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La contaminación, la verdadera enfermedad del siglo XXI

Dicen que es una de las enfermedades más destacadas del siglo XXI. Hay que remarcar que la contaminación provoca diversos daños, tanto físicos como psíquicos y que incide directamente en nuestra salud. Aunque hay muchos tipos de contaminación, cuando nos referimos a la atmosférica urbana, la OMS determina que hay efectos a corto y a largo plazo en la salud.

Concretamente, se pone de manifiesto que la contaminación atmosférica urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades cardiovasculares.

Enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cáncer

La OMS concluye que 7 millones de muertes cada año debidas a la contaminación atmosférica. Explican que desde hace menos tiempo hay un vínculo más estrecho entre la exposición a la atmosférica en general y la del aire de interiores y las enfermedades cardiovasculares, como los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías isquémicas, así como entre la contaminación atmosférica y el cáncer.

Según el Organismo, limpiar el aire que respiramos impide el desarrollo de enfermedades no transmisibles y además reduce los riesgos de enfermedad entre las mujeres y los grupos vulnerables, como los niños y los ancianos.

La OMS también explica que muchas personas en el mundo están expuestas a los dos tipos de contaminación: la atmosférica y la del aire de interiores.

La contaminación del aire

El Organismo estima que la contaminación ambiental del aire, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, fue causa de 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo por año; esta mortalidad se debe a la exposición a partículas pequeñas de 2,5 micrones o menos de diámetro (PM2.5), que causan enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y cáncer.

Cada vez hay más pruebas que demuestran los vínculos entre la del aire ambiente y el riesgo de enfermedad cardiovascular, incluidos estudios realizados en zonas muy contaminadas.

La OMS estima que en 2016, aproximadamente el 58% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación atmosférica se debieron a cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares, mientras que el 18% de las muertes se debieron a enfermedad pulmonar obstructiva crónica e infecciones respiratorias agudas, y el 6% de las muertes se debieron al cáncer de pulmón.

La mayoría de las fuentes de contaminación del aire exterior están más allá del control de las personas, y requieren medidas por parte de las ciudades, así como de las instancias normativas nacionales e internacionales.


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