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La casa del poliamor: esta cabaña canadiense fue diseñada para una relación entre tres hombres

En 2016, Igor Bragado (Gernika, 36 años) y Miles Gertler (Toronto, 31) acababan de fundar la oficina de diseño y arquitectura Common Accounts cuando les pidieron que proyectaran su primera vivienda. Los clientes eran una pareja de chicos homosexuales que querían ampliar una cabaña con vistas a uno de los lagos del Cottage Country, una idílica región al norte de Ontario (Canadá) muy popular entre los aficionados a la caza, la pesca y, en fin, todas esas actividades que muestran las revistas preferidas del príncipe Carlos de Inglaterra o, por qué no, las viñetas de leñadores de Tom de Finlandia. Hasta aquí el preludio de esta pastoral americana, porque el anexo de la cabaña aún no había empezado a construirse cuando un nuevo personaje desbarató el proyecto inicial de Common Accounts. En algún momento de la pandemia, la pareja se convirtió en una relación a tres con la incorporación de otro miembro que, además de abultar, presentaba algunas peculiaridades fisiológicas a tener en cuenta. “Es alérgico perdido y no puede convivir con los gatos que viven en la cabaña principal, así que nos pidieron que hiciéramos una nueva totalmente aislada”, explica Bragado por teléfono.

Parte de la fachada de Don’t Let Me Be Lonely está decorada con estampado de camuflaje militar.Christopher Sherman

Bragado y Gertler tuvieron que rediseñar la cabaña y situarla sobre una pendiente que desciende hasta el lago, lejos de los alérgenos que flotan en la principal. Pero, ¿tuvo el poliamor como tal alguna repercusión directa en el proyecto? “Hombre, sí, la cama. Hubo que poner una más grande. Resulta que hay un tamaño mayor que el de la King Bed: la California King. ¡Cómo se nota que California es donde los estadounidenses se lo pasan mejor!”, dice Bragado. Y añade que, como hay veces que alguno de los miembros de la trieja prefiere dormir solo, dispusieron una segunda cama en el pequeño salón que sirve tanto como sofá para descansar por el día, como para acostarse aparte. Entre la alcoba y el saloncito, eso sí, no hay ninguna pared que aísle del todo al durmiente satélite. Lo mismo ocurre en las otras estancias de una casa que no por nada se llama Don’t Let Me Be Lonely. “Es una cabaña de recreo queer”, interviene Miles Gertler. “En general, tuvimos muy en cuenta que sus ocupantes tienen unas necesidades diferentes de las de aquellos otros familiares con relaciones heteronormativas que suelen alojarse en la casa principal”.

Esas necesidades incluían, además de una vida sexual boyante, unos hobbies interesantes para Common Accounts. La trieja es muy aficionada al fitness y a exponerse en las redes, precisamente los temas sobre los que Bragado y Gertler llevan trabajando desde que se conocieron estudiando en la Escuela de Arquitectura de Princetown. La tesis que hicieron juntos investigaba la relación que existe entre los ritos funerarios y la arquitectura, y aunque a priori suene chocante, eso les llevó a estudiar la gimnasia, la cirugía plástica y, en fin, todo lo que nos permite rediseñar nuestros cuerpos para presumir paseándolos por Instagram o la orilla del mar, antes de que el tiempo los devore.

La cama tamaño ‘California king’ que comparte la ‘trieja’ cuando duermen juntos.
Christopher Sherman
Los espacios de la cabaña están colocados a distintos niveles para que estén separados al aislarse.Christopher Sherman

“Descubrimos que la relación entre muerte y culto al cuerpo es ancestral. En los funerales etruscos, por ejemplo, había atletas haciendo ejercicios atléticos alrededor del catafalco del difunto”, explica Bragado. De ahí que estas construcciones funerarias, los catafalcos, les sirvieran de inspiración para el pabellón Refresh, Renew, una especie de gimnasio al aire libre formado por un baldaquino de pelotas de yoga negras que diseñaron en 2019, auspiciados por la Real Academia de España en Roma. La tríada de muerte, arquitectura y culto al cuerpo explica también que en la lista de proyectos de Common Accounts figure desde el prototipo de una casa para la celebración de funerales eco-friendly y virtuales en Seúl (adquirido por el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Corea) a un espacio para la creación de contenidos online en la flagship store de la marca de cosmética Sephora en Shanghái.

“Desde el principio nos pareció que el culto al cuerpo sería un terreno fértil sobre el que trabajar con nuestra oficina. Es un tema que está muy presente en la sociedad y la gente cada vez pasa más tiempo diseñando su yo”, apunta Gertler. “Mira sino lo que pasa en el ejército”, sigue Bragado. “Gracias al desarrollo de la tecnología armamentística, hace muchísimo tiempo que el combate cuerpo a cuerpo dejó de ser necesario, por lo que en teoría ya no harían falta unos físicos tan duros. Sin embargo, la cultura militar cada vez le presta más atención al cuerpo”.

El fotógrafo canadiense Christopher Sherman ha retratado la casa como un canto al erotismo ‘queer’.Christopher Sherman
Detalle de la estantería de esta cabaña canadiense construida sobre una pendiente.
Christopher Sherman

Esta última idea aparece reflejada en el estampado militar que adorna parte de la fachada de Don’t Let Me Be Lonely. Por otro lado, el hecho de que hubiera que construir la cabaña sobre una pendiente permitió separar las distintas estancias no con paredes, sino colocándolas en alturas diferentes a semejanza de lo que hizo Adolf Loos en Villa Müller, otra de sus referencias en este proyecto. La cabaña se convirtió así en una concatenación de plataformas que pone en movimiento los atléticos cuerpos de sus habitantes y, como en un teatro o una discoteca, resulta perfecta para su exhibición y contemplación. Esto último, claro, no solo para su mutuo deleite, sino también para el de sus seguidores en esa nueva Arcadia en la que, como ha defendido Common Accounts en otros proyectos, buscamos compañía, aceptación… que nos recuerden.

Las idílicas vistas a uno de los lagos del Cottage Country, al norte de Ontario.Christopher Sherman




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