Michelle O’Bonsawin, jueza de la Corte Suprema de Canadá.CORTESÍA
Por primera vez desde su fundación hace 147 años, la máxima sala de justicia de los canadienses cuenta con una persona de origen indígena en sus asientos. Michelle O’Bonsawin prestó juramento este jueves como jueza de la Corte Suprema de Canadá. El primer ministro, Justin Trudeau, anunció su nominación el pasado 19 de agosto. Tras una comparecencia ante un comité parlamentario y obtener el visto bueno de Mary Simon, gobernadora general de Canadá, la abogada de 48 años asumió el cargo. Cinco de los nueve jueces actualmente en funciones han sido nominados por Justin Trudeau.
O’Bonsawin nació en la localidad de Hammer (Ontario) y pertenece al pueblo abenaki; su familia proviene de la reserva Odanak (ubicada en la región central de Quebec). Se graduó como abogada en la Laurentian University y trabajó, entre otros sitios, en clínicas de ayuda jurídica, el Instituto canadiense para la Administración de Justicia y la Real Policía Montada de Canadá, enfocándose especialmente en asuntos relacionados con derechos humanos, disputas laborales y salud mental. En 2017, fue nombrada jueza de la Corte Superior de Ontario. Posee un doctorado en derecho por la Universidad de Ottawa y habla inglés, francés y abenaki.
El día de la nominación, Trudeau señaló que Michelle O’Bonsawin fue seleccionada “tras un proceso abierto y no partidista”, añadiendo que O’Bonsawin “aportará conocimientos y contribuciones inestimables” al más alto tribunal del país. David Lametti, ministro federal de Justicia, hizo referencia a un “momento histórico”, tanto para la Corte Suprema como para Canadá.
RoseAnne Archibald, jefa de la Asamblea de Primeras Naciones de Canadá, dijo que O’Bonsawin es una opción calificada, subrayando que se trata de un “nombramiento importante en un momento crítico”. El país está enfrentando uno los capítulos más tétricos de su pasado: las consecuencias de la red de internados para niños indígenas; centros que buscaron asimilar por la fuerza a unos 150.000 menores autóctonos entre 1883 y 1996. El hallazgo de más de 1.400 tumbas sin marcar –desde mayo de 2021- en terrenos de estas antiguas instituciones financiadas por Ottawa y gestionadas por grupos religiosos ha causado consternación dentro y fuera de Canadá.
En su comparecencia ante el comité parlamentario el 24 de agosto, Michelle O’Bonsawin manifestó “ser ante todo una jueza”, pero consciente de su identidad autóctona. “Es una identidad que afirmo y que me representa”, apuntó. Una de las preguntas formuladas por los legisladores en dicha cita estuvo relacionada con la sobrerrepresentación indígena en la red penitenciaria, especialmente de las mujeres. De acuerdo a cifras publicadas en mayo, la mitad de las reclusas en cárceles federales pertenecen a grupos autóctonos. Sin embargo, las mujeres de estas comunidades representan el 4,9 de la población femenina del país. O’Bonsawin respondió que un elemento de peso para atacar esta situación tiene que ver con una mayor formación entre los miembros del aparato judicial para comprender mejor las experiencias de las comunidades indígenas.
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