La audiencia de la nueva Telemadrid diseñada por Isabel Díaz Ayuso se hunde. La primera medida que llevó la presidenta regional a la Asamblea tras su arrollador triunfo del 4-M no tuvo que ver con la pandemia, ni con la economía, ni con la igualdad. Fue una reforma para destituir a la dirección de Telemadrid, que le era incómoda; asegurarse de que el PP y Vox controlaran la televisión y la radio públicas; y nombrar como administrador de la compañía a José Antonio Sánchez, votante confeso del PP que aparece en los Papeles de Bárcenas. Desde entonces, julio de 2021, Telemadrid ha estado siempre muy por debajo de la media de audiencia obtenida por la cadena en 2020 y en el primer semestre de 2021 (5,4%), con la excepción de diciembre, y este enero se ha hundido hasta un 4,3% (2,5 puntos menos que hace un año, y 0,9 menos que hace un mes). Hay que remontarse a marzo de 2019 para encontrar un registro tan pobre, y a junio de 2018 para ver uno peor (3,9%). Todo un drama.
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“Evidentemente hay un problema con la franja de la tarde de la cadena, y tenemos además el hándicap de que la solución de ese problema es la inversión pura y dura, y no hay dinero”, reconoce una fuente de la dirección de Telemadrid sobre el recorte del 10% del presupuesto que impuso Vox a cambio de que el PP sacara adelante el nombramiento de Sánchez. “Un 4,3% de audiencia está lejos del dato deseable. Ahora mismo estamos lejos del objetivo exigible y razonable: el 5%”, añade. “Creemos que se puede revertir, porque el prime time y los informativos están funcionando bien, pero por la tarde es que no tenemos público”, afirma este interlocutor, que argumenta que no es justo comparar las audiencias de 2022 con las de 2021 y 2020, porque la pandemia infló los datos de los años anteriores al obligar a los espectadores a pasar más tiempo en casa. “Si nos comparamos con esa audiencia, vamos a palmar siempre”, subraya, puntualizando que también considera injusto comparar enero de 2021 con enero de 2022, puesto que hace un año el temporal Filomena encerró a los madrileños en sus hogares.
Frente al 8,4% de media de las televisiones autonómicas en enero, el 4,3% de Telemadrid le coloca por detrás de Aragón TV (segunda) o Canal Sur (quinta) en un ránking donde las televisiones que emiten en una lengua cooficial se destacan en el podio como primera (TV3) y tercera (TVG). El canal madrileño ocupa el puesto número 12 en la clasificación, lo que supone ser el penúltimo canal autonómico este mes, solo por delante de la valenciana Apunt, de reciente creación.
¿Cómo se ha llegado hasta este punto? Con una decisión política que Díaz Ayuso defendió en diciembre, durante su última entrevista con EL PAÍS.
“Consideramos que había que darle un impulso a un ente que ya llevaba mucho tiempo con los mismos gestores”, dijo entonces la presidenta regional sobre su decisión de destituir como director general de Telemadrid a José Pablo López, que apenas había consumido cuatro de sus seis años de mandato. El directivo había llevado a Telemadrid y La Otra hasta el mejor dato para las cadenas de Radio Televisión Madrid en ocho años (el 6,4% de share de la temporada 2019-2020), y había celebrado en 2021 el mejor enero de la cadena desde 2012 (8,6) gracias a su cobertura del temporal Filomena; o de la explosión en un edificio de la calle de Toledo.
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Así, los pecados de la dirección destituida nada tenían que ver con los datos de audiencias. Al contrario. Todo empezó en la campaña electoral de 2019. Díaz Ayuso era entonces una desconocida sin experiencia en la primera línea política. Asesorada por Miguel Ángel Rodríguez, exsecretario de Estado de Comunicación con José María Aznar, la aspirante del PP decidió no enfrentarse al resto de candidatos en el debate organizado por EL PAÍS y la Cadena SER.
Problemas por el debate
Su apuesta estaba clara: un único cara a cara, en Telemadrid, programado en una fecha lo más alejada posible de la cita con las urnas para que hubiera margen para hacer control de daños en el caso de que cometiera algún error. La dirección de la cadena no cedió. El debate se celebró en la fecha prevista. Y empezaron los problemas.
Una vez investida como presidenta, gracias a Cs y Vox, Ayuso llegó a decir sobre el canal: “Ya no es un servicio público esencial”. También se quejó por carta sobre el contenido de un programa de la cadena, Aquí hay madroño, al entender que se mofaba de la Infanta Elena. Y la consejería de Hacienda denegó fondos para financiar coberturas concretas de Telemadrid con el argumento de que el 31 de diciembre de 2020 había caducado el contrato programa que regula el día a día del ente.
La culminación del enfrentamiento llegó en la campaña electoral del 4-M: en un gesto sin precedentes, Ayuso anunció que no participaría en el debate electoral de la televisión pública autonómica. Solo la presión del resto de candidatos le hizo rectificar.
Y llegó el cava para celebrar la victoria del 4-M. Y el adiós de Ciudadanos, el dique de contención que defendió la autonomía de Telemadrid la anterior legislatura. Y el nombramiento de Sánchez como administrador provisional de la cadena, un puesto de nuevo cuño ideado para que el PP y Vox mantengan el control del ente incluso si la formación conservadora pierde algún día el gobierno: no hay mecanismo pare destituirle salvo que la izquierda y la derecha alcancen un improbable acuerdo para votar juntos a favor de un nuevo director general.
“Ya lo dice el poeta, desde el día que nacemos, a la muerte caminamos. Efectivamente, provisionales somos todos”, ironizó Sánchez sobre la supuesta caducidad de su nombramiento durante su debut en la Asamblea, inaugurando el estilo socarrón que ha marcado todas sus comparecencias parlamentarias.
En sus primeras semanas al frente de la cadena se decidieron 17 cambios en los servicios informativos, todos con profesionales de la casa como protagonistas, con dos excepciones: José Antonio Álvarez Gundín, con el que Sánchez coincidió en la RTVE de Rajoy, fue nombrado director de informativos, y Víctor Arribas, con una larga trayectoria previa en el ente, volvió a la compañía como presentador y editor de informativos. Desde entonces, dos líneas maestras han presidido la programación política de la cadena: presencia de los portavoces de todos los partidos en sus programas, con entrevistas en profundidad que dan audiencias por encima de la media (llegan al 9%), y amplios despliegues para cubrir cada declaración y decisión de Ayuso.
No obstante, los cambios decididos para la franja de tarde no han funcionado: ha estrenado un nuevo programa de cocina con el Cordobés, un nuevo concurso con Quico Taronji y ha movido otro concurso de hora (Atrápame si puedes), sin cautivar a la audiencia.
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“Se demuestra también el pluralismo, porque ya le digo que han ido representantes de todo el espectro. Además, muchos de ellos han tenido unas audiencias bastante importantes”, defendió Sánchez en una comparecencia parlamentaria en la Asamblea de Madrid a finales de 2021. “Y yo creo que no es cierto que nos dediquemos a la loa de la presidenta”.
Este diario pidió a Telemadrid una valoración oficial de los datos de audiencia de enero, pero la compañía declinó hacer comentarios.
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