El barco humanitario Louise Michel, financiado por el artista de arte urbano británico Banksy, necesita “asistencia inmediata” después de haber rescatado en los últimos días a más de 200 inmigrantes en peligro en el Mediterráneo Central. El jueves salvó a 89 náufragos y la madrugada del sábado asistió a otras 130 personas que estaban atrapadas en una barcaza que se estaba hundiendo. La nave, que tiene capacidad para transportar un máximo de 120 personas, navega al sur de la isla italiana de Lampedusa con sobrepeso y requiere ayuda, según ha advertido a través de sus redes sociales.
Durante la tarde de este sábado, la Guardia Costera italiana envió desde Lampedusa una patrullera de apoyo para asistir a la Louise Michel, dada la gravedad de la situación. Los guardacostas trasladaron a su embarcación a 49 personas, las que consideraron más vulnerables, según apuntan los medios locales. Ante las reiteradas peticiones de auxilio desatendidas, el barco Sea-Watch 4, de la homónima ONG alemana y Médicos sin Fronteras, que también está en misión de salvamento en el Mediterráneo Central y llevaba a 201 supervivientes a bordo a la espera de puerto seguro, cambió su ruta hacia la embarcación financiada por Banksy. Al alcanzarla, cerca de las 21.00, hora en la España peninsular, tras cerca de cuatro horas de navegación, se ha hecho cargo de los migrantes que se encontraban en la embarcación. “Acabamos de transferir a todos nuestros invitados al Sea-Watch 4, que ahora lleva a 350 personas a bordo”, ha explicado la tripulación del Louise Michel en su cuenta de Twitter.
La tripulación de la Louise Michel ha denunciado la falta de respuesta a sus solicitudes de socorro por parte de las autoridades europeas, en particular de la Guardia Costera italiana y las Fuerzas Armadas maltesas. “El barco es incapaz de navegar con seguridad, tiene la cubierta abarrotada y uno de los botes salvavidas desplegado en uno de sus costados”, se lee en uno de sus tuits. “Unión Europea, ¡actúa ya!”, añaden.
La tripulación ha explicado que, en el último rescate, encontraron en la barca a un migrante muerto a bordo y el resto de personas, que llevaban en el mar varios días, sufren quemaduras por el combustible. En la noche del viernes recibieron un mensaje de auxilio del helicóptero humanitario Moonbird, que sobrevuela el Mediterráneo Central para dar apoyo a los rescates marítimos y que está gestionado por la ONG alemana Sea Watch y por la organización suiza Humanitarian Pilot Initiative (HPI). En el mensaje se señalaba la posición de una barca colmada de personas que no se movía y en la que estaba entrando agua. Los activistas aseguran que ni las autoridades maltesas ni las italianas atendieron la llamada de alarma y que el Louise Michel fue la única embarcación que acudió al rescate. Después de casi seis horas sin respuestas, comenzaron a subir a los náufragos a bordo. “Estamos cerca del estado de emergencia y nadie nos está ayudando”, denunciaron en Twitter.
El barco, que lleva el nombre de una anarquista y feminista francesa del siglo XIX, zarpó en secreto hace unos días desde el puerto de Burriana (Comunidad Valenciana), gracias a una donación de Banksy, quien también ha pintado el barco con la imagen de una niña con un chaleco salvavidas que sostiene un flotador con forma de corazón.
Esta nave se une a otros buques humanitarios que se encuentran en la zona en misión de salvamento. Después del parón de unos meses por la pandemia y a pesar del bloqueo burocrático de las autoridades italianas, las ONG han vuelto este mes a patrullar el Mediterráneo Central. El velero Astral de la ONG española Open Arms también realiza labores de búsqueda y rescate en la zona y, de hecho, este viernes se acercó al Louise Michel para entregar víveres en señal de solidaridad. El buque mercante Etienne espera frente a aguas maltesas desde hace 22 días el permiso correspondiente para desembarcar a las 27 personas rescatadas que lleva a bordo.
La reanudación de las operaciones de salvamento en el mar coincide con un repunte en las salidas desde las costas africanas, que no se han detenido en los últimos meses. En Italia, se ha registrado un marcado incremento del número de embarcaciones con migrantes que han llegado directamente a la costa de Lampedusa, sobre todo procedentes de Túnez, a causa, entre otras cosas, de la crisis económica que atraviesa el país africano. El viernes, llegaron a la isla cuatro pateras con 74 inmigrantes tunecinos a bordo. El centro de primera acogida, con capacidad para unas 200 personas, lleva días colapsado, con más de 1.000 huéspedes.
La ministra italiana de Interior, Luciana Lamorgerse, explicó en una entrevista publicada este sábado en el diario La Repubblica que aunque hay una tendencia creciente en los desembarcos en comparación con 2019, las cifras actuales no representan una emergencia. “Basta con hacer una comparación con 2011, el año de las primaveras árabes, en el que unos 30.000 tunecinos llegaron a Italia mientras ahora han llegado 8.000 desde principios de año”, explicó, y agregó que “las dificultades logísticas están ligadas a las medidas de prevención sanitaria establecidas para afrontar la covid-19”. Hasta este viernes han desembarcado en Italia 17.985 migrantes, de los cuales 7.067 lo hicieron en julio y 3.968 en lo que va de mes, según los datos del Ministerio de Interior.
Atendiendo a los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hasta el momento más de 7.000 migrantes que intentaban llegar a Europa han sido interceptados por la Guardia Costera libia y devueltos a ese país africano, que se ha convertido un estado fallido en el que se han documentado todo tipo de abusos y torturas a migrantes. Además, en lo que va de año han muerto al menos 500 migrantes en la peligrosa ruta del Mediterráneo, según el recuento de Naciones Unidas, aunque se estima que la cifra real sea considerablemente más elevada.
Hace 10 días, 45 migrantes fallecieron ahogados en aguas del Mediterráneo Central mientras trataban de llegar a Europa desde las playas de Libia en el mayor naufragio ocurrido en las costas de este país en lo que va de año. La OIM y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) han pedido a los Estados europeos que actúen. “Existe una necesidad urgente de fortalecer la capacidad actual de búsqueda y rescate para responder a las llamadas de socorro”, han señalado. Y han denunciado que sigue habiendo una ausencia constante de un “un programa específico de búsqueda y salvamento dirigido por la UE”. Además, han alertado que de no adoptar medidas inmediatas, existe un alto riesgo de otro desastre similar.
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