España tiene paisajes incomparables por su variedad, que hacen que los ciudadanos puedan elegir su destino idílico para vivir y otro totalmente opuesto para las vacaciones, dejando también otros para hacer turismo a sólo unos kilómetros en coche de distancia. Esta paleta de escenarios hace que algunas zonas preciosas pasen desapercibidas y uno de esos pueblos, aunque cada vez está más de moda, es Altea, un pueblo de la Costa Blanca de Alicante que admite comparaciones tan atrevidas como con una isla griega como Santorini, considerada un auténtico paraíso a nivel mundial.
Altea no es siquiera el destino vacacional más habitual en la provincia de Alicante, superado hasta hace poco tiempo por Benidorm, San Juan o la propia capital Alicante, pero en los últimos tiempos ha ganado protagonismo turístico no sólo para visitas esporádicas de día, si no como destino vacacional. Y no es para menos.
Altea se ha convertido en un destino para personas de todo tipo, siendo los bohemios los más destacados a la hora de describir las virtudes de una zona del pueblo con un casco antiguo con trazado musulmán, donde los adoquines no esconden las subidas y bajadas constantes de un pueblo en cuesta que se convierte, por este mero hecho, en algo más encantador si cabe. Repleto de escaleras, hacer turismo por sus calles no es tarea fácil, pero el resultado es más que satisfactorio.
Qué visitar en Altea
En el casco antiguo podemos visitar la calle de San Miguel, repleta de tiendas y casas encaladas, hasta llegar a la zona neurálgica del centro, la Plaza de la Iglesia. En el punto más alto de Altea pueblo está ubicada la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con unas cúpulas muy destacadas de material de cerámica y colores azul y blancos que, conjuntado con las casas de este segundo color, asombran y recuerdan como Santorini.
Al lado de la Plaza de la Iglesia está el Mirador de los Cronistas, desde donde podemos ver la costa y en ella la Bahía de Altea, un lugar también destacado de este bonito pueblo. Entramos así en los emplazamientos de mar y en las alturas, pero con unas vistas de todo el pueblo y del mar tenemos el Peñón de Ifach, parada obligada dentro de Altea.
Las playas de Altea
Altea es un pueblo de tradición pesquera y es otro de los elementos que aumentan su encanto. El Portal Vell, junto al Portal Nou, en la Calle Mayor, se conservan desde el Siglo XVII en un recinto amurallado que asegura el sobresaliente en la visita al pueblo de la provincia de Alicante. No nos podemos marchar sin visitar y dar una vuelta por el Paseo Marítimo de Altea, lugar inmejorable para relajarse y por último, si hablamos de playas, resaltamos dos urbanas, la de La Olla y la de Roda. La playa Cap Blanc es la última de las urbanas y en cuanto a las más rústicas está Cap Negret, que tiene vistas a la montaña.
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