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La Cámara de Representantes aprueba el aumento de las ayudas reclamado por Trump y deja la pelota en el tejado de los republicanos

Donald Trump, en una foto de archivo.SAUL LOEB / AFP

El segundo rescate a la economía de Estados Unidos por la crisis del coronavirus verá la luz tras unos días de inesperada tensión, durante los cuales el presidente, Donald Trump, amagó con bloquear las ayudas aprobadas en el Congreso por republicanos y demócratas. El domingo por la noche el mandatario acabó cediendo a las críticas de ambos partidos -y la propia presión ambiental, con 14 millones de desempleados en la cuerda floja- y firmó el proyecto de ley, que contempla ayudas por valor de 900.000 millones de dólares. La norma también evita un nuevo cierre del Gobierno federal por falta de acuerdo en la financiación. El mandatario había reclamado, entre otros cambios, un aumento de las ayudas individuales directas de 600 a 2.000 dólares, algo que también querían los demócratas, pero no los republicanos. Esta tarde, la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, aprobó una propuesta de incremento como la reclamada por Trump con 275 votos a favor y 134 en contra (44 republicanos la apoyaron), pero debe ser refrendada en un Senado de mayoría conservadora. Así, la pelota queda en el tejado del partido del presidente.

La negociación de este nuevo paquete de estímulos, con las elecciones presidenciales de por medio, se hizo de rogar, pero el pasado 21 de diciembre salió adelante en el Congreso por una abrumadora mayoría de demócratas y republicanos. Al día siguiente y de forma inesperada, Trump exigió varios cambios, como el citado aumento de las ayudas de 600 a 2.000 dólares y recortes de gasto público, un elemento del que no había hablado hasta entonces. El incremento de los pagos hasta esos 2.000 dólares resultaba frontalmente rechazada por los republicanos, el partido del presidente. En lo que ambos partidos estaban de acuerdo, en cualquier caso, es en que el mandatario no debía bloquear el plan.

Había mucho en juego, de los subsidios por desempleo a los fondos para la distribución de vacunas, pasando por la moratoria contra los desahucios o los créditos para las empresas ante la mayor crisis económica desde la Gran Recesión. Este lunes, tras la firma, Wall Street reaccionó con fuerte subidas de las acciones, sobre todo, las de aquellas compañías especialmente golpeadas, como la aerolínea American Airlines o la compañía de cruceros Norwegian Cruise Line.

Fuentes citadas por los medios estadounidenses declararon el domingo que a lo largo de toda la semana, mientras descansaba en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, el presidente había estado continuamente cambiando de opinión sobre si firmar o no el proyecto de ley. Los republicanos presionaron para que lo hiciera. “Creo que, cuando deje el cargo, quiere ser recordado por abogar por cheques más altos, pero el peligro es que lo recordarán por el caos, la miseria y el comportamiento errático”, advirtió el senador republicano por Pensilvania, Pat Toomey, durante una entrevista en la cadena FOX.

El senador izquierdista Bernie Sanders calificó de “patológicamente narcisista” el repentino pulso del presidente contra los estímulos acordados. “Es una locura, una verdadera locura, este presidente debe hacer lo correcto para el pueblo estadounidense y dejar de preocuparse por su ego”, dijo Sanders en la cadena ABC.

Este último frente abierto por Trump, que ha puesto en jaque tanto a los ciudadanos como a la propia financiación del Gobierno federal, que estaba pactada en el mismo paquete, forma parte de la huida hacia delante que el mandatario ha emprendido desde que perdió la reelección. El republicano sigue sin reconocer la derrota y alentando unas acusaciones de fraude que los tribunales han tumbado y del que el grueso de su partido también se ha distanciado. Este domingo, en su cuenta de Twitter, Trump lanzó este mensaje: “¡Os veo en Washington el 6 de enero! No os lo perdáis. Seguirá más información”. Esa es la fecha en la que el Congreso, en una sesión bicameral, debe contar y confirmar los votos que han hecho al demócrata Joe Biden ganador de las elecciones del pasado 3 de noviembre, último paso antes de jurar el cargo el 20 de enero.

En ese texto no precisa si se refiere a una nueva manifestación contra el resultado electoral, como las que sus seguidores más acérrimos han convocado en las últimas semanas; a una posible rebelión de senadores y congresistas republicanos (sin posibilidades de prosperar) en ese último trámite o a algún acto protagonizado por él mismo, que ha insinuado su intención de presentarse candidato a las presidenciales de 2024. El líder de su partido en el Senado, Mitch McConnell, reconoció la victoria de Biden hace semanas y con él, la mayor parte de legisladores, dejando al magnate neoyorquino prácticamente solo.

El rescate aprobado el 21 de diciembre, un proyecto de ley de 5.593 páginas, contempla 900.000 millones de dólares en ayudas urgentes a familias y empresas golpeadas por los efectos de la crisis sanitaria, además de garantizar la financiación del Gobierno hasta el mes de septiembre y supone un desembolso total de 2,3 billones de dólares. El proyecto de ley contó con un amplio apoyo de los dos partidos en el Capitolio, aprobándose en la Cámara baja por 359 a 53 votos y en el Senado, de mayoría republicana, por 92 a 6.

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