La banca desentierra el plan para crear una gran patronal del sector

José maría Roldán, presidente de la AEB, y José María Méndez, director general de CECA.
José maría Roldán, presidente de la AEB, y José María Méndez, director general de CECA.Pablo Monge

En junio pasado, José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), soltó la frase que algunos esperaban escuchar en público desde hacía tiempo: “A mí me parece que una patronal unificada tendría más potencia de defensa de los intereses de la banca española en Europa”. A continuación, quiso quitar oficialidad a la afirmación diciendo que era “una reflexión” que no le correspondía hacer, ya que acaba de anunciar que dejará el mandato en abril de 2022. Pero insistió: “Me parece importante que ese tipo de soluciones se puedan estudiar. Dicho lo cual, el futuro dirá (…). Unidos somos más fuertes y es un elemento al que no me parece que deberíamos renunciar en el futuro”.

Fuentes del sector, que piden el anonimato, tienen claro que esta sentencia está dicha con toda trascendencia y con el objetivo de trasladar el debate a la CECA, que agrupa a los bancos procedentes de cajas, las cajas de ahorros que mantienen su modelo y las fundaciones bancarias y no bancarias. “Esta cuestión debe ser valorada por el liderazgo tanto de la AEB como de la CECA. La colaboración con la CECA es magnífica. Tenemos intereses muy parecidos: una vez que todos somos bancos, muchos de nosotros con cotización en mercados de capitales, la similitud de posiciones es muy elevada y la colaboración es muy grande”, abundó Roldán.

Entre los bancos, algunos ejecutivos sostienen que este movimiento contaría con el apoyo de los supervisores, que no entienden bien las ventajas de que existan dos patronales en un mismo sector. Algunos de los principales jugadores creen que ahora que ya quedan solo tres grandes bancos, Santander, BBVA y CaixaBank, podría ser más práctico que estuvieran en una misma asociación, ya que sus intereses y preocupaciones son similares.

Dos modelos diferentes de mando

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Pero hay muchos inconvenientes para lograr la fusión AEB-CECA. El primero es el modelo de cúpula directiva. Entre las entidades de AEB se apuesta por un ejecutivo independiente de los bancos, como es Roldán, procedente del Banco de España, un nombramiento que levantó las críticas de las puertas giratorias. De hecho, algunas fuentes aseguran que los bancos ya buscan un sustituto y esto ha dado pie a que se ofrezcan a tantear una persona de consenso con la CECA. Sin embargo, esta institución está bajo la presidencia de Isidro Fainé (Manresa, 78 años), que está al frente de la Fundación Bancaria La Caixa, y al que le quedan dos años de mandato.

Por lo tanto, no solo es quién puede mandar, sino también si es independiente o pertenece a las entidades. En la CECA el último presidente que no procedía de una caja fue Juan Ramón Quintás, que salió de la Confederación en 2010, en plena crisis de estas entidades y ante las disputas de Fainé y Amado Franco, presidente de la Fundación Ibercaja, por tomar el mando de la asociación.

Al frente, ¿el Santander o CaixaBank?

Unido a la disputa por el modelo y por la persona, está en juego el poder. Tradicionalmente, en la AEB el Santander ha sido el banco con más capacidad de influencia por ser el más grande. Sin embargo, Miguel Martín, presidente de la AEB desde 2006 a 2014, cambió los estatutos para que el mayor peso lo tuviera la entidad con más activos en España, no en todo el mundo, como figuraba hasta ese momento. Martín lo hizo con el visto bueno de los bancos y para atraer a las entidades de CECA a que se unieran a la AEB, aunque no lo consiguió.

Con esas normas, ahora el líder por tamaño en España es CaixaBank, lo que le podría otorgar mayoría en las cuotas y en los votos, desplazando al Santander y al BBVA. Sin embargo, los banqueros consultados no creen que Ana Botín, presidenta del Santander, cediera la supremacía en esa organización, aunque recuerdan que también preside la Federación Bancaria Europea. Pero estas fuentes tampoco consideran que Fainé estaría dispuesto a quedar en un segundo plano en una asociación tan poderosa como podría ser la que aglutinara a todos los bancos españoles. También son varios los directivos que recuerdan que la Audiencia Nacional ha declarado investigado a Fainé por el caso del supuesto espionaje realizado por CaixaBank mediante la contratación del comisario jubilado José Manuel Villarejo, algo que, dependiendo cómo avance el caso, podría quitarle fuerza ante una hipotética formación de una nueva organización bancaria como esta.

Al margen de las hipótesis, desde la CECA se cuestiona la principal afirmación de Roldán sobre que una sola patronal tendría más poder en Europa. “La industria bancaria española está actualmente representada al más alto nivel en las asociaciones europeas y mundiales. Desde CECA ocupamos la Presidencia del Instituto Mundial de Cajas de Ahorros y Bancos Minoristas y la Vicepresidencia de la Agrupación Europea de Cajas de Ahorros y Bancos Minoristas a través de nuestro presidente, Isidro Fainé. Esta posición nos otorga un papel protagonista frente a las autoridades.” Está claro que si se disolviera la CECA, Fainé no podría seguir ocupando los dos cargos.

Dos asociaciones que ya colaboran

Por otro lado, la CECA también cuestiona que les daría más fuerza como lobby en España: “Las dos asociaciones colaboramos muy estrechamente en todos los temas en los que se necesite aunar fuerzas. Un ejemplo de ello han sido todas las medidas excepcionales puestas en marcha a raíz de la pandemia, como los avales ICO o las moratorias, así como nuestro interés en trabajar conjuntamente en el papel que ha de tener el sector bancario en el Plan de Recuperación. Hay otros ámbitos en los que tenemos elementos distintivos en nuestros asociados, como la Obra Social, la vinculación con los territorios o el foco de nuestra actividad en España”. Y añaden que la CECA existe porque hay unos bancos que quieren seguir perteneciendo a ella, ya que a nadie se le obliga a estar asociado. “Podían irse de la CECA, pero no lo han hecho”.

Las estructuras de ambas organizaciones también exigen un plan minucioso ante una posible fusión. El grupo CECA, incluyendo CECA Bank y Funcas, son unas 500 personas, frente a las poco más de 30 que trabajan en la AEB. Además, CECA Bank tiene un gran valor de mercado, además de 1.000 millones de recursos propios, por lo que se debería vender antes de la posible unificación para que los actuales accionistas (el 89% está en manos de los socios de la CECA) recibieran el valor que tiene.

Desde el punto de vista organizativo, la CECA es más grande porque se creó para dar servicios que no tenían las cajas y a precios más económicos. Su historia de colaboración asociativa tiene poco que ver con la de los bancos, si bien cuando se formaron las grandes cajas, ahora ya bancos, se ha diluido en parte el espíritu fundacional. Los datos históricos también son diferentes: La CECA se formó en 1928 por iniciativa de la Federación de Cajas de Ahorros Vasco Navarras mientras que la AEB nació en 1977, asumiendo las funciones del Consejo Superior Bancario desde 1994.

Algunos bancos que eran antiguas cajas consideran que esta unión les haría perder su raigambre social y vinculación con los territorios de origen, que hoy es un valor que les diferencia frente a sus competidores, y creen que ese es el verdadero objetivo de los bancos si se unifican. “Pero no será fácil evitarlo”, admiten.


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