La expresión «no te bañes todavía, espera dos horas para hacer la digestión» es algo que mucha gente recuerda de cuando era niño y quería meterse corriendo en el agua a bañarse en el mar o la piscina tras haber comido. Algo que puede que ahora como madres o padres digamos a nuestros hijos, ya que se sigue teniendo la idea de que comer y meterse en el agua puede dar como resultado un corte de digestión. Sin embargo, la comunidad médica desmiente ahora el mito del corte de digestión. Entonces ¿qué es lo que sucede realmente?
Se desmonta el mito del corte de digestión
Aunque cada verano surjan noticias de personas que han sufrido un corte de digestión tras meterse en el agua nada más haber comido, lo cierto es que expertos en salud destacan que los cortes de digestión no son reales como tal y que no existe una base científica que respalde esta creencia.
Un artículo publicado en la revista «Educación Médica», titulado «Educación sanitaria ante las falsas creencias, mitos y errores en torno a los incidentes acuáticos», desafía esta idea arraigada. Tradicionalmente, se aconsejaba a los niños esperar aproximadamente dos horas después de comer antes de nadar para evitar un corte de digestión. Sin embargo, la comunidad científica señala que este consejo carece de fundamento y que no existen pruebas de que bañarse después de comer cause calambres abdominales ni ponga en riesgo la vida.
Debemos evitar el cambio brusco de temperatura
El proceso de digestión implica un aumento en el flujo sanguíneo hacia el tracto gastrointestinal, pero esto no afecta de manera significativa a otros órganos y músculos. En el artículo se señala además que tampoco existen pruebas de que la digestión provoque «calambres o que cause algún ahogamiento».
En cambio, la recomendación médica es evitar el choque térmico, especialmente entre la temperatura corporal y la del agua, que podría ser perjudicial. De este modo, la recomendación de los expertos es entrar gradualmente al agua para prevenir cualquier problema.
Otro mito de verano: las picaduras de medusas
El artículo en la mencionada revista también aborda otro mito veraniego común: las picaduras de medusas. Cada año, millones de personas en todo el mundo sufren picaduras de medusas. Aunque se han propuesto varios remedios caseros, como la aplicación de orina, bicarbonato o zumo de limón en la zona afectada, la comunidad médica insiste en que estos métodos carecen de base científica y podrían incluso empeorar la situación.
Lavar la zona afectada con agua marina en lugar de agua dulce es el enfoque recomendado para tratar las picaduras de medusas. Los expertos subrayan la importancia de abordar estos mitos arraigados con información basada en la evidencia, ya que pueden tener efectos perjudiciales y limitar la comprensión precisa de los incidentes acuáticos. En última instancia, desmontar estos mitos proporciona un enfoque más seguro y basado en la ciencia para disfrutar del agua y el verano sin preocupaciones infundadas.
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