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La carrera de obstáculos de Sandra Cuevas en la alcaldía Cuauhtémoc: tres casos judiciales y nueve meses de polémicas

La carrera de obstáculos de Sandra Cuevas en la alcaldía Cuauhtémoc: tres casos judiciales y nueve meses de polémicas

Primero fue un caso de de agresión a policías. Después, el incumplimiento de una sentencia que ordena la demolición de un local de la colonia Juárez. Finalmente, el cierre temporal de un centro deportivo desembocó en la destitución de la alcaldesa de Cuauhtémoc por supuesto “abuso de funciones”. La resolución del Tribunal de Justicia Administrativa de Ciudad de México se puede recurrir y Sandra Cuevas la impugnará, pero la regidora lleva casi nueve meses, desde que asumió el cargo, acumulando un rosario de escándalos. “Vamos a combatir jurídicamente este tercer round”, proclamó la política, que hace un año ganó las elecciones locales al frente de la alianza opositora del PRI, el PAN y el PRD. Mientras tanto, su gestión acumula un nuevo conflicto, que ha derivado en el enésimo pulso con los que considera sus adversarios, encabezados por la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum.

Este último expediente se inició por la clausura del Deportivo Guelatao, en el centro histórico, unas instalaciones que habían sido remodeladas por la pasada Administración, del morenista Néstor Núñez, pero que según varias quejas necesitaban una nueva revisión. Otra denuncia ciudadana, sin embargo, abrió la investigación, que se resolvió a finales de mayo con una destitución por un año y esta semana ha sido notificada oficialmente a la alcaldía. El equipo de Cuevas ha difundido este martes un video para exhibir el apoyo de cuatro trabajadores y dos usuarios del centro deportivo. La alcaldesa recurre a las redes sociales sin descanso con una estrategia que raya en la sobreactuación: encuentros con los vecinos, inauguraciones, operativos de limpieza de madrugada, pases de lista a las seis de la mañana, despliegues de seguridad con unidades motorizadas o la exhibición de los regalos y las flores recibidas por su cumpleaños.

Ese modelo de gestión le ha costado un aluvión de críticas, que la dirigente del PRD puntualmente rechaza atribuyéndolas a un complot de sus rivales. Una de sus más recientes y polémicas medidas fue la prohibición de los rótulos de los vendedores ambulantes, sustituidos por el escudo de la demarcación territorial. Sheinbaum calificó de “autoritario” el plan de uniformar la imagen de los puestos. Cuevas lo defendió con uno de sus lemas favoritos: “Orden y disciplina”. A eso se suma el hecho de que Cuauhtémoc no es cualquier alcaldía. Su patrimonio simbólico es enorme. Es de alguna manera la capital de la capital, corazón del poder político, económico y comercial de México al incluir, además del centro histórico, colonias como la Condesa, la Roma, la Juárez y buena parte del Paseo de la Reforma.

Los cuestionamientos recibidos van desde lo menos relevante, como el talante, los exabruptos o la elección de sus trajes, a lo políticamente más grave como declaraciones inaceptables -”a mí no me gustan los pobres”, afirmó en una ocasión- o aquella vez que para desviar la atención organizó un acto con seguidores en el que se repartieron globos, según los testimonios gráficos y el relato de los reporteros presentes, llevaban pegados billetes de 500 pesos. Eso ocurrió en pleno escándalo por una agresión a tres mandos policiales que se saldó a finales de marzo con un acuerdo reparatorio. No fue suficiente la primera petición de disculpas, una perífrasis con la que no reconocía los hechos. Tuvo que buscar una fórmula más sincera para el perdón, comprometiéndose además a recibir tratamiento psicológico orientado “al manejo de la ira y las emociones”.

El caso de los policías agredidos, según la investigación, a raíz de “un diferendo” con unos comerciantes ambulantes del centro es especialmente significativo porque ilustra las tensiones que sobrevuelan el mandato de Cuevas y su relación con sus adversarios. Aunque la denuncia incluía en un primer momento la acusación de secuestro, finalmente el tribunal se pronunció sobre los delitos de “robo, abuso de autoridad y discriminación”. Por esos cargos Cuevas ya fue suspendida temporalmente y vinculada a proceso. La única salida para volver a su cargo fueron las disculpas.

Tanto en esa ocasión como ahora, la alcaldesa asegura que se trata de un montaje urdido para destituirla por la vía judicial. “No tienen de otras para sacarme de aquí. No pueden combatir mi trabajo en el territorio, no pueden encontrarme casas, negocios, dinero, ni a mí ni a mi familia. ¿Qué es lo que les queda? Crear situaciones legales para doblegarme. Pero nunca verán a Sandra Cuevas doblegarse ante nadie ni ante nada, ni lamerle los zapatos a nadie”, lanzó el pasado lunes en una comparecencia.

El rechazo a esta sentencia se traducirá en un recurso de apelación. Mientras tanto, esta joven política de 36 años que antes de las últimas elecciones locales buscó una candidatura en la alcaldía de Azcapotzalco en las listas de Fuerza por México, un partido satélite de la Cuarta Transformación, se prepara para su última batalla. No le salió bien entonces y encontró sitio en la coalición opositora, derrotando al sector de Morena representado por Dolores Padierna. Su mandato se ha convertido en una carrera de obstáculos, sin embargo, su estrategia siempre vuelve al punto de partida, esto es, polarizar con el Ejecutivo de Ciudad de México y denunciar un supuesto complot. “Una sola persona llamada Sandra Cuevas está poniendo en jaque al Gobierno”, aventuró. La próxima palabra le corresponde al tribunal administrativo de la capital.

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