El director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Juan Virgilio Márquez, lo reconoce sin tapujos: “Hay una avalancha, sí”. Desde el punto de vista de este representante del 90% de las empresas del sector de los molinos de viento, el actual agolpamiento de proyectos renovables es una anomalía que se irá solucionando según vaya ajustándose la transición hacia las energías limpias. “Estamos arrancando, el motor está frío y está pegando tirones”, comenta este ingeniero. En el caso de la cornisa cantábrica, una de las zonas con mayor concentración de peticiones para construir parques eólicos, el director de la AEE admite que el alto número de proyectos está generando alarma social, pero asegura que el sistema de tramitación garantiza que no salgan adelante aquellos que incumplan las normativas ambientales.
Más información
Para algunas organizaciones ecologistas, la situación resulta bastante más compleja, pues advierten que no tienen medios para controlar tantos proyectos. Según Luis Suárez, coordinador de Conservación en WWF España, “ahora mismo estamos tan desbordados que no sabemos muy bien cómo proceder”. “No tenemos capacidad para hacer alegaciones o evaluar todos estos proyectos, no llegamos a todos”.
¿Cómo analizar con criterios científicos el impacto de todos estos parques eólicos? Si bien el aumento de renovables constituye una gran noticia para la lucha contra el cambio climático, ante el temor de que este bum tenga otros efectos colaterales no deseados sobre la biodiversidad y el medio natural, el Ministerio para la Transición Ecológica presentó hace unos meses una cartografía de sensibilidad ambiental que identifica aquellos emplazamientos más y menos adecuados para los parques eólicos y fotovoltaicos en función de sus valores naturales. Paradójicamente, el análisis realizado por EL PAÍS colocando cada aerogenerador en la ubicación precisa que figura en los proyectos eólicos presentados hasta ahora en la cornisa cantábrica (a partir de los datos recopilados por el Fondo para la Defensa Jurídica de la Cordillera Cantábrica) muestra que muchos de las turbinas eólicas que se quieren levantar pisan o se sitúan justo en el borde de zonas de máxima sensibilidad ambiental.
Imagen de satélite de antes y después del comienzo de las obras de los parques eólicos de El Cordel y Vidural, Panondres, Capiechamartín, El Segredal y Verdigueiro, en la montaña asturiana. Aparte de los aerogeneradores, se necesitan pistas y líneas de evacuación.
El portavoz de la Plataforma en Defensa de la Cordillera Cantábrica, Ernesto Díaz, afirma que la ubicación de buena parte de estas peticiones para construir parques en estos terrenos de alta sensibilidad ambiental pone en evidencia la gran vulnerabilidad de estas montañas. “El impacto de estos megaparques eólicos va a ser severo, se están metiendo proyectos de una forma desproporcionada”, destaca el ecologista, que considera que “hay mucho espacio en territorios menos sensibles para atender las necesidades de producción de renovables”.
Por su parte, el director de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) incide en que esta zonificación de sensibilidad ambiental creada por el departamento de Teresa Ribera “no es vinculante”. “El ministerio no puede dictaminar el nivel de protección ambiental en una comunidad, eso es competencia de las autonomías”, señala el representante de los eólicos, que defiende que lo importante es que los estudios ambientales de cada proyecto se realicen de forma rigurosa y que los técnicos de las administraciones estén preparados para “no dejar pasar absolutamente ningún parque que no cumpla con la normativa”. “No todos los proyectos que se sacan a información pública se van a realizar”, comenta Virgilio Márquez, “pero tampoco se puede decir que no se puede poner ni un solo parque en mi monte porque es muy bonito y quiero que siga así”.
A este respecto, el Ministerio para la Transición Ecológica acaba de aprobar nuevas medidas para favorecer la selección de emplazamientos de menor sensibilidad ambiental. En un real decreto aprobado el pasado 24 de junio, se determina que, a partir de ahora, para conseguir el permiso de conexión a la red eléctrica para los parques (en los nudos con capacidad para más de 100 megavatios (MW)) el criterio no será quién llega primero, sino que se realizarán subastas en las que se tendrán en cuenta las particularidades socionómicas y ambientales de cada petición. La idea es que obtengan una mayor puntuación para conseguir la conexión a la red —el primer paso en la tramitación de estas instalaciones— aquellos proyectos que supongan mayores retornos socioeconómicos para la zona o una menor afección ambiental, considerando la zonificación de sensibilidad ambiental. No obstante, esto será así para las nuevas peticiones que se reciban a partir de ahora, pero no influye en las ya existentes, cuya aprobación está pendiente de la evaluación de impacto ambiental que deben realizar las comunidades autónomas (para los parques de menos de 50 MW) o el Ministerio para la Transición Ecológica (para los de más de 50 MW).
Como explica el director general de Calidad y Evaluación Ambiental del ministerio, Ismael Aznar, “sabemos que son muchos [los proyectos], sabemos que hay varios centenares, que es mucho más de lo que nos venía llegando en años anteriores; y eso son los de competencia estatal, luego están los de menos de 50 megavatios que tramitan las comunidades autónomas, que también hay muchísimos”. Según explica, el reto no es solo gestionar tantos expedientes, sino hacerlo además en unos tiempos ajustados, pues hay que tramitar un gran número de ellos antes de un año para cumplir con los plazos legales, de otra forma serían descartados. “Hemos reforzado los medios humanos para hacer frente a esta avalancha de proyectos”, subraya Aznar.
Sobre las peticiones para levantar aerogeneradores en zonas de máxima sensibilidad, el director de Calidad y Evaluación Ambiental admite que el promotor es libre de hacerlo, dado que la zonificación no obliga a nada. Pero también asegura que “muy probablemente se va a encontrar con una evaluación ambiental desfavorable o con unas medidas [correctoras] que hagan no viable el proyecto”.
Parque natural de Somiedo
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Monumento
Natural Carbayón
de Valentín
Parque natural
Puentes del Narcea,
Degaña e Ibias
Parque natural de Somiedo
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Monumento
Natural Carbayón
de Valentín
Parque natural
Puentes del Narcea,
Degaña e Ibias
Parque natural
de Somiedo
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Monumento
Natural Carbayón
de Valentín
Parque natural
Puentes
del Narcea,
Degaña e Ibias
Parque natural de Somiedo
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Monumento
Natural Carbayón
de Valentín
Parque natural Puentes
del Narcea, Degaña e Ibias
Entre las instalaciones eólicas presentadas a información pública en la cornisa cantábrica, sorprenden de forma especial los aerogeneradores que se quieren levantar en las inmediaciones de los parques naturales de Somiedo y de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, zonas protegidas de la montaña asturiana de gran importancia para el urogallo o el oso pardo. Esto ocurre con los tres complejos eólicos de Chagüetos (60 MW), Gobia (100 MW) y Carola (de 90 MW) de la empresa promotora Green Capital Development. “Estos de Somiedo son una aberración, pues están directamente en la zona de exclusión eólica”, clama el portavoz de la Plataforma en Defensa de la Cordillera Cantábrica. “Dicen que esto no puede salir nunca adelante, pero entonces por qué los han presentado”.
Detrás de estos proyectos está el empresario madrileño Jesús Martín Buezas, propietario de Capital Energy. A las preguntas de EL PAÍS, Ricardo Fernández, director de la región Noroeste de Capital Energy, responde que “los beneficios que acarrean estos parques eólicos a los territorios en los que se ubican son muy relevantes, y se puede mitigar su posible impacto ambiental con la adopción de las medidas que las administraciones públicas estimen oportunas en cada caso”. Sobre las posibilidades reales de estas instalaciones eólicas en un emplazamiento de tanto valor natural, el representante de Capital Energy defiende que son las administraciones públicas, a través del procedimiento de evaluación ambiental, las que deben dictar la viabilidad o no de cada proyecto.
Zonas de alta
sensibilidad
Zonas de alta
sensibilidad
Zonas de alta
sensibilidad
Zonas de alta
sensibilidad
Hay otras muchas peticiones para construir parques que no llegan a invadir zonas protegidas o de alta sensibilidad ambiental, pero sí se sitúan en el mismo borde. Un caso paradigmático es el proyecto de El Escudo (151,2 MW), promovido por Biocantaber (Iberdrola) en Cantabria, en el límite de un Lugar de Interés Comunitario de la Red Natura, que ha recibido de forma reciente una declaración de impacto ambiental favorable por parte del Ministerio para la Transición Ecológica. Para Ernesto Díaz, de la Plataforma en Defensa de la Cordillera Cantábrica, “la aprobación del parque de El Escudo, en el borde de un espacio protegido y en una zona con un hábitat prioritario como son las turberas, es la demostración de que puede salir adelante cualquier otro proyecto; si ha salido esto, entonces nos podemos esperar cualquier cosa”. “Hay sitios que no deberían tocarse”, enfatiza.
Sin embargo, para Ismael Aznar, director del departamento que se ha encargado de la evaluación de este parque, este proyecto en una zona sensible constituye “un ejemplo de hasta qué punto la declaración de impacto ambiental puede ser una herramienta útil para minimizar las afecciones”. “Efectivamente, los aerogeneradores están en el borde, pero no se meten en las turberas”, incide el representante del ministerio, que asegura que hay que estudiar caso por caso los parques que se sitúan en los límites de zonas de alta sensibilidad. Como recalca, la declaración ambiental de El Escudo ha introducido distintas exigencias para permitir su funcionamiento y ha obligado a retirar 11 de los 36 aerogeneradores del proyecto inicial para evitar los impactos más críticos.
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Turbinas eólicas proyectadas
Parque Natural
Montaña Palentina
Parque Regional Montaña
de Riaño y Mampodre
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Turbinas eólicas proyectadas
Parque Natural
Montaña Palentina
Parque Regional Montaña
de Riaño y Mampodre
Turbinas eólicas
proyectadas
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Parque Natural
Montaña Palentina
Parque Regional Montaña
de Riaño y Mampodre
Turbinas eólicas
proyectadas
Sensibilidad ambiental para
la instalación de parques eólicos
Parque Regional Montaña
de Riaño y Mampodre
Parque Natural
Montaña Palentina
Algunas aglomeraciones de proyectos son realmente llamativas, como la concentración de parques cerca de Guardo, en Palencia. En la información pública, al menos seis de ellos aparecen con la misma promotora, Erbienergía Inversiones S.L., y todos ellos tienen 48 megavatios de potencia: La Carbonera, El Brezal, Valdepino, Las Rayas, El Cantoral y Valdemoratas. El Fondo para la Defensa Jurídica de la Cordillera Cantábrica considera que este es un caso claro de fraccionamiento: cuando un promotor divide los parques para dejarlos por debajo del umbral de los 50 MW de forma que sean tramitados por la administración autonómica y conseguir así ventajas en la tramitación. “En el pasado nos hemos encontrado con muchos proyectos muy próximos del mismo promotor, o de distintos promotores que forman parte del mismo grupo empresarial, a veces puede ser discutible si es fraccionamiento o no”, señala el director de Calidad y Evaluación Ambiental del ministerio. “Cuando se da esa circunstancia, lo que estamos haciendo es acumular los proyectos, la ley de procedimiento administrativo te permite tramitarlos como uno solo”.
Si una de las garantías del proceso de tramitación de estos parques es la exposición a información pública de los proyectos y la supervisión de las entidades sociales, son varias las organizaciones conservacionistas que aseguran estar desbordadas para controlar tantas peticiones. Según la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), en los últimos 12 meses ya ha realizado más de 200 alegaciones, y no llega a todo. Para Felipe González, delegado de SEO/BirdLife en Cantabria, “se está produciendo un desborde de proyectos que los promotores tratan de sacar como sea y los ciudadanos no tenemos capacidad de defendernos de aquellos más dañinos”. Este ornitólogo afirma que este problema no se está dando solo entre las organizaciones sociales. “Es verdad que las administraciones son cada vez más rigurosas y miran más los proyectos, pero en muchos casos ellas también están desbordadas y nos tememos que se coloquen parques que no se deberían”.
Para minimizar los impactos, estos grupos conservacionistas reclaman una planificación previa para ordenar todos los proyectos de energías renovables en el territorio, ya que entienden que el análisis de cada instalación por separado no basta para evaluar su impacto global. Del mismo modo, piden una cartografía que incluya todos los proyectos eólicos tramitados por las distintas administraciones, incluyendo además las pistas y líneas de evacuación, así como los complejos eólicos ya existentes. Como subraya Luis Suárez, de WWF, “es fundamental que veamos la foto del conjunto, pero todavía no existe una base de datos y un mapa con todos los proyectos, porque se están evaluando a muy distintos niveles: estatal, autonómico o incluso provincial”.
Desde una de las regiones con más peticiones, Cantabria, el consejero de Medio Ambiente, Guillermo Blanco, considera prioritario el desarrollo de las instalaciones eólicas para cumplir con los objetivos europeos de descarbonización y para avanzar en la transición hacia las energías limpias: “Aquí tenemos dependencia energética, no producimos energía ni para mecheros. Pero solo tenemos un parque eólico de los 1.200 que hay en España, somos la penúltima comunidad autónoma en producción eólica”.
Según subraya el consejero, “tenemos mucho cuidado con las afecciones al entorno, debemos ser los guardianes del cumplimiento de la ley”, pero también hace hincapié en que “no podemos luchar contra la afección subjetiva de que te guste o no te guste, y la mayoría de la gente no quiere unos molinos cerca de casa”. En cualquier caso, Blanco tiene claro que es imposible que salgan adelante todas las peticiones para poner aerogeneradores: “En Cantabria hay un número importantísimo de proyectos a instalar, pero muchos de ellos inicialmente ya se sabe que no pueden ser, porque hay parques que están situados unos encima de otros”.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal