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La batalla de Rusia y Siria contra la ley de la guerra en Idlib

Varios niños subidos en un camión, en plena huida de la zona norte de Alepo, el 15 de febrero. En vídeo, declaraciones del portavoz de la oficina de Derechos Humanos de la ONU, Rupert Colville.

La ofensiva del Gobierno de Damasco contra el último reducto de la oposición en Idlib ha desencadenado el mayor éxodo de civiles en una guerra que cumple nueve años de horrores. Dos meses después del inicio de los ataques del Ejército, coordinados con la aviación aliada de Rusia, más de 900.000 personas (el 80% mujeres y niños) han tenido que abandonar sus hogares en medio del frío, la nieve y la lluvia y entre bombardeos que arrasan hospitales y escuelas. Ante hostilidades en las que han muerto cerca de 300 no combatientes, la ONU ha alertado de una tragedia letal si no se alcanza un alto el fuego.

La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció el martes los “indiscriminados” e “inhumanos” ataques sufridos por la población en el noroeste de Siria, y urgió a las partes a facilitar corredores humanitarios para la evacuación de los civiles. De acuerdo con un comunicado difundido en Ginebra, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha constatado la muerte de al menos 298 civiles en Idlib y en la vecina provincia de Alepo desde el 1 de enero (al menos un centenar de las víctimas se han registrado en la primera quincena de febrero). El 93% de las muertes de civiles se debe a los ataques del Gobierno sirio y sus aliados. Entre las víctimas mortales figuran 112 niños, según la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que cuenta con informadores sobre el terreno.

Visiblemente afectado, el secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, ha denunciado que hay bebés y niños de muy corta edad que están “muriendo a causa del frío” en medio de “una ola de violencia ciega”. Así lo constata la ONG Save the Children, que ha documentado varios casos de menores desplazados fallecidos en uno de los inviernos más inclementes de los últimos años en Oriente Próximo. El desplazamiento masivo de población se está produciendo entre oleadas de temporales de nieve y lluvia, y con temperaturas inusualmente bajas este año con toda su crudeza que agravan la situación de los desplazados en sus improvisados campamentos.



Despliegue de fuerzas en Siria

Fuerzas turcas y rebeldes aliados

Fuerzas Democráticas Sirias (milicia kurdo-árabe)

Fuente: Liveuamap y elaboración propia.

EL PAÍS

Despliegue de fuerzas en Siria

Fuerzas turcas y rebeldes aliados

Fuerzas Democráticas Sirias (milicia kurdo-árabe)

Fuente: Liveuamap y elaboración propia.

EL PAÍS

Despliegue de fuerzas en el norte de Siria

Fuerzas Democráticas Sirias (milicia kurdo-árabe)

Fuerzas turcas y rebeldes aliados

Fuente: Liveuamap y elaboración propia.

EL PAÍS

Unicef ha tenido que cerrar los dos últimos hospitales infantiles operativos en la zona a causa de los combates, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe con crudeza el colapso del sistema de salud en la región, causado por una ofensiva del régimen que ha reducido a la mitad el número de centros sanitarios.

La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha confirmado que al menos 10 instalaciones médicas y 19 centros educativos se han visto afectados por los bombardeos. Los ataques también han alcanzado a los campos donde se han instalado los desplazados internos. Para esta división de Naciones Unidas, las acciones armadas contras este tipo de instalaciones civiles son constitutivas de crímenes de guerra.

“Familias enteras, algunas de las cuales han cruzado Siria de una punta a otra en la última década, se encuentran de forma trágica con que las bombas son parte de su vida diaria mientras huyen de los enfrentamientos”, lamentó Bachelet antes de preguntarse “cómo pueden justificarse este tipo de ataques indiscriminados e inhumanos” contra civiles. La mitad de los tres millones de habitantes de Idlib son desplazados procedentes de otras provincias sirias a lo largo de la guerra.

Rupert Colville, portavoz de Derechos Humanos de la ONU, acusó desde Ginebra a Siria y a Rusia de los ataques contra civiles y edificios protegidos según el derecho internacional. “Tantos bombardeos a hospitales, centros de salud y colegios no pueden ser algo accidental”, advirtió Colville, quien apuntó a la presunta comisión de delitos contra la humanidad en la ofensiva desencadenada por el régimen del presidente Bachar el Asad.

Bachelet reclamó el cese inmediato de hostilidades, así como la apertura de vías para que los civiles puedan escapar con seguridad de las zonas en conflicto y las organizaciones humanitarias puedan distribuir ayuda. La alta comisionada se mostró también “alarmada” por el “fracaso de la diplomacia”, que “debería anteponer la protección de los civiles a cualquier victoria política y militar”.

Bloqueo de rusos y turcos

Rusia, que respalda al régimen, y Turquía, que apoya a los rebeldes, fracasaron de nuevo el martes en el intento de frenar un enfrentamiento directo entre las tropas de Ankara y las fuerzas sirias en la provincia rebelde. Turquía ha desplegado 5.000 soldados y 1.200 vehículos militares al otro lado de su frontera con Siria en previsión de que la marea de desplazados se desborde hacia el norte.

Cuando se aproxima el noveno aniversario del inicio de la guerra, a comienzos del próximo mes de marzo, el Gobierno de Damasco está dando decididos pasos militares para hacerse con el control del noroeste del país. En las últimas semanas ha recuperado amplias áreas en torno a Alepo, entre las que se incluyen el aeropuerto y la autopista que enlaza con la capital siria.

Moscú, que suscribió en 2018 un pacto con Ankara para desmilitarizar el perímetro provincial de Idlib, parece dejar hacer al Ejército sirio mientras da largas a Turquía, a la que responsabiliza de permitir la expansión de milicias yihadistas como Hayat Tahrir al Sham, que se han enseñoreado del último bastión rebelde.


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