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La auditoría ordenada por los republicanos en Arizona confirma que no hubo fraude en el triunfo de Biden

Simpatizantes de Trump afuera del coliseo de Phoenix donde se llevó a cabo la auditoría en mayo.
Simpatizantes de Trump afuera del coliseo de Phoenix donde se llevó a cabo la auditoría en mayo.Adriana Zehbrauskas

Nuevo golpe a “la gran mentira”, la idea de que Joe Biden ganó por un fraude electoral. La auditoría ordenada por el Senado de Arizona, de mayoría republicana, no ha arrojado las conclusiones que los simpatizantes del expresidente Donald Trump esperaban. Un borrador del documento, al que ha tenido acceso The New York Times, confirma los resultados de los comicios de noviembre de 2020 en este Estado, que pasó al bando demócrata por primera vez desde 1996. No hay ningún rastro de fraude tras la revisión de los 2,1 millones de votos del condado de Maricopa. La empresa encargada de la revisión, llamada Cyber Ninjas y sin experiencia previa en recuento electoral, halló 99 votos nuevos a favor de Biden y 261 menos para Trump, quien sigue sin reconocer la victoria del hoy presidente de Estados Unidos.

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Jack Sellers, el presidente de la junta de supervisores del condado de Maricopa, en el que se encuentra la ciudad de Phoenix, ha dicho a través de redes sociales que no es necesaria una mirada muy profunda a las conclusiones de Cyber Ninjas para confirmar algo que “ya se sabía”. “Los candidatos certificados por la junta, el gobernador, la Secretaría del Estado y el fiscal local, ganaron”, dijo el funcionario en un comunicado publicado en Twitter. “Esto significa que […] el resultado refleja la voluntad de los votantes”, continúa. El reporte ha sido enviado este jueves a políticos locales de Arizona. Su versión definitiva se dará a conocer este viernes.

Las conclusiones de la auditoría eran tan esperadas como temidas. Llegaron con varios meses de retraso. El propio calendario propuesto por Cyber Ninjas, una empresa de ciberseguridad, informaba que el recuento de votos se esperaba para finales de junio. El ejercicio se realizó a puerta cerrada, en un coliseo en honor a los veteranos de guerra, y se hizo prohibiendo a casi todo periodista verificar el proceso. Muchos se preocuparon por la transparencia de la revisión a manos de una empresa propiedad de Doug Logan, un hombre de la Florida rural profundamente religioso y padre de 11 hijos, que antes de comenzar a revisar los votos, había difundido a través de redes sociales mensajes sobre el supuesto fraude electoral.

Las alertas se dispararon cuando la prensa comenzó a rastrear quién estaba pagando el recuento. En agosto la periodista Jane Meyer desveló en The New Yorker un gran entramado de grupos vinculados a la derecha radical que estaban pagando los gastos de Cyber Ninjas. La más importante es la Fundación de Lynde y Harry Bradley, una organización valorada en 850 millones de dólares que lleva casi una década financiando litigios contra leyes electorales que desfavorecen al partido republicano. Se calcula que el costo de la auditoría en Arizona es de seis o siete millones de dólares, según la prensa estatal.

Biden ganó Arizona con el 49,36% de los votos. Trump obtuvo el 49,06%. La diferencia entre ambos fue solo de 10.457 sufragios. El triunfo del demócrata desató la ira de Trump, quien llamó a las cadenas de televisión conservadoras la noche electoral para que se retractaran en el pronóstico. Arizona había sido un sólido bastión conservador desde hace décadas, el último demócrata que lo había ganado fue Bill Clinton.

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Trump comenzó una ofensiva legal a través de su abogado Rudy Giuliani, que forzó a las autoridades locales, emanadas del propio partido republicano, a hacer varias revisiones a los comicios. Todos llegaron a la misma conclusión, a la que ha llegado ahora Cyber Ninjas. El expresidente, y por lo tanto muchos de sus seguidores, estaban convencidos de que la auditoría iba a darle la razón. “¡Predigo que arrojará resultados muy sorprendentes!”, dijo el mandatario en mayo. Sus votantes acudieron al coliseo de Phoenix durante meses como si este fuera un sitio de peregrinaje, convencidos de que ahí caería una ficha provocando un efecto dominó que iba a revertir los resultados en Michigan y Wisconsin y, con ellos, el regreso de Trump a la Casa Blanca. Esta teoría del gran fraude electoral promocionada por sectores trumpistas fue calificada como “la gran mentira”.

El presidente de la junta de supervisores, Sellers, sabe que las conclusiones no significan el fin de la historia. “Sospecho que seremos acusados nuevamente de no cooperar, de fallar en dar información al contratista del Senado [Cyber Ninjas]. ¿Cómo podríamos cooperar con una investigación hecha por gente que no tiene idea de cómo se organiza una elección? Mucho menos, una en el segundo distrito electoral más grande de Estados Unidos”, señala el funcionario. Los senadores locales republicanos, ya con la mira puesta en las elecciones intermedias del próximo año, aún desean examinar los servidores del condado de Maricopa porque sospechan que estos pudieron ser alterados. Las autoridades encargadas de organizar la votación, no obstante, han explicado que estos no tienen conexión alguna con la maquinaria electoral.

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