Aquella promesa de los euroescépticos británicos ―take back control― de recuperar el control de sus fronteras cuando el Brexit fuera una realidad se ha convertido en el bochorno de cualquier primer ministro conservador ―May, Johnson, Truss y, ahora, Sunak― cada vez que la Oficinal Nacional de Estadística (ONS, en sus siglas en inglés) publica los datos anuales de inmigración. Hasta junio de 2022, la fecha hasta la que llegan los últimos datos del censo, indica que la cifra neta de inmigrantes que llegó al Reino Unido en esos doce meses fue de 504.000 personas. Un número sin precedentes históricos.
El récord anterior, registrado en los meses previos a un referéndum de salida de la UE, cuyo debate estuvo marcado por el discurso inmigratorio, ocurrió en marzo de 2015. El saldo neto de personas que entraron al país fue entonces de 336.000. El Partido Conservador aseguró en su programa electoral de 2019, el que llevó a Johnson a una victoria arrolladora, que “las cifras totales de inmigrantes se reducirían, y los ciudadanos británicos retendrían siempre el control”. Desde entonces, no ha dejado de aumentar el número de recién llegados ―en su mayoría, de países fuera de la UE―, y con ellos la presión sobre los líderes tories. Es cierto que el récord anunciado este jueves por la ONS responde en gran medida a los programas de visados especiales concedidos, como en otros países europeos, a los ciudadanos que huyen de Ucrania y de la represión actual en la excolonia británica de Hong Kong. En el caso de los primeros, la cifra total asciende a 190.000. En los segundos, a 110.000. Como tercer factor extraordinario hay que añadir el creciente número de estudiantes con visado, en su mayoría asiáticos y africanos, que eligen el Reino Unido para su formación. En total, unos 476.000.
“Han sido una serie de acontecimientos mundiales los que han impactado en la inmigración internacional de esos doce meses. Considerados todos ellos en conjunto, no tenían precedentes”, ha explicado Jay Lindop, el director del Centro para la Inmigración Internacional de la ONS. “El fin del confinamiento en el Reino Unido, el primer año completo después del periodo de transición del Brexit, la guerra en Ucrania, el reasentamiento de ciudadanos afganos o las nuevas rutas de visado para los habitantes de Hong Kong. Todos estos factores han contribuido a la cifra récord”, ha dicho Lindop.
En términos absolutos, el número de personas que entraron y salieron del país en los doce meses previos al pasado junio fue de 1,1 millones. Más de la mitad, unos 560.000, abandonó el Reino Unido. Prácticamente la mitad de ellos eran ciudadanos de la UE -275.000- a los que las nuevas condiciones del Brexit dificultaron la decisión de permanecer. En el balance total, han sido más los comunitarios que han abandonado el territorio británico que los que han entrado.
Presión sobre Sunak
El principal problema que tuvo que abordar el nuevo primer ministro, Rishi Sunak, fue el de la inmigración irregular a través del canal de la Mancha. Antes de terminar, 2022 había sumado ya una cifra sin precedentes de 40.000 intentos de llegar a las costas británicas. En 2021 habían sido poco más de 28.000, y en el año anterior, de apenas 8.000. La ministra del Interior, Suella Braverman, se apresuró a cerrar, con viaje incluido a París, un nuevo acuerdo con su homólogo francés para destinar más dinero, recursos, tecnología y esfuerzos policiales conjunto para controlar las playas del otro lado del canal. El Gobierno británico sabe, sin embargo, que no será esa la solución a un problema que hoy le desborda, y, sobre todo, desata la irritación y el descontento del electorado conservador.
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Por eso esta semana, cuando la patronal británica CBI pidió a Sunak, que acudió como invitado estrella a la primera sesión de su congreso anual, que relajara las restricciones en los visados de trabajo y permitiera la contratación de ciudadanos de la UE, para hacer frente a una grave escasez laboral en sectores clave de la economía, el primer ministro desvió el debate con una respuesta más dirigida a su partido y a los votantes que a los empresarios que le escuchaban: “Antes de que los mejores y más brillantes de todo el mundo puedan incorporarse a las empresas británicas, es necesario recuperar la confianza de la ciudadanía, convencerles de que el sistema funciona. Y eso pasa por controlar la inmigración ilegal” decía Sunak.
“Los modelos de inmigración después del Brexit han cambiado. La inmigración neta de ciudadanos de la UE es hoy negativa, y el número de los que llegan por motivos laborales ha descendido. Las empresas deberán adaptarse a estos cambios, y cambiar sus estrategias de contratación si quieren evitar el daño que va a provocar la escasez laboral”, ha dicho Greg Thwaites, el director de Estudios del centro de pensamiento británico Resolution Foundation.
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