El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, sostendrán una cumbre virtual muy esperada el lunes 15 de noviembre “por la tarde”, según ha declarado este viernes la Casa Blanca, en medio de crecientes tensiones bilaterales sobre Taiwán, los derechos humanos, el comercio y la ciberseguridad. “Ambos líderes discutirán las maneras de gestionar la competencia existente” entre las dos potencias, según un comunicado de la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, que afirma que durante la entrevista, Biden “será claro y franco sobre las preocupaciones” de Washington hacia Pekín.
Desde que Biden asumió el cargo el pasado mes de enero, ambos dignatarios han mantenido dos llamadas telefónicas, la más reciente el 9 de septiembre. Pero la cumbre del lunes será la primera vez en el mandato del norteamericano que se comuniquen cara a cara en un formato de cumbre formal.
Tradicionalmente, las cumbres de líder a líder mundial se diseñan cuidadosamente para producir algún tipo de resultado tangible. Pero altos funcionarios de la Casa Blanca dijeron que no será ese el caso de la cumbre Biden-Xi. Washington y Pekín llegan a la cumbre tras haber tenido en su agenda meses de discusiones sobre el origen de la pandemia de la covid-19 o el creciente arsenal nuclear de China. Altos funcionarios estadounidenses creen que buscar un compromiso directo con Xi es la mejor manera de evitar que los actuales lazos entre las dos economías más grandes del mundo acaben saltando por los aires.
China tiene deseos de evitar cualquier confrontación, ya que el presidente Xi enfrenta un año crucial, con la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín y un congreso clave del Partido Comunista en el que busca asegurar un tercer mandato sin precedentes.
Pekín ha estado aumentando los ejercicios militares cerca de Taiwán en los últimos meses, una demostración de fuerza que no ha pasado desapercibida para la administración Biden. A su vez, China también ha suscitado la condena internacional por su campaña para “reeducar” a los miembros del grupo étnico minoritario musulmán uigur. Esta “reeducación” incluye trabajos forzosos, el encarcelamiento masivo de más de un millón de personas en campos y la supuesta esterilización de mujeres uigures. El pasado marzo, Estados Unidos y sus aliados impusieron sanciones a varios funcionarios de la provincia de Xinjiang, la patria tradicional del pueblo uigur. El secretario de Estado, Antony Blinken, ha calificado el tratamiento de los uigures en China como “un genocidio”.
La reunión del lunes se producirá después de que con gran ceremonia Biden firme el acuerdo de infraestructura bipartidista de 1,2 billones de dólares para celebrar los planes de renovación nacional que la Administración demócrata cree que posicionarán a Estados Unidos en ventaja para competir con China.
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