartado, cinco más de los que lleva en contra con el Valencia en la mitad de jornadas.
Bajas en la zaga
En la comparativa, su equipo actual está lleno de agujeros. La media de goles encajados por partidos es de 1,47. Ha concedido 223 remates totales, 86 de ellos a portería. En el Getafe al término de cada una de sus cuatro temporadas, Bordalás cedió 319, 281, 379 y 388 remates totales y 114, 110, 134 y 130 remates a portería. Este Valencia es el conjunto entrenado por Bordalás que más goles y remates recibe.
¿Cuáles son las razones? El chaparrón de lesiones que empapa al equipo desde la cuarta jornada del campeonato se ha ensañado especialmente en la defensa, tanto en los flancos como en el eje central. Gabriel Paulista lleva fuera de combate desde la jornada 12 y sumará su octava fecha de baja ante el Real Madrid. Alderete ya ha sido baja una jornada por acumulación de cartulinas y está a una amarilla de volver a ser sancionado. El central paraguayo ha estado ausente, además, dos partidos por covid. Así, el trémulo Diakhaby se ha convertido en un jugador aprovechable desde la baja de Paulista. Los laterales titulares, Gayà y Thierry, no paran de sufrir percances.
En la plantilla hay tres centrales y Bordalás tiene que recurrir a los zagueros del filial Rubo Iranzo o César Tárrega para completar convocatorias. Guillamón, al que ha reconvertido en un mediocentro, ha tenido que volver a desempeñarse en varias ocasiones como central para suplir bajas. Por eso Bordalás demanda otro defensor. Con el equipo cerquita de Europa —a sólo dos puntos—, el técnico sabe que sin refuerzos su plantilla, descompensada y muy justita, puede caer a la zona insulsa de la tabla.
El calendario de enero y febrero es una bomba para el Valencia. Octavos de la Copa y duelos ante Real Madrid, Sevilla, Atlético, Real Sociedad y Barcelona.
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