Las universidades públicas temen un descenso de alumnos el próximo curso por la situación de emergencia sanitaria, lo que significaría a su vez una disminución de ingresos a las puertas de una crisis que requerirá importantes recursos para afrontarla y que en algunas regiones, como Andalucía, ya ha provocado recortes de los fondos que les entrega la Administración. Grandes campus, como la Complutense o Granada, todavía no disponen de previsiones. Otras, como la de les Illes Balears o la de Málaga, esperan una caída, aunque todavía no le ponen cifra. En Valladolid sí: han registrado un descenso global del 6% en la preinscripción de másteres, aunque mirando el colectivo de los estudiantes extranjeros el porcentaje aumenta al 15%. También han hecho cuentas, a petición de la Generalitat, las siete universidades públicas catalanas, que estiman una pérdida de hasta el 7% de alumnos de grado y un 30% en másteres.
“Los rectores estamos muy preocupados. Parecía que estábamos saliendo de la crisis anterior y ahora nos llega este golpe que no sabemos qué impacto tendrá. Además, a la crisis económica se le añade la crisis de movilidad”, resume Joan Elias, presidente de la comisión de internacionalización y cooperación de la Crue (la conferencia estatal de rectores).
El organismo que reúne a todos responsables universitarios no ha hecho todavía una estimación del impacto en el global y muchos campus apenas han iniciado el proceso de inscripción y no disponen de datos. Pero donde sí se han hecho estimaciones, como en Cataluña, las cifras no pintan bien. Sobre todo en el apartado de másteres, unas enseñanzas sensiblemente más caras que los grados (los precios oscilan entre uno 800 euros en Andalucía a los casi 3.000 en Cataluña o Madrid). Aquí, las universidades estiman una horquilla de caída de entre el 10% de campus como el de Girona y el 30% de la Universidad de Barcelona. Aunque se trata de cifras todavía provisionales, también apuntan una tendencia que se puede considerar bastante fiable teniendo en cuenta que se desprenden de la preinscripción, todavía en curso, en la que los alumnos deben pagar una tasa de unos 30 euros para reservar plaza.
“Los más afectados serán los másteres más presenciales y los que tienen un mayor número de estudiantes extranjeros. La gente tiene miedo y prefiere no trasladarse por el temor a que haya un nuevo rebrote”, apunta María José Figueras, rectora de la Universidad Rovira i Virgili y presidenta de los rectores catalanes. La mirada está fijada especialmente en algunas titulaciones de posgrado donde más de la mitad de los alumnos son foráneos. El secretario de Universidades catalán, Francesc Xavier Grau, considera que el fenómeno es menos preocupante en los grados, donde los alumnos que llegan proceden de otras autonomías. “Si con el nuevo curso tenemos movilidad entre regiones del Estado, no debería afectar”. De hecho, el aumento del número de estudiantes, con respecto a otros cursos, que se están examinando estas semanas de la selectividad podría amortiguar el impacto de la caída en ese primer ciclo universitario, aunque está por ver cuántos se matriculan finalmente el año próximo y habrá que esperar a la convocatoria de septiembre, para hacer el cálculo global.
En cualquier caso, Cataluña calcula que los ingresos por las tasas de grados y másteres en sus centros públicos se reducirán en 20 millones de euros. Las universidades se nutren, básicamente, de financiación pública, pero lo que ingresan por las matrículas que pagan los alumnos varía según cada comunidad, oscilando del 9% aproximado en Galicia o el País Vasco al 26% de Cataluña, según la Estadística de financiación y gasto de las universidades públicas españolas del Ministerio de Educación, correspondiente a 2016. No obstante, el porcentaje de Cataluña variará el próximo curso con la reducción del 30% del precio de las tasas.
En el curso pasado, las universidades españolas ―públicas y privadas― acogieron un total de 139.708 alumnos extranjeros, ya sea en grado, máster o doctorado, lo que representa un 8,8% del total, según el informe Datos y Cifras del Sistema Universitario Español correspondiente al curso 2018-19. En los estudios de grado es menos habitual la presencia de alumnos de fuera de España (un 5,4% del total), pero sí representan un colectivo importante en másteres y doctorados, donde llegan al 22% y al 26%, respectivamente.
En el caso de los grados, casi la mitad de los alumnos extranjeros (46%) provienen de países de la Unión Europea, mientras que América Latina supone la segunda región emisora (23%). Y si se mira el destino, Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana son las preferidas por estos alumnos para cursar sus estudios.
En másteres, especialmente destacable es el crecimiento de los alumnos extranjeros registrados durante la última década, a pesar del azote de la crisis. Si en 2010 eran 18.384, el curso pasado ascendieron hasta los 47.667, un 260% más. Por nacionalidades, la gran mayoría (62%) proceden de América Latina, seguidos de los que llegan de la Unión Europea, Asia y Oceanía, que rondan el 15%. Madrid y Cataluña repiten como destinos preferidos, con unos 10.000 estudiantes cada una, aunque, mirando con el prisma de los porcentajes, en Navarra (37,8%) y en Cataluña (37,2%) es donde mayor peso tienen respecto al total.
A pesar de la ausencia de cifras, desde la Crue asumen que este fenómeno se puede dar en cualquier región, aunque aventuran que castigará a los posgrados y a los campus más grandes y con más movilidad de estudiantes. “Sufriremos mucho en los másteres porque hay mucha matrícula de fuera. Muchos alumnos vienen como si fuera un Erasmus, pero si no pueden venir y disfrutar de la vida estudiantil se quedarán en su país. Para estar encerrados aquí no vendrán. Y esto también puede pasar con los alumnos que provengan de otras comunidades autónomas”, abunda Joan Elias. Además del temor a las limitaciones de movimiento, el también rector de la Universidad de Barcelona apunta que hay otros elementos que juegan en contra, como el impacto de la crisis en las economías familiares ―costear la residencia en otra ciudad puede resultar inviable― o el preferir esperar a que vengan tiempos mejores. “Hay másteres con un componente alto de práctica, así que si el alumno ve que no va a poder realizarlo correctamente puede pensar en esperarse un año para matricularse”, añade Elias.
“Son cifras provisionales de preinscripciones formalizadas durante el peor periodo de la crisis sanitaria, y hasta finales de septiembre estará abierto el plazo. Pero sí es especialmente preocupante la situación de los estudiantes que provienen de otros países”, explica una portavoz de la Universidad de Valladolid sobre el descenso general del 6% que ha registrado para estudiar másteres el curso próximo, y del 15% entre aspirantes extranjeros.
Algunos beneficiados y fenómenos inesperados
En la Universidad de Valencia, en cambio, aseguran estar notando el efecto contrario. “Si comparamos las preinscripciones con las del año pasado estamos bastante por encima”, afirma Isabel Vázquez, la vicerrectora de Estudios, que cifra este aumento provisional en un 27%. El crecimiento lo protagonizan los alumnos españoles, que suben un 32%, mientras que los extranjeros se mantienen. “Pero sí ha habido grandes movimientos por nacionalidades: han caído de forma notable los latinoamericanos (hasta un 51% en el caso de los de Ecuador) y han subido mucho (un 93%) los chinos”, añade Vázquez.
Los rectores aseguran que el panorama en septiembre es incierto, así que se podrían dar otros fenómenos inesperados. “Se puede dar el caso que al final aumenten los alumnos de grado porque la gente opta por formarse, tal y como pasó en la crisis anterior”, tercia Figueras. O también que algunas universidades más pequeñas y provinciales se vean beneficiadas porque los alumnos opten por no trasladarse a grandes campus de grandes ciudades.
Para incentivar las matriculaciones, los rectores apuestan por ofertar másteres híbridos, que combinen las clases online con las presenciales. “Sería una forma de no perder alumnos extranjeros, porque podrían seguir virtualmente las clases y, cuando la situación mejore, organizar unas jornadas presenciales intensas durante 15 días, mañana y tarde, y concentrar todas las prácticas durante este periodo. Además, el coste sería menor para ellos porque se reduciría la estancia”, defiende Elias. La representante de los rectores catalanes también propone apostar por los másteres con más atractivos. “Y los que son más especializados e iban más justos de alumnos a lo mejor no deberían ofertarse durante el próximo curso”, tercia Figueras.
De cara al impacto en los grados, los rectores proponen reforzar el sistema de becas, tanto las que conceden los Gobiernos como las propias universidades, buscando incluso fórmulas originales como la emprendida por la Universidad de Murcia, que busca crear un fondo de ayudas para alumnos afectados por la crisis actual con donaciones de antiguos estudiantes o de los trabajadores.
Con información de Javier Martín-Arroyo, Elisa Silió e Ignacio Zafra.
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