La Conferencia por el Cambio Climático de Naciones Unidas finalizó la madrugada de este domingo con la aprobación de una resolución por la que se prevé la creación de un fondo destinado a financiar los daños climáticos que ya sufren los países más vulnerables a los efectos del calentamiento global.
El acuerdo, calificado como histórico, fue aprobado por cerca de 200 estados en la sesión de clausura de la COP27, donde también se refrendó el Plan de Implementación de Sharm el Sheij y fue recibido con un sonoro aplauso por parte de todos los representantes.
Según se reflejó en el texto, los países establecieron un consenso respecto a la “necesidad inmediata” de aportar recursos financieros “nuevos, adicionales, predecibles y adecuados” para ayudar a los países en desarrollo que se encuentran en una posición vulnerable respecto a los impactos “económicos y no económicos” del cambio climático.
En este sentido, se hace referencia a los desplazamientos forzados y los efectos en el patrimonio cultural, la movilidad y la vida, así como a los medios de subsistencia de las comunidades, por lo que subrayan la importancia de dar una respuesta “eficaz y adecuada” a las pérdidas y daños.
La propuesta, que aún cuenta con muchos detalles por perfilar, respalda la “solución mosaico” que pedía el bloque negociador de la Unión Europea, entre otros países, que abogaban por recurrir a nuevos instrumentos financieros para ayudar a costear los daños tras fenómenos extremos relacionados con la crisis climática, además de crear un fondo nuevo en el marco de la UNFCCC.
El texto, una declaración política sin efectos vinculantes, recoge las propuestas consensuadas por las partes para contener el calentamiento global por debajo del grado y medio de temperatura media en 2100 respecto a los niveles preindustriales a fin de evitar las peores consecuencias de la crisis climática, como recomienda la comunidad científica y refleja el Acuerdo de París.
Las propuestas incluidas en el apartado de mitigación -reducción de emisiones de gases invernadero- no aportan cambios sustanciales desde el Pacto de Glasgow, el acuerdo con que concluyó la pasada cumbre del clima COP26 celebrada en la ciudad escocesa, como criticaron organizaciones ecologistas y también la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en declaraciones a medios.
El Plan de Implementación de Sharm el Sheij insta a los países a reducir progresivamente la generación de energía a partir del carbón -en plantas que no cuenten con tecnologías de captura de carbono- y a abandonar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, petición que ya estaba plasmada en el texto de Glasgow.
También reconoce la puesta en marcha de la Red de Santiago, un programa de asistencia técnica para minimizar las pérdidas y los daños causados por los efectos adversos del cambio climático, un sistema paralelo al fondo que dirigiría las ayudas hacia las reparaciones climáticas en países más damnificados.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, señaló que el recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero sigue siendo una tarea pendiente, puesto que pese a se deban reducir “drásticamente ahora” la cumbre climática de Naciones Unidas celebrada en Sharm el Sheij no abordó este problema.
“Seamos claros. Nuestro planeta todavía está en la sala de emergencias. Necesitamos reducir drásticamente las emisiones ahora, y este es un problema que esta COP no abordó. Un fondo para pérdidas y daños es esencial, pero no es una respuesta si la crisis climática borra del mapa a un pequeño Estado insular o convierte a todo un país africano en un desierto”, advirtió en la sesión de clausura.
En este sentido, señaló que el 1,5º se trata de la “línea roja que no debemos cruzar” y que para mantener este objetivo es necesario invertir “masivamente” en energías renovables y acabar con “nuestra adicción a los combustibles fósiles”. “El mundo todavía necesita un gran salto en la ambición climática”, defendió.
(Con información de Europa Press y EFE)
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