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La comisión que investiga la pederastia en la Iglesia portuguesa valida 290 casos: “Estamos en la punta del iceberg”


La comisión que investiga la pederastia en la Iglesia portuguesa ha validado en sus tres primeros meses de trabajo 290 casos cometidos desde los años cincuenta, aunque es “altamente probable que haya muchos más”, según ha informado este martes su presidente, el psiquiatra Pedro Strecht, en una rueda de prensa para presentar el balance del primer trimestre de trabajo. Los abusos van desde mensajes de temática sexual hasta tocamientos y violaciones a menores de entre dos y 17 años. “Estamos en la punta del iceberg”, ha subrayado Ana Nunes de Almeida, socióloga y miembro de la comisión.

Sin precisar la proporción, Strecht ha aclarado que entre los afectados hay más hombres que mujeres. De los testimonios recopilados, la comisión ha derivado a la Fiscalía 16 casos de abusos porque todavía no han prescrito. Algunos de los relatos recogidos proceden de personas que residen en otros países de Europa y América. Las agresiones detalladas han ocurrido en colegios e instituciones religiosas, pero también en aulas de la escuela pública donde el personal religioso imparte algunas disciplinas como Educación Moral o Religión Católica.

En la rueda de prensa, la socióloga Ana Nunes de Almeida ha explicado que los testimonios aluden a “todas las modalidades de abuso que contemplábamos en el cuestionario, desde la exhibición, manipulación, penetración o toma de imágenes”, además del envío de mensajes de contenido sexual o lenguaje obsceno. A las agresiones se le suma el encubrimiento, una práctica habitual que este equipo de trabajo ha encontrado en los relatos de los afectados: los responsables silenciaban el caso y trasladaban al agresor a otro destino. “Algunos obispos portugueses han participado en este encubrimiento”, ha afirmado Strecht, que no ha revelado el nombre de ningún prelado en concreto.

Aunque las Conferencias Episcopales de España y Portugal han dado pasos en los últimos meses para esclarecer los casos de pederastia en el ámbito de la Iglesia, el abordaje de ambas comisiones no es del todo similar. La portuguesa ha optado por un equipo con la presencia de más sociólogos y especialistas en abusos a menores que la española, más centrada en el ámbito jurídico. El método de los obispos lusos, al depositar la responsabilidad en manos de un grupo de profesionales y con el compromiso de no interferir de ninguna manera, ha posibilitado que el encargo haya sido bien valorado por la sociedad portuguesa, donde no se han escuchado voces críticas contra esta comisión.

La Conferencia Episcopal portuguesa pidió a Pedro Strecht, un psiquiatra especializado en infancia y adolescencia, que había atendido a los menores abusados en el gran escándalo de la Casa Pía hace años, que asumiese la investigación. Strecht exigió tener manos libres y formó un equipo con un reducido número de especialistas en distintos ámbitos: un jurista (el exministro de Justicia Álvaro Laborinho Lúcio), un psiquiatra de adultos (Daniel Sampaio), una socióloga (Ana Nunes de Almeida), una terapeuta familiar (Filipa Tavares) y una cineasta (Catarina Vasconcelos). No había representación religiosa ni de asociaciones de víctimas. El plazo para recabar datos y presentar el informe fue de un año.

Solo una docena de obispos, dispuestos a colaborar

La Iglesia portuguesa ha mostrado su voluntad de abrir los archivos diocesanos a la investigación de la comisión, aunque no todos los obispados comparten la misma voluntad de transparencia. De hecho, la comisión ha contactado durante estos últimos meses con los 21 prelados lusos para solicitarles información de los casos que pudieran tener constancia. Solo una docena ha accedido a reunirse con el equipo y cinco ni siquiera han respondido. El trabajo de investigación de los archivos está en manos de un equipo científico, que coordina el profesor de la Universidad de Minho, Francisco Azevedo Mendes.

La labor de la comisión comenzó el pasado enero. Solo en los primeros cinco días la comisión recibió 102 denuncias a través de llamadas telefónicas y un correo electrónico que habilitó específicamente para ello. Los testimonios crecieron hasta 214 al finalizar enero. El ritmo parece haberse ralentizado en las últimas semanas, a pesar de que la comisión busca activamente casos y ha desplegado una campaña en los 300 municipios portugueses, así como en entidades y asociaciones, para tratar de llegar a las víctimas de lugares menos urbanos y poco conectadas a lo digital. “Habíamos notado que la mayoría de contactos que teníamos eran hechos online, lo que nos llevó a preguntarnos quiénes podían tener acceso online y a reflexionar sobre las personas que no lo utilizan”, señalaba a este diario Pedro Strecht.

Strecht también forma parte del equipo de trabajo que el despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo ha formado para hacer una auditoría sobre la pederastia en la Iglesia española. Trabajo que la Conferencia Episcopal Española encargó al bufete a finales de febrero. Su implicación en esta iniciativa, informó la semana pasada durante la presentación del grupo español, será de asesoramiento y consulta, aunque asistirá a plenarias mensuales para seguir la indagación. La investigación española ha recibido en sus seis primeras semanas de andadura una cuarentena de denuncias, la mitad que recibió el equipo de Strecht durante sus primeros cinco días de actividad. A diferencia del caso portugués y pese a subrayar constantemente su compromiso de imparcialidad, la mayoría de las asociaciones de víctimas españolas han rechazado participar en la comisión e incluso han pedido al presidente de los obispos españoles, Juan José Omella, que releve a Javier Cremades, consejero delegado del despacho, y cree una nueva comisión independiente.

Si conoce algún caso que no ha sido denunciado puede hacérnoslo llegar a través de la dirección de correo abusos@elpais.es


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